―¿Qué fue eso? ―inquirió Demetria a su primo.

―¿Qué fue qué? ―preguntó el chico con gran indiferencia.

―Prácticamente defendiste a una hija de muggles.

―¿Y?, si no me equivoco tú tienes un récord para no insultarlos, yo puedo tener el mío.

―Tú tienes más corazón que Freya, no creo que estés en un estúpido récord.

―No estoy de humor para sus comentarios.

―¿En serio ésa cosa los deja así de insoportables? ―preguntó la rubio fresa. ―Mi tío Alec tenía ganas de matar a alguien hace menos de una hora.

―No es por eso, bueno en parte sí, nos está llamando. Nos vemos luego.

―El otro fin de semana iremos a Hogsmeade. ―dijo Demetria viendo la espalda de su primo alejándose cada vez más de ellas.

―Las chicas buenas frente a mis ojos. ―se burló una voz femenina detrás de ellas, haciendo que la castaña y la rubio fresa aprieten la mandíbula y cierren sus ojos fuertemente antes de dar media vuelta.

¿Acaso no había ni un solo momento en el que no las fastidiaran?

Freya gozaba insultando a las personas hasta hace casi un año, cuando se enojaba, Demetria aún las insultaba. Pero había una sola chica de Slytherin de su mismo año que tenía como víctimas a ambas chicas.

Amadora Avery, la prefecta de Slytherin.

Desde segundo año, Amadora notó como ambas eran solo ellas y Niklaus, nadie más. Amadora era observadora, tanto como para notar que Freya y Demetria detestaban la marca tenebrosa y que repudiaban al mago tenebroso de esos tiempos. Desde tercer año ambas eran víctimas de burla de Amadora, y no la podían evitar, una vez Demetria intentó lanzarle un maleficio. Terminó con la castaña en la enfermería por dos días y con Freya y Niklaus dándole visitas para informarle sobre los deberes.

―¿Les comió la lengua la serpiente? ―preguntó la prefecta con burla.

―¿Qué vienes a buscar ahora, fantasma? ―preguntó la castaña, diciendo el apodo que ambas le pusieron a la pelinegra, Amadora era tan pálida como un fantasma de Hogwarts.

―Ya saben, lo de siempre. Intenté hechizar a una chica de tercero, pero Lupin me pilló en el acto.

―¿Debe interesarnos esto? ―preguntó la rubio fresa con los músculos tensos.

―¿Por qué tan tensas? ―preguntó la pelinegra con una sonrisa de superioridad. ―No les haré daño.

―Es difícil saberlo, Avery, considerando las veces que gracias a ti hemos tenido que ir a la enfermería.

―Son unas estúpidas que no logran soportar nada. ―escupió la pelinegra con acidez.

―¿Has terminado?, tenemos cosas que hacer.

―Cuidado con ese tono con el que me hablas, Rosier. No querrás saber las consecuencias.

―¿Por qué mejor no te haces a un lado, y te vas a molestar a otro lugar? ―escupió la chica Rowle con gran molestia. ―Ya me estoy preguntando si gustas de alguna de nosotras.

𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚊 | 𝚂. 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔 *cancelada*Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt