Capítulo 10: La paciencia de Aiheu

21 0 0
                                    

Gotas de sudor comenzaban a rodar por el rostro de Metutu; caían por la punta de su nariz provocándole comezón. Sin embargo no se atrevió a levantar la mano para limpiarse la cara. Estaba muy concentrado en arrancar un tallo de Euphorbia. Makedde había sido muy claro cuando le dijo que la necesitaba intacta, pues la virtud de la raíz de Euphorbia radicaba en la piel. Si la piel de la raíz estaba rasgada era prácticamente inservible.

Metutu estaba enfrascado en un combate mortal con la planta. Apretó los dientes muy fuertemente. "¡Tarde o temprano serás conquistada, y entonces me reiré de ti! ¿¿Lo oyes??"

Por supuesto que la planta no podía escucharlo. Metutu se sentía algo tonto por estar discutiendo con un vegetal; observó las pequeñas raíces que había logrado sacar de entre la tierra; por un momento pensó en utilizar la estaca afilada que Makedde le había dado para escarbar alrededor de la planta. Suspiró profundamente y finalmente decidió descartar aquella idea; en su lugar prefirió utilizar una buena parte de su preciada ración de agua para humedecer la tierra. Después de algunos momentos comenzó a introducir sus dedos para remover el lodo; lentamente fue sacando más y más de la planta, hasta que finalmente logró sacarla toda. Metutu había triunfado sobre la planta, y sonrió lleno de orgullo.

"¡Estúpida maleza! ¿¿En verdad creíste que podrías ganarle a mi inteligencia superior??"

Metutu tomó su trofeo y se dirigió hacia la casa del baobad; el sol estaba ardiendo y ya no tenía agua para poder apagar su sed. Y no era su único problema; el lodo se había secado sobre sus manos y los raspones que tenía en su piel comenzaban a molestarle. "La próxima vez traeré más agua."

Makedde estaba atendiendo a un paciente. Uwezo lucía muy mal, y en verdad se sentía así. Metutu esperaba poder encontrar a Makedde a solas para compartir con él su momento de triunfo; a pesar de que detestaba interrumpir a su hermano durante su trabajo sintió que debía enseñarle el fruto de su esfuerzo. "¡Hey, mira lo que traigo!"

Makedde se veía un poco molesto. "Muy bien. En este momento estoy ocupado en... ¡Oh! ¡Mira tus manos!"

"Oh, es que me raspé mientras sacaba la raíz."

"¡Y por qué no también te golpeaste la cabeza con una roca!" Makedde observó fijamente al imprudente joven. "Dios te dio sólo un par de manos; siempre habrá más raíces para recoger."

Uwezo se rió. "Sabes, esto me recuerda que..." respingó momentáneamente. "...la garganta me está doliendo; lamento tener que interrumpirlos."

Makedde se dio la vuelta y continuó examinando a Uwezo. "Metutu, el extracto de Bedango está en..." se dio la vuelta para señalarle a Metutu el anaquel indicado, pero Metutu estaba muy ocupado restregándose las manos. "¡Hfff! ¡Pues perdóname!"

Metutu se paró a un lado de Makedde y lo observó mientras revisaba a Uwezo, quien describía sus malestares tan detalladamente que resultaba monótono.

"No pude dormir la noche pasada," dijo Uwezo. "Sin embargo, todo lo que he estado haciendo hoy es dormitar. Además, cuando agachó la cabeza me punzan las orejas; todo el tiempo estoy escuchando un molesto tic, tic, tic. Me duele la cabeza, tengo dolor de garganta y mi nariz está muy reseca."

"Y también tienes comezón bajo los brazos, ¿verdad?" inquirió Metutu.

"Sí, también." Se quedó observando al joven mandril. "No sabía que también fueras un chamán."

"Todavía no lo es," interrumpió Makedde. "Y dime Metutu, ¿cuál es tu diagnóstico?"

"Hermano, a mí me parece que es Dol Sani."

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 19, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Crónicas del Reino 2: La búsqueda espiritualWhere stories live. Discover now