Sus brazos se relajaron cuando mis intentos de escapar se terminaron. Las fuerzas se me habían ido por completo, apenas podía mantener la cabeza levantada, y la lluvia habiendo empapado mi ropa hizo que todo mi cuerpo se sintiese como plomo. La tormenta esclareció el cielo, y temblé debajo suyo.

-Jae...- susurró en mi oído, poniéndose de pie y obligándome a seguirle.

Pero no volteé. ¡Me sentía un niño estúpido huyendo por algo más estúpido! Lo sabía... sabía que era patético e infantil. Sabía que había problemas más grandes que descubrir algo que ya sabía. Y aunque una vez le dije a Jeno que él, lo que era y lo que es no me daba miedo... Ahora yo estaba atemorizado de mí mismo, de la parte que me era desconocida.

Esa parte que significaba muerte.

Una parte que Yukhei odiaría, que incluso mi familia aborrecería.

¿Estaba preparado para aceptarlo?

No quiero que me odien...

Sollocé con los dientes apretados, sacudiéndome contra el pecho de Jeno, y cuando me obligó a voltear, solo pude ver sus ojos rojos inyectados en pena.

-¡Y-yo siempre lo supe...!- grité esperando ser escuchado por sobre la lluvia y el viento quebradizo- Oh Dios... p-pero ahora ¡Él lo dijo!... Soy u-un... soy... ¡Joder, qué soy!

Cerré los ojos con fuerza y busqué la forma de no caer una vez más. Me sentía tan débil, tan patéticamente inútil y dramático. Oh... odiaba ser de esta forma, no me gustaba esta versión de mí mismo... ¿Existía alguna buena versión de mí?

-Jaemin, respira... tienes que respirar.

Congeladas manos oprimieron mi rostro. La suavidad de su ronca voz amedrentó los sonidos de la tormenta. Jeno me nubló los sentidos con solo apoyar su frente en la mía y susurrar sobre mi boca temblorosa "Respira, vamos, así... bien". Y me abracé a las manos que sujetaban mi rostro, lloré mientras sus labios se posaron en mi frente y luego descendieron hasta mi boca.

No fue un beso. No se trató de eso.

Fue un delicado roce entre nuestros labios que terminó tan pronto como comenzó, y que supuse era su forma de decir "Estoy aquí". Y aunque sabía lo que significó, no tuve el valor de alejarme cuando volví a respirar, solo me convertí en un pequeño niño asustado entre los brazos de una persona que logró alejar el pánico.

-M-me estoy ahogando- murmuré escondiendo el rostro en su cuello, sintiendo el aroma de su piel, abrazándole con mis brazos enredándose alrededor de su cintura, y agradecí la manera en que sus dedos se enredaron en mi cabello.

-Lo sé.

Era tan egoísta que ya no lo podía ocultar. Jeno no me abrazaría de esta forma al enterarse de la verdad, él no me vería de la misma manera. A pesar de todo, incluso si le contase porqué decidí hacernos esto... él no me miraría nunca más de esta manera. Ni seguiría tocándome delicadamente, mucho menos seguiría paseando sus labios finos por la punta de mi nariz... y por mis mejillas. No como ahora, causándome leves espasmos de placer al deslizar la boca por mi mandíbula y apoyar la nariz en mi mejilla, susurrándome que todo estaría bien.

-Ven, hay que volver antes de que te resfríes- sus manos tocaron mis hombros, un peso ligero más frío que la tela empapada.

No pude soltarle, ni siquiera cuando frotó mis brazos y la piel se me erizó. Dios... yo podría morir congelado y no me importaría, moriría con el corazón cálido junto a él.

-No puedo.

Y a través de la lluvia transparente, convertida en una cortina entre nuestros cuerpos, le vi a los ojos. Pareció querer luchar por ello, hasta que respiró contra mi rostro y rodeó mis hombros arrastrándome para caminar sobre el barro salpicando nuestras pantorrillas.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Où les histoires vivent. Découvrez maintenant