DÍA 10: Tocada y hundida

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– Sí que hace calor, sí.

Seguimos entrenando y yo me concentro para no dejar que la extensa superficie de piel al descubierto de Natalia distraiga a mi pequeño cuerpo hormonado, consiguiéndolo a duras penas.

– ¿Quieres ducharte tú primero? – pregunta al acabar.

– No, ve tú, que voy a comer algo antes.

– ¿Seguro? Estás un poco roja, si tienes calor no me importa esperar – insiste señalando mis mejillas. ¿Por qué será?

– Sí, tranquila, estoy bien – ella se encoge de hombros mientras se gira dispuesta a marcharse. – Oye Nat.

Se me escapa otra vez el diminutivo, pero ella se gira con una sonrisa al escucharlo para ver qué quiero, así que supongo que no le molesta.

– ¿Puedo coger tu guitarra? Quiero probar lo que me enseñaste el otro día.

– Claro, a no ser que la tenga yo puedes cogerla cuando quieras.

Voy contenta a por ella y a por el cuaderno donde apunté las cosas que me enseñó Natalia para aprovechar el tiempo hasta que se duche. Mientras tanto, oigo mi móvil sonar y me acerco a ver quién es.

*Marina*

como sigas sin contestar a mamá te manda a la poli a casa

no digas que no te avisé

*yo*

ay mini que se me olvidó contestar ayer sus mensajes

no tuve un día muy bueno y no quería saber nada de nadie

*Marina*

es una histérica ya lo sabes

estás bien?

*yo*

sí, sí

luego le digo de hacer videollamada y hablamos un poco

así se queda tranquila

*Marina*

genial

*yo*

bueno y también te iba a decir que si podía llamarte para hablar de una cosa

para hablar sin mamá me refiero

*Marina*

claro, sabes que cuando quieras

pasa algo?

de verdad estás bien?

*yo*

no te preocupes en serio, que estoy bien

es para comentarte una cosa de Natalia

y ya sabes que mamá se pone muy pesada si se entera de algo

*Marina*

QUÉ ME ESTÁS DICIENDO

ha habido avances??

*yo*

pero avances de qué? jajajaja

si ya te dije que no iba por ahí la cosa

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora