EPÍLOGO

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Presente


—Al final, dio la casualidad de que la mujer del boleto era la reportera más famosa del periódico de Yokohama y nos hizo publicidad, de ahí la avalancha de personas pidiendo que trabajásemos para ellos. Gracias a esto también, estuve en deuda con Mori-sensei durante un tiempo.

Cuando dejó de hablar, observó que incluso Ranpo había abierto los ojos. Todos estaban ojipláticos y boquiabiertos. Kunikida estaba infartado.

—¿Mori-san fue el que resolvió el primer caso de la Agencia? —preguntó Dazai sorprendido por segunda vez en su vida.

—¿El jefe de la Port Mafia? —preguntó con un hilo de voz Atsushi.

—¿Él salvó la Agencia? —Yosano estaba entre la demencia y la psicosis.

—Por eso no quería contaros la verdad del primer caso. Sabía que os afectaría.

El silencio se rompió por las carcajadas de Ranpo, extrañando a todos los presentes.

—¡Me hubiera gustado ver al presidente fallando en un caso! ¡Tuvo que ser gracioso!

—¡Ranpo-san!

Para su sorpresa, todos los demás también empezaron a reírse, imaginándose la cara de Fukuzawa tras fallar en su deducción.

—Y el puñetazo de la señora, ¿cómo fue? —preguntó Dazai sin parar de reírse.

—¿Es verdad que le metió la cara en el sushi?

—Completamente.

Aquello hizo que otra nueva oleada de carcajadas llenasen la Agencia.

—Mira el lado positivo, Kunikida-san —le dio una palmada en la espalda Tanizaki—: podemos utilizar el favor que le debe el presidente al jefe de la mafia para que no se enfade por haber reventado varios puertos.

—¡¿Qué habéis hecho qué?!

—¡Ha sido Dazai!

—Traidor de mierda.

—Siento deciros que aquella deuda quedó saldada al día siguiente con treinta tazones de chazuke…

—No volveré a ver el chazuke como siempre…

Pero las risas no paraban. Con Kunikida en el suelo sin pulso alguno por haberse llevado el chasco de su vida, los demás estaban ahogados de tanto reírse. Incluso el serio Fukuzawa se contagió con aquella risa.

Eso era ser un jefe: un miembro más de la organización, que comparte las penas y las alegrías de sus compañeros como si fuesen propias.

Cada día estaba más convencido de ello gracias a esta agencia tan peculiar.

FIN

BSD || La historia jamás contada del primer caso de la ADAWhere stories live. Discover now