DÍA 9: Mi puerta está abierta

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– No sé Natinat, yo lo veo claro, si te mola pues a por ella.

– ¿Pero no crees que igual fue el ambiente? En plan, que es como cuando estás en una discoteca y alguien te llama la atención y tú dices, pues palante, porque el ambiente invita a ello, pero si ves a la misma persona en cualquier otra situación ni de coña te acercas.

– A ver tía, el sitio da igual, que parece que solo se puede ligar en una discoteca.

– Es que encima esto de estar encerradas lo complica todo. Me hace pensar que está mal el simple hecho de plantearme siquiera intentar que pase algo. Imagínate qué movida.

– Natalia respóndeme a una pregunta, y di solo sí o no: si hubieras estado en una discoteca y la hubieras visto ¿te hubiera gustado lo suficiente como para acercarte a ella?

– Sí, supongo que sí, pero...

– ¡Nada de peros! He dicho solo sí o no. Y si te hubiera hecho caso al acercarte a ella, ¿hubieras bailado con ella?

– Sí.

– ¿Y te hubieras dejado llevar más de lo que lo hiciste ayer?

– Probablemente sí.

– Pues ya está.

– ¿El qué está?

– Que lo que importa es la persona Natalia, no el cómo ni el dónde.

– Eso no es verdad Ici, siempre importa el cómo y el dónde. Por eso a veces no funciona a pesar de que sí sea la persona.

– Vale, admito que eso puede ser cierto, pero es que te estás adelantando. Que no te estoy diciendo que le declares tu amor eterno y viváis felices para siempre, te estoy diciendo que estás encerrada en una casa con alguien que te pone. No sé, yo la solución la veo fácil.

– Que me parezca atractiva y que me la quiera tirar son dos cosas diferentes, no te líes – respondo seria porque no quiero que se piense más de lo que es.

– A mí no me regañes que esta conversación la has empezado tú, y eso es porque le estás dando más vueltas al asunto de lo que estás dejando ver.

– Odio que me conozcas tan bien, ¿te lo he dicho alguna vez?

– Siempre que sabes que tengo razón. Ahora en serio, no pasa nada. ¿Tú tienes claro que si pudieras, dejarías que pasara algo?

– Mira yo no tengo claro nada, por eso te iba a llamar. No sé si me parece atractiva o no, si me pone o no, o qué. Creo que esto es culpa de estar encerrada y además llevar tanto tiempo sin tener nada con nadie. Se me están acumulando las hormonas, así que a ver si consigo no explotar de aquí a que se acabe la cuarentena.

– Pues amiga espero que encuentres la manera de bajarte los calores porque han dicho esta mañana que la amplían quince días más.

– ¿Qué? Buah si estaba claro que iba a pasar, viendo cómo van las cosas... pero no sabía que lo habían anunciado ya.

– Va a dar miedo tu factura del agua, con la de duchas frías que te vas a dar – dice riéndose de mí.

– Joder... es que esto tiene pinta de ser lo típico que con el tiempo va a peor ¿no? – admito con cara de pena, lo que hace que ella se ría más fuerte.

– Amiga vas a entrar en combustión.

– Ici no es gracioso – protesto, pero inevitablemente me uno a sus risas porque en el fondo sé que tiene algo de razón.

Hablamos de algunas cosas más cuando consigo que cambiemos de tema y no tardamos mucho más en colgar. La verdad es que no me ha servido demasiado hablar con ella, me ha dejado con más dudas en la cabeza en vez de con menos.

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