Locked Out Of Heaven| Foxxay

3: Lana Banana

(Contiene spoilers de Asylum)

Abrí los ojos de golpe, mi cabeza ardía  y un fuerte olor se filtro por mi nariz. ¿Donde estaba ahora? Mi espalda dolía por el colchón de mala calidad en el cual estaba estirada y mis ojos apenas podían ver entre tanta oscuridad.

Alguien abrió lo que parecía ser una puerta de metal, no me había dado cuenta de que estaba encerrada en esa habitación, en completa soledad.

— ¿Ya has aprendido la lección, Lana Banana? —una mujer idéntica a Fiona, pero con hábito religioso, preguntó con sarcasmo.

¿Otra vez? Esto debe de ser una maldita broma.

Me di cuenta de que en todos los infiernos debía encontrarse mi madre, pero no me importaba ella, al menos ya no.

— Si. —No dije nada más, no quería arriesgarme a decir algo fuera de lugar.

— Pronto dejaras de estar enferma, si no lo tendré que hacer yo a base de golpes ¿Quiere eso señorita Winters?—me miro desafiante. Al parecer si existe una versión de Fiona peor que está misma, en estos momentos echaba de menos a Constance.

— No, no, por supuesto que no.

Lana Winters, es bonito.

Supuse que lo de Lana Banana era un apodo para burlarse. Tendría que descubrir más adelante que enfermedad tenía.

— Largo de aquí, puede volver a la sala principal. —sin pensarlo dos veces salí por la puerta, evitando mostrarme débil.

Camine por los pasillos analizando todo meticulosamente, realmente no tenía ni idea adónde me dirigía. Por las paredes llenas de crucifijos y las monjas que me había cruzado me di cuenta de que me encontraba en un psiciatrico religioso. Realmente no sabía ni en qué año estaba.

— ¿A dónde va señorita Winters? —su suave voz me llenó de alegría.

— Misty. —susurre para mí misma mientras me giraba hacia la mujer que me hablaba. Mis ojos se abrieron de golpe al ver a la moja, esa moja era Misty Day.

Primero madre ahora monja, no dejas de sorprenderme.

— ¿Lana, está usted bien? Parece mareada, ¿La llevo a enfermería? —Misty se acercó rápidamente hacia mi. Mi corazón se encogió al pensar que todavía habían posibilidades, pero luego recordé la traición de Nora y las lágrimas se acumularon en mis ojos.

— Si, estoy bien. —seque mis lágrimas mirando la mano de la monja en mi hombro.— No se preocupe hermana...—mi voz se pauso al recordar que ni siquiera sabía su nombre.

— Mary Eunice. —su rostro se iluminó con cierta decepción. Solo esperaba no haber herido sus sentimientos al no recordar su nombre.

— Si, cierto. Perdón últimamente no sé dónde tengo la cabeza. —trate de arreglar mi error, viendo cómo la paz volvía ha sus suaves ojos.

— ¿Segura que no quiere ir a enfermería? —me miró preocupada.

— Estoy bien, enserio. —una suave sonrisa se deslizó entre mis labios, ella no parecía hecha para este lugar, Mary Eunice parecía pura e inocente.

— Entonces me temo que debe volver a su habitación. Hoy cerramos la sala principal antes, por asuntos importantes. —su voz pareció temblar brevemente. Pude notar el temor en sus ojos pero no me atreví a preguntar.

— ¿Puede acompañarme hermana? Me da miedo andar sola por estos oscuros pasillos. —encontre una excusa para que no se notará que no tenía ni la menor idea de dónde estaba situada mi habitación.

— Por supuesto señorita Winters. —Mary empezó a caminar y la seguí.

— Puedes llamarme Lana. —nuestras miradas chocaron a pesar de la oscuridad en el lugar.— Mientras no me llames Lana Banana. —la hermana rió, trate de contener mis lágrimas al recordar la energética risa de Misty.

— La hermana Jude puede ser un poco molesta a veces. —la rubia más joven confesó sin darse cuenta.
— Disculpa, no quise decir eso, no iba enserio. —rectifico asustada. Mi corazón se encogió al no poder protegerla de esa versión de Fiona que parecía causarle tanto terror.

Seguimos caminando hasta llegar a una puerta de metal específica, supuse que ya habíamos llegado a mi destino.

— Bueno, adelante Lana. Que pases una buena noche. —me sonrió mirando como entraba.

—Igualmente hermana.

Apoye mi espalda contra la puerta cerrada y suspiré. Esta vez podía conseguirlo, sería capaz hasta de enamorar a una monja solo por Misty. Poco sabía yo que la hermana que había conocido esa noche no sería la misma que vería por la mañana. Ella cambio y jamás se volvió a saber de su pura alma.

————

Abrí los ojos lentamente, extrañaba dormir en mi gran cama y extrañaba el olor a jazmín que las velas de mi habitación emitían. Derrepente vi un mechón oscuro en mi cara, al principio me asusté.

¿De quién es eso?

Más tarde me di cuenta de que era mío. Lana Winters era castaña. Había notado el pelo más corto de lo habitual, incluso más corto que el de Billie. No me había dado cuenta del cambio de color, estaba demasiado distraída, tenía que empezar a poner de mi parte.

Las puertas se abrieron, dándome a saber que podía salir de mi habitación. Así que decidí explorar el lugar y tal vez con un poco de suerte cruzarme con Mary Eunice.

Caminaba por los largos pasillos hasta escuchar una voz familiar, de inmediato la identifique. Mi rostro se paralizó cuando vi que se encontraba dentro de la enfermería. Tan solo deseaba que ningun paciente le hubiera atacado, no llevaba ni 24 horas aquí y ya sabía lo peligrosos que eran algunos. Más que nada por los fuertes chillidos que emitían desde sus "celdas".

— Es que me distrae verla así. —vi a través del cristal de la puerta a un hombre calvo hablarle a Mary. Ella rápidamente se tapó con la manta, pude sentir lo incómoda que se sentía.

La sangre me hirvió. Derrepente mi corazón se paró al escuchar que dicho hombre abría la puerta para salir, rápidamente me escondí detrás de una columna y me volví a acercar a la habitación cuando vi que todo estaba despejado.

La imagen de una dulce y tierna Misty se nublo al ver la manta que la cubría salir disparada hacia el suelo y el crucifijo colgado de la pared cayéndose ferozmente. Me frote los ojos pensando que todo había sido cosa de mi imaginación, pero no.