DÍA 2: TRAICIÓN/LUZUPLAY.

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Aquel día Auron había decidido que iba a hacer sin dudarlo, el día anterior había ayudado a Lolito a llevar una sirena a su nuevo hogar para que fuera parte de su acuario sub teraneo. Le había dado ganas de tener la suya, quería llegar a casa y al entrar poder verla en un vitral.

Sonrió mientras empezaba a picar su propia pared para poner manos a la obra, era más fácil dejar el hábitat listo para su sirena así cuando la trajera desde el océano hasta su casa solo tendría que meterla al agua sin el temor de que esta hiciera algún destrozo por su casa.

. – Pero es que esto será la ostia. – Afirmo en voz alta mientras terminaba de llenar la jaula, ahora solo debía encontrar la forma de meterla. Miro por un momento al techo y la idea llego por sí solo, la metería por adentro la empujaría para que cayera al agua, era lo más obvio y fácil de hacer ya que el agua evitaría su muerte en la larga caída que le provocaría para tenerla de prisionera.

Cuando termino la jaula por completo y aquel túnel que venía desde la superficie de su parcela conectando a donde estaría la sirena decidió que esperaría a que fuera de día para ir por su nueva inquilina. Tomo rumbo por casa de Vegetta y yendo por toda la orilla la encontró.

. - Espero que no venga nadie a tocarme la huevera. - Pronuncio mientras ponía bloques hasta donde ella estaba para guiarla hasta la tierra. – Hola bonita. – La saludo mientras le observaba cantar, al poco tiempo empezó a cantar con ella mientras le empujaba.

Tuvo varios problemas al momento de querer llevarla a la orilla, esta misma se tiraba al mar o se subía sobre los bloques impidiendo que siguiera con su trabajo de querer llevársela, pero sobre todo tenía cuidado de no molestara mucho o golpearla no quería tener que llegar al extremo de matar y tener que buscar alguna que estuviera mucho más lejos de su hogar no quería liársela tanto por uno de sus caprichos.

Cuando estuvo a mitad del puente que hizo con tierra solo pudo voltear a verla para ordenarle. - Queta ahí tonta del nabo, quieta ahí. –Repitió de nuevo antes de darse la vuelta para empezar a cavar en los bloques de tierra para hacerse paso por dentro de la montaña. –Voy a ser muy claro o vienes a mi casa o te meto tal espadazo amiga mía que no te recuperas, no te recuperas del espadazo que te voy a meter. – Amenazo a la pelinegra mientras creaba un túnel en las partes descubiertas para no batallar.

Hizo un poco más de profundidad antes de decidir volver por ella para seguir empujando. - Bien, bien. - La alentó mientras se daba media vuelta para bloquear la única salida con piedra. - ¡Boom!, bienvenida a tu ruina. - Dejo en claro antes de calmarse. - Joder que realmente soy muy toxico. - Menciono en voz alta antes de hacer giros con su cuello para prepararse para el largo camino que conllevaría llevársela, suspiro antes de volver al frente para seguir picando.

Quitando unas piedras se encontró con un poco de agua que poco a poco inundaba su vía de transporte que lo tapo rápidamente decidiendo que tendría que bajar mucho más para no toparse de nuevo con el nivel del mar encima de ellos.

El dejo de mientras donde estaba en las escaleras improvisadas que creo bajando poco a poco hasta que decidiera que estaba a una altura justa para seguir desde dentro podía escuchar los truenos que retumbaban en el cielo, posiblemente una tormenta estuviera pasando por Karmaland, pero él ni siquiera sufriría por ella al estar empeñado en llevarse a la sirena a casa con él.

. –Me cago en la verga. –Se quejó casi arrepintiéndose de sus propias decisiones. - Que si la hubiera llevado por arriba sería imposible, más con esta sirena que es gilipollas -. De pronto su celular sonó dándole la notificación que Luzu, su novio se encontraba cerca de donde estaba. – Pero es que tiene que venir él también a tocarme la huevera. –Murmuro con clara frustración mientras paraba sus movimientos un poco para apretarse el tabique de la nariz para tratar de encontrar algo de paz antes de cometer una locura. – Luzu por favor, no vengas a joderme Luzu. - Murmuraba para sí mismo mientras picaba cada vez más cabreado con todo con lo que yo te quiero mi niño, no vengas a joderme. - Su tono había pasado a un lamentero mientras ponía antorchas por el túnel para evitar que se crearan enemigos con él adentro.

AuronBowl WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora