Capítulo 22 Me alegra que seas felíz

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Capítulo 22

— «Pero que chico tan insistente... Dios... tendré que pedirle a Albert que hable con él cuando regrese de su viaje» — se decía la rubia mientras se dirigía al consultorio de Patricia.
Al entrar, se encontró con una taza de café en el escritorio.
Candy se acercó y observo que aún estaba caliente.
— ¡Pero qué extraño!... Nunca deja una gota de café en la taza.
¿Dónde habrá ido? — Se preguntó mientras sintió el aroma de bizcochos que estaban en la gaveta del escritorio.
Por un segundo quiso olerlos pero al mismo instante su estómago lo rechazó y se dirigió al baño a vomitar.

— ¡Huh!.. Dios mío.
¿Ya tan pronto me darás malestares mi corazón? — Dijo mientras sobaba su pancita. Cuando de pronto se escuchó el sonido del agua correr por el inodoro en uno de los baños. Candy se asustó.
"_ ¿quién esta ahí y me escuchó hablarle a mi bebé?"— Se preguntó así misma.
Al salir la joven del baño, Candy se alivió al ver la figura familiar, era Franny.

— ¡Vaya!.. Quien iba a pensar que te estarías comiendo la torta antes del recreo... jajajaja... y hasta con postre. _ La joven hizo una mueca con los labios señalando la panza de la rubia.

— ¡shhh!.. Por favor calla.
Si la bruja de Helen se entera, tendrá el arma perfecta para despedirme. — Candy se sintió aliviada al confesar su embarazo, estaba feliz que deseaba gritarlo. Pero en la única que podia  confiar en ese momento, era Franny. Sabía que  solo era cuestión de poco tiempo para que todos se dieran cuenta de la relación entre ella y Albert.

— ¿Sabes dónde está Patricia?... su café esta aún caliente en el escritorio, pero ella no estaba ahí.— Franny respiro y la observo.
— Veo que aún no lo sabes.
— ¿ Saber que? Me estás asustando.
— Candy... te lo diré porque te darás cuenta de todas maneras.
— ¿Qué sucede? Ya dilo por favor. — Preguntó asustada.

— Terruce y Susana Marlow están aquí en emergencias.
— ¿Terry? ¿Susana?
¡como así! ¿Es grave?
— Si. Parece  que ella presenta una amenaza de aborto.
— ¿Que?
— Candy se llevó una mano a su boca y la otra a su vientre. No podría imaginar lo que Susana Marlow estaba viviendo y sintiendo en ese momento. Sintiendo pena por la pareja, salió enseguida a la sala de emergencias.

— ¡Candy espera!... — gritó Franny mientras la rubia se perdía por los pasillos del hospital.
Al llegar a sala se encontró con Terry quien estaba cabizbaja con las manos entrelazadas. Parecía estar orar en silecncio.

— Te... Terry. — Candy logró pronunciar el nombre del joven que estaba sentado con los ojos llenos de lágrimas.
El joven reconoció la voz de inmediato y alzó su rostro. Le vio con tristeza y alegría a la misma vez.

— ¿Candy?... ¿Candy... eres tú? — dijo poniéndose de pie acercándose a ella.
Al ver las intenciones de Terry, Candy colocó las manos en su vientre y se alejó un poco en señal de rechazo.
— No... — dijo ella.
— ¿Estas embarazada? —Preguntó sin dudarlo.
— ¡Si!...
Pero estoy aquí porque me di cuenta lo de Susana ¿Qué sucede con ella y el bebé?
— No lo sé... de repente comenzó a sentirse mal con fiebre, tos seca y de pronto dolor en el abdomen.
Parece ser una amenaza para el bebé. — Terry caminaba por el pasillo de un lado hacia otro desesperado por su esposa.
— Vine a este hospital porque sé que Albert trabajaba aquí y pensé que podría ayudarme.
Estoy desesperado, no quiero que mi hijo y mi esposa muera. — Las lágrimas de Terry surcaron por sus mejillas. Al verlo tan frágil, Candy se conmovió, se acercó a él.
Para Terry el tiempo regreso, había aprendido a amar a Susana pero Candy... Candy siempre tendría un lugar en su corazón.
— Yo siento mucho que estés pasando por esto.
¡Ten fe! Susana es una chica fuerte, valiente y joven.
Todo saldrá bien. — Las palabras de Candy fortalecían a Terry, ella siempre lograba hacerle sentir bien. Pero sabía que su tiempo había pasado. Y que Candy amaba a Albert desde hacía mucho mucho tiempo.

—¡Gracias Candy!...
¿Y Albert... dónde esta? Pregunté por él pero nadie me dijo dónde estaba.
— De viaje, se fue hace dos días...
_ ¿Eres feliz Candy? —Pregunto el joven. Sabía la respuesta pero quería escucharla de los labios de Candy.
— Sí... soy muy feliz al lado del hombre que amo y me alegra que tú también lo seas, aunque estés pasando por esto en este momento difícil _ Candy sonrió, su rostro radiaba Felicidad, ese brillo que nunca vio en ella cuando estuvieron juntos.
Si Terry tenía alguna esperanza de que Candy se hubiese confundido con sus sentimientos, ella quería dejárselo saber claramente diciéndole que vive con el hombre que ama, Albert.
Ya no hay cabida para Terry en su corazón. Solo un recuerdo de juventud.
— Me alegro por ti. — Dijo mientras fingía una sonrisa.
— Yo también estoy poniendo de mi parte para hacer feliz a Susana y también ser feliz junto a ella. Es una gran mujer que me ama sin condiciones ni prejuicios.
— Pues te estás esforzando bien, puesto que tendrán pronto un bebe.  Concluyó ella guiñando un ojo. — Terry sonrió. Candy ya no era la chica ingenua que conoció en el colegio San Pablo.

São Pablo, Brasil.

— ¡George! tendremos que adelantar las citas con los inversionistas o cancelaré las reuniones.
_ ¿Qué sucede joven William? ¿Es la señorita Candy?
_ Si... ¡creo que está embarazada!... — decía Albert mientras colocaba los documentos en el portafolio.
_ ¿Embarazada? ¿Cómo? ¿Cuándo?
_ ¡Como! no te lo diré... Cuando, no lo sé. Deberías felicitarme ¿no crees? George estoy tan feliz... _ dijo el rubio mientras mostraba la sonrisa de oreja a oreja. Aunque Candy no se lo confesase, en su corazón él lo sabía.
_ ¡Pues Felicidades joven William!... — dijo George un poco avergonzado por las preguntas que había hecho unos segundos antes.
— Estoy seguro que será como su padre, el señor William padre. _ Las palabras de George se quebraron en su garganta al recordad el hombre que le salvo la vida.
_ ¿Mi padre? A pesar del tiempo transcurrido, aun amo a mis padres George. Haré algo distinto con mi familia, mis hijos y mi esposa me tendrán a su lado siempre. No podría dejar sola a Candy con una responsabilidad que es parte de los dos criando sola a nuestros hijos, mientras yo me la paso viajando por negocios. Eso tendrá que parar.
—¿Y qué piensa hacer joven? Se lo dirá a madame Elroy.
— Creo que es hora de presentarme ante la sociedad y casarme con Candy, antes que mi hijo nazca. — Albert habló decidido, a su regreso hablaría con la tía Elroy, aunque sabía que la mujer no accedería fácilmente.

New york, Hospital Bellevue

Mientras las horas pasaban rápidamente, en la sala se emergencias una oleada de pacientes con alta temperatura y problemas respiratorios inundaron en minutos las habitaciones del hospital.
Franny corría por los pasillos en busca de Candy.

— Candy... Candy... _ decía la joven agitada.
Al encontrar a Candy cerca de la sala de cirugías,al escucharla agitada, Candy se puso de pie.
— ¡Que sucede Franny!... ¿Por qué estás tan agitada?
— La sala de emergencias se está llenando de pacientes con problemas respiratorios.
En tu estado es mejor que te vayas a casa Candy.
Parece ser contagioso. _ Candy se llevó la mano a la boca.  Recordó las palabras de Albert sobre el virus del Sars.  En ese momento escucharon una voz bastante demandante y familiar.
— Vamos enfermera Franny. _ dijo Helen quien llevaba puesto su traje azul, guantes y máscaras. 
— Esperen... yo iré con ustedes._ Candy salió tras ella s cuando Terry la tomo del brazo.

— Candy, si es el Sars es muy peligroso para ti en tu estado. Por Europa se está expandiendo rápidamente.
_  ¿ Estado? ¿Qué estado?... _ Helen se detuvo al escuchar las palabras de Terry.

— No es nada... es solo que me siento un poco irritada y cansada.
Pero no es nada grave.— respondió Candy, haciéndole señal a Terry que callara.
_ ¡Huh!... ya decía que no tienes la fuerza para ser enfermera. _ Helen reto a Candy... si los pacientes tenían el virus del Sars, era la oportunidad perfecta para deshacerse de Candy, y Albert no estaría para rescatarla esta vez.
Continuará

Hola Chicas....
he tardado en escribir este capítulo tan corto. Pero debo de confesarles que me está costando trabajo para crearlos.
Es porque estoy preocupada por la situación que estamos viviendo.

Por favor manténganse a salvo y cuiden mucho de sus niños y ancianos.
Dios les bendiga y deseo de todo corazón de estén bien.
Manténgase en casa si les es posible.
Dios les bendiga.

Con mucho cariño y amor, Sakura.

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