Nieve.

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Severus Snape, maestro de pociones de la escuela de Hogwarts, miraba su brazo, lo miraba tal cual lo hacía casi todos los días, siempre era de un tono gris pálido, pero desde hace unos días estaba de color cada vez más obscuro y hace poco, comenzó a doler al llamado de su señor, miraba al suelo, miraba la lluvia, miraba la chimenea y miraba su capa, la cual comenzó a colocarse lentamente, ya había hecho esperar demasiado a Voldemort.

Estaba cansado de todo esto, de la guerra y de su vida, quería que todo esto terminara, quería que terminara y si llegaba a vivir, quería ser libre, quería conocer la libertad y si la vida lo permitía, quería conocer la felicidad, aunque ese, realmente solo un lejano sueño el cual cada vez lo miraba más lejos.

Lamentablemente, esa felicidad miraba cada vez más lejana, la guerra estaba comenzando una vez más y eso quiere decir que faltaba mucho más para que esta terminase y realmente, cuando colocaba su mente de forma fría, sabía que todo eso sería muy complejo y más para él, pues siendo doble espía, sabía que su oportunidad de sobrevivir era demasiado escaza, realmente casi nula.

Comenzó a caminar por los pasillos del castillo, camino por la puerta de entrada principal, camino por el patio de la escuela, por un camino para ir a los portones principales del castillo, miraba a su alrededor, comenzó a sentir la ligera llovizna en su piel, apegándose a su ropa.

Pasaron unas horas, miro el patio del colegio una vez más, había regresado de la reunión de Lord Voldemort y comenzó a sentir el dolor en su cuerpo, camino al lago negro, miro alrededor, miro que esa llovizna de hace unas horas, ya era nieve acumulada y sonríe levemente, mira alrededor y con el dolor de su cuerpo, se acerca más a él.

Su mente era un caos, debatiéndose entre el dolor y los problemas, sus deseos y lo que esperan de él, el dolor de su cuerpo, no le ayudaba a acercarse con la agilidad que le gustaría, realmente, la tortura, el cruciatus de Voldemort, en parte lo esperaba, sabía que era su castigo por llegar tarde a la reunión.

Lentamente, se acostó en la nieve y sonríe, le gustaba sentir ese frio en su piel, sus huesos, sentir el entumecimiento de las heridas, así que lentamente se acomodó en la nieve, mirando el paisaje, y mira el cielo, para ver como lentamente comienzan a caer algunos copos de nieve, los cuales lentamente comenzaron a aumentar, transformándose en una fuerte nevada.

Severus no se movió del lugar hasta luego de unos minutos, en donde decidió que debía regresar a sus habitaciones cumpliendo con lo dicho y una ducha caliente, se durmió.

Otro día, otra vez mirando la marca, otra vez dolores viniendo de ella, su señor le llamaba una vez más y nuevamente no quería ir, pero debía hacerlo, se arregló una vez más y comienza a caminar con calma, mira a su alrededor, nieve blanca por todos lados y sonríe, amaba la nieve...

Miró al castillo, su cuerpo dolía, su alma sufría, sentía la sangre caer por su espalda, era su segunda falta había llegado por segunda ocasión tarde y molesto, Voldemort le torturó, rompiendo la piel en su espalda, dejando que la sangre brote de ella.

Ignorando todo y casi como si tuviera una hipnosis, comenzó a caminar al lado negro con calma, sentía la nieve en su piel, le gustaba esa sensación. Se dejó caer en la nieve, gimió de dolor por el movimiento y el repentino cambio de temperatura que experimento su cuerpo, pero aun así, ignoraba todo.

Lentamente se acostó en la nieve, el color negro de sus ropas contrastaba con el blanco de la nieve, pero alrededor de él, un nuevo color se estaba formando, y era el color rojo, un hermoso color rojo carmesí que salía de sus heridas y estaba tiñendo lentamente la nieve.

Severus comenzó a cerrar los ojos, sentía tanta paz, tanta tranquilidad, se sentía feliz, se sentía vivo. Estaba tan tranquilo que se dedicó a bajar sus defensas, ya no estaba preocupado de que si alguien se acercaba, realmente en ese momento no le importaba, pero de la nada comenzó a sentir que alguien usaba algo de magia en él, una magia amigable, una que no era una amenaza, si no que le estaba sanando, por que lentamente abrió los ojos para ver al responsable.

- ¿Qué cree que hace Potter? – pregunta el maestro mirando de reojo a su alumno.

- Solo estoy sanándole profesor – le sonríe de forma amable mientras sigue recitando un hechizo – ya termine – dice de forma orgullosa.

En ese momento, Severus mira a Harry para volver a ver una vez más al cielo, en donde una vez vuelve a cerrar los ojos sintiendo nuevamente nieve y luego mira una vez más a Potter.

- ¿no cree que todo esto es hermoso?

- ¿ah? – le mira extrañado – ¿Por qué dice eso profesor? – le pregunta mientras se sienta al lado de él,

- Es muy simple – sonriendo suavemente – el frio, en especial la nieve me ayuda a olvidar todo lo que hay a mi alrededor por algunos instantes, y al momento de cerrar los ojos, me olvido de todo y al fin logro encontrar algo de paz en mí y en mi vida – dice de forma relajada – además, esto me ayuda a recordar lo que es la vida, me recuerda que vivo y me hace comprobar una vez más, a mí mismo que realmente estoy en este lugar, que realmente existo.

- Comprendo, aunque para mi es todo lo contrario – le sonríe mirando al lago negro – yo no quiero sentirme vivo, no quiero vivir sabiendo que debo matar a alguien, aunque sea un mago obscuro como Voldemort, pensar que debo pelear con un lord obscuro el cual desde que soy un bebe quiere matarme y así lograr conquistar todo el mundo, solo quiero desaparecer y así poder ser un chico normal, como todos los demás.

- Comprendo, pero aun así, el hecho de no estar en la nieve me recuerda esto – levanta su brazo dejando ver la marca tenebrosa – recuerdo que tengo esta asquerosa marca, el calor me recuerda el dolor, pues al momento en que nos llama sentimos calor y odio sentirlo, la calidez debería ser buena, pero para mí, solo me recuerda a Voldemort y sus torturas.

En ese momento Harry mira a su profesor, pensando en silencio en todo lo dicho por el hombre y en cierta forma, luego de unos minutos comienza a comprender todo y le sonríe para acostarse a su lado en donde lentamente acerca su mano a la del mayor y la toma, sintiendo el contraste de la mano fría del mayor con su mano cálida.

Severus al sentir el tacto del menor, le mira de manera relajada, realmente era extraño, estaba en la nieve, de forma relajada, y no con cualquier persona, sino con el hijo de su mayor enemigo, realmente era surrealista, estado de la mano con alguien, sintiendo frio en su rostro y calidez en su mano, sintiendo y viendo los copos de nieve caer lentamente sobre ellos.

Era extraño, odiaba lo cálido, las cosas tibias o calientes, pero extrañamente, esa mano que estaba junto a la suya, se sentía muy bien.

Ambas personas se quedaron en esa misma posición en silencio, cada uno con sus propios pensamientos confusos, pero al mismo tiempo sintiendo una calma que hace mucho tiempo no pasaban y mucho menos al lado del otro.

Pasaron unos minutos, casi una hora acostados en la nieve cuando ambos hombres se levantaron y con una leve sonrisa, ambos dan una clara señal de que esa no sería la única vez que ellos se verían.

Efectivamente, no fue una o dos veces que ellos se juntaban, si no que en diversas ocasiones, muchas personas miraban esa pareja en el lago negro, acostados, tomados de la mano, en un agradable silencio, cada uno con sus pensamientos y en donde a pesar del frio de la nieve, sentían una gran calidez en su cuerpo.

De esa forma paso todo el invierno, ahora, estaban ambos parados uno frente al otro, ambos frente al lago, mientras estaba el cielo nublado de fondo junto con una de las últimas nevadas de la temporada cayendo sobre ellos, ambos tomando de la mano y con una suave sonrisa en sus labios.

De esa forma, ambos aun mirándose, lentamente se acercaron, estaban seguros de esto, ambos sentían que era lo correcto y en ese momento, ambos labios lentamente se rozaron mientras sus cuerpos se acercan más, dando un comienzo a una hermosa relación,

NieveWhere stories live. Discover now