—¡Ay Dios Harriet! No me felicites, me siento pésimo —resoplé.

—Pero al menos sabes que hiciste lo correcto y ya no tienes esa presión torturándote.

—Si... —sonreí levemente.

—Debes contarle a Dylan, siempre está hablándome para preguntarme si sé algo de ti.

—Y por supuesto tu no le dices nada —la miré fijamente.

—¡Claro que no! Que sea la enamorada de tu hermano no significa que no sea tu amiga —aseguró —Hay que separar las cosas.

Reí.

—Voy a trabajar, después lo llamaré.

—No me contaste lo que hablaste con Jared.

—Ya te enterarás —resoplé.

Salí a la cafetería para comenzar a trabajar antes de que nuestra jefa nos regañara por no hacer nada y sólo ser unas locas parlanchinas de camarín.

Me acerqué a una mesa para atender en donde se situaban dos jóvenes chicas, ambas me observaron y comenzaron a pedir lo que querían, sin embargo, antes de retirarme oí que una le dijo a la otra: "¿Ya te enteraste de lo que ocurrió con Jared Brackley?"

Fruncí el ceño con un poco de confusión ¿por qué estarían hablando de Jared? Sabía que muchísimas personas lo conocían, pero nunca me había tocado escuchar a alguien hablando sobre él. No pude saber a lo que se referían, así que sólo intenté olvidar eso y trabajar tranquilamente, pero a mitad de la tarde una persona entró a la cafetería con muchísimas revistas y las dejó justo encima de un mueble, de inmediato un compañero comenzó a distribuirlas por la cafetería. Nunca me había percatado de que personas de periódicos o revistas iban dejando sus cosas para Coffee & Books.

Miré a Harriet que se encontraba cerca de un lote de revistas chillonas, cogió una y sus ojos se abrieron tanto que arrugué el entrecejo confundida. La vi leer una y otra vez la portada y luego la abrió con rapidez buscando la página. Lentamente me acerqué hacia donde se encontraba y apenas me puse a su costado ella estampó la revista en mi pecho.

—Están hablando de Jared.

—¿Qué?

Cogí la revista entre mis manos y me percaté del gran título que llevaba encima junto a una fotografía, exclusiva, de Jared.

"¡Jared Brackley, el hijo del famoso empresario Cedric Brackley no quiere hacerse cargo de su bebé!"

Comencé a leer el apartado muy rápidamente, pero sólo eran especulaciones.

—¿Emma está embarazada?

—Si —contesté sin poder mirar a Harriet.

—¿De Jared?

—Pues si ¿de quién más? —fruncí el ceño, alcé la mirada.

—Esa maldita víbora —dijo por lo bajo —. Te aseguro que no está embarazada y sólo lo ha hecho para comprometerse con Jared, no puede estar más claro.

—Harriet —la observé —, no puede estar tan loca. Ya pasó de moda eso de inventar bebés para que se queden contigo, además Emma tiene muchísimo dinero, no necesita a Jared.

—¡Pero quiere a Jared! —alzó la voz con molestia y yo la hice callar —Si, tal vez esté embarazada, pero ¿y si no es de Jared?

—Deja de hablar tonterías —le estampé la revista esta vez en su pecho y continué haciendo mi trabajo.

Cuando el día terminó y estábamos cerrando la cafetería, un mensaje me llegó al móvil, de inmediato lo saqué de mi bolsillo, era Stefan. Mi estómago se apretó un poco y dudé un poco si abrirlo o no, pero ambos estábamos en un país extraño y de alguna forma debíamos tomar decisiones maduras para no perjudicarnos.

El destino que no soñéWhere stories live. Discover now