Capítulo VI - Vacío

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―¡Vaya, esto no me lo esperaba! ―exclamó y leyó el comentario de Lee Know.

«¿De qué rayos hablaban?» Observó una vez más la imagen y soltó una carcajada.

―Si entre cierro un poco los ojos si se parecen bastante ―rió para sí mismo entre cerrando los ojos―. ¿Desde cuándo se llevan tan bien estos dos? No recuerdo que en las reuniones pasadas se hablaran, espera... ¿Acaso fue el día del ensayo cuando me trató de idiota?

Ahora que observaba bien la imagen, ambos chicos llevaban el vestuario que usaron ese día. El descubrimiento lo llevó a maquinar nuevas ideas que podría usar a su favor, entre más pensaba una sonrisa maliciosa aparecía en su rostro.

En ese momento sonó el timbre de la puerta, perezosamente se levantó y caminó lentamente a la entrada de su hogar, al parecer la persona fuera de su casa tenía una urgencia pues tocaba el timbre con mucha insistencia.

―¡Ya basta, ya casi llego! ―gritó en dirección a la puerta.

Cuando por fin abrió la puerta alguien lo empujó y pasó a su lado corriendo en dirección al baño, reconoció ese manchón como Jisung.

―Necesita ir al baño desde que estábamos en el supermercado ―dijo una voz a su espalda.

Christopher se volteó y sonrió, Changbin aún no entraba y le mostraba algunas bolsas con comida.

―Pasa mate ―el australiano ayudó a su amigo con las bolsas mientras entraban a la casa y cerraban la puerta.

―Planeaba venir solo pero me encontré con él y no pude quitármelo de encima, ya sabes cómo es, especialmente cuando le dije que compraría comida para cocinar aquí, también sabes que ama tu comida.

Christopher guió al pelinegro a la cocina, ahí comenzó a sacar y a guardar la comida mientras sonreía, ese par era muy diferente, los tres lo eran en realidad, los tres debutaron el mismo día en la misma obra y durante esos doce años habían creado una amistad firme, aunque Christopher sabía que se llevaba un poco mejor con Changbin pues aparte de ser su amigo y confidente también era su cuñado.

―No te preocupes, hoy no planeaba cocinar pero ya que se han tomado la molestia...

―¡Ufff! Pensé que no iba a llegar a tiempo ―exclamó Jisung entrando en la cocina sonriendo de oreja a oreja―. Mi vejiga no aguantaba más, parecía una regadera que...

―No quiero saber a que parecías ―dijo cortante el australiano mientras Changbin arrugaba la nariz.

―Tan dulce como siempre ―bromeó Jisung―. ¿Qué vamos a comer hoy?

―¿Por qué eres tan relajado y sinvergüenza? ―reprochó Changbin observando cómo el chico de grandes mejillas tomaba una manzana y comenzaba a mordisquearla.

Ambos hombres levantaron una ceja antes de responder al unísono―. Descarado.

―Así me aman, así que quiero que esta cocina esté oliendo a comida deliciosa pronto, no desayuné y me estoy muriendo de hambre ―se quejó.

―Vete a sentar por ahí niño y no estorbes ―gruñó Changbin.

Jisung le sacó la lengua y se sentó en un banco apoyando los codos sobre el desayunador, sacó su celular y se puso a leer mientras sus amigos se preparaban para cocinar.

―¿Cómo te sientes Channie? ―preguntó Changbin sacando unos vegetales para pelarlos y cortarlos.

―Bien ―el australiano comenzó a sazonar la carne que habían traído sus amigos.

―¿Solo bien? Espera, no te estoy preguntando qué si te sientes bien sino cómo te sientes respecto al drama.

―Oh, eso ―sonrió de lado―, es entretenido.

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