Capítulo 9.

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Luego de unos minutos llega la docente pidiendo la tarea -Por eso los chicos estaban tan ocupados y que yo no entregué por obvias razones- También anuncia que este es su último día impartiendo la clase de matemáticas. Según entiendo, ella solo estaba cubriendo al profesor que estaba enfermo. A pesar de todo es agradable, y fue la primera a quien conocí. 

Justo ahora el timbre resuena anunciando nuestro primer receso, acomodo las cosas que utilicé en la mochila, a su vez aprovecho para obtener una deliciosa manzana verde. Me incorporo caminando tranquilo a la salida, acomodo las gafas mientras le doy mordiscos a la fruta. Es inusual no ver al pequeño huracán llamado Anneli, espero que ya se lleve un poco mejor con sus nuevos compañeros. Ella es de esas personas que no se dejan endulzar por cualquiera, es mas fácil que sea al contrario. Una cosa es cierto, cuando ella toma confianza en alguien lo hace ciegamente, hay personas que con verlas una vez ella sabe si son buenas o no. A pesar de su edad no hace cosas tan malas, solo tiene el don de molestar a su pobre herman...

Suelto un quejido lastimero al caer de trasero en el primer peldaño de las gradas, tan encimado estaba en mis divagaciones, que no presté atención cuando llegué a su borde, lo único que logro ver, es como mi deliciosa manzana rueda dos escalones hasta caer al piso por una abertura de las mismas gradas. Al menos no he rodado yo, estoy sin ningún rasguño, estaba por ponerme en pie cuando veo una silueta al frente, levanto la mirada encontrando unos ojos verdes muy conocidos, siento el rubor crecer en mis mejillas por la escena tan embarazosa.

—Deberías fijarte más por donde caminas — Expresa con una sonrisa ladina, extiende su mano incitando a que la tome, nervioso lo hago.

—G-gracias, K-Kalu — Logro decir entre tartamudeos causados por los nervios. Estamos demasiado cerca, incluso puedo sentir su respiración chocar contra mi mentón, el aroma de su perfume es agradable al olfato, estoy seguro de reconocerlo en cualquier lugar.

El constante repiqueteo de mí corazón no ayuda para calmar la agitación que siento.

Su mirada es una que no logro descifrar, sus ojos fulgentes parecen detallar cada parte de mi rostro, al momento retrocede mientras niega repetidas veces.

Le veo bajar de prisa, eso es raro, sigo sus pasos encontrándolo parado en el inicio de las gradas, sin mirar atrás habla.

—¿Quieres ir por un helado? — Detengo mi andar sorprendido. Pero no es una pregunta a las cuál piense mucho su respuesta.

—C-claro — De seguro estoy muy rojito, le miro girarse con una sonrisa esquinera, su mirada verdosa escudriña mí rostro, avergonzado agacho la mirada a las gradas de cemento.

—Genial, ¿Qué dices si nos vamos al salir de clases? — Introduce las manos en los bolsillos de su jeans, parece inquieto pero seguro, sus ojos verdes son lindos, dan ese vistazo entre naranja/amarillo.

Suelto un sonoro suspiro dándole una pequeña sonrisa.

—De acuerdo — Murmuro bajando los últimos peldaños, me pongo frente a él, con todo el valor que poseo levanto la mirada chocando con la suya —Gracias por tú ayuda, te lo agradezco mucho — Finalizo con una diminuta sonrisa sincera, esperando entienda el mensaje, no solo le daba las gracias por brindar su ayuda ha mamá, sino también por socorrer al copito llamado Anneli. Él  devuelve el gesto, a mi ver tiene una sonrisa hermosa.

Luego de ese pequeño momento, nos dirigimos a la cafetería, un dato curioso es como le llaman por aquí “Cafetín” es raro, sin embargo cada lugar tiene sus propias jergas particulares. Al buscar una mesa nos encontramos con Anneli, quién está muy entretenida charlando con el pelinegro, llegamos hasta ellos, por mi parte tomo asiento junto a ella, mientras Kalu lo hace junto a Sean.

Tierra de brujasWhere stories live. Discover now