Capítulo 1: El nacimiento de Rafiki

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La mandril Neema lloraba por la angustia que le provocaba el dar a luz a su nuevo hijo. Su esposo, el Jefe Kinara, estaba sentado tranquilamente, con una calmada sonrisa entre los labios, cuando escuchó el alboroto. Ahora estaba claramente afligido al escuchar los quejidos de su esposa. Sus hijos Makedde y Makoko trataban de consolarlo lo mejor que podían.

— Resiste — decía la comadrona. — Te va a doler más, pero así será más rápido. Resiste.

Neema lanzó un desgarrador grito, dejando muy en claro que sentía dolor. 

— ¡Oh dioses! ¡Oh dioses! ¡Ayúdenme por favor!

La comadrona le dijo:

— Mientras más te duela más querrás a tu hijo.

— ¡Si lo quiero todavía más moriré!

A pesar de su dolor conservaba su sentido del humor. Sin embargo, el Jefe no estaba tan alegre. Sus manos se torcían compulsivamente mientras daba vueltas alrededor de la habitación. 

— ¡Por qué tarda tanto!

— Está haciendo lo mejor que puede — le dijo Makedde. — Hay cosas que no pueden apresurarse.

— Así es — agregó la comadrona. — ¡Vamos, Neema! ¡Ya casi terminas!

Finalmente la habitación se inundó por un llanto que fue como una llamada de alivio; algunos momentos después se escuchó un agudo chillido; una nueva voz estaba hablando.

La comadrona se acercó al Jefe. Los jóvenes hijos fueron llevados al exterior de la habitación momentáneamente. 

— Ya tendrán su oportunidad. No fatiguen a su madre.

El Jefe Kinara observó a Neema y al pequeño y húmedo bulto de pelos que sostenía entre sus brazos. 

— Nuestro hijo — susurró Neema.

— Nuestro hijo — respondió Kinara; se agachó para besar a Neema en su sudorosa frente. — Dijiste que te gustaría tener una hija en esta ocasión. ¿Has cambiado de opinión?

— Me mantengo firme en lo que dije. Lo sabes bien.

Kinara volteó a ver el pequeño rostro que estaba frente a él. Se encogió de hombros al contemplar aquella visión, simple aunque al mismo tiempo placentera. 

— Metutu — dijo, pues el pequeño no era bonito, aunque tampoco era feo. La comadrona no entendió por qué el Jefe había dicho aquello, así que salió de la habitación y dijoV — ¡Escuchen todos! El Jefe Kinara tiene un hijo. ¡Por la voluntad de los dioses, Metutu!

Neema frunció el ceño. 

— Mira lo que has hecho.

— Metutu significa 'aquel cuyo rostro no miente.'

— También significa sin gracia.

— Es el hijo del jefe. ¡Si saben lo que les conviene no lo llamarán de esa manera!" Miró al pequeño a los ojos.

— ¡Mira, me está sonriendo!

— Yo creo que quiere eructar — dijo Neema.

— Te digo que está sonriendo — insistió Kinara. — Y vaya que habrá de sonreír. Su vida será fácil y libre de penas, al menos mientras dependa de mí — besó al pequeño. — Bienvenido a casa, Metutu.

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Neema en Swahili significa gracia (referencia: "The Unofficial Lion King Enciclopedia, March 1997 Edition", de David Morris, Joe McCauley y Matthew Polak).

Kinara en Swahili significa líder (referencia: "The Unofficial Lion King Enciclopedia, March 1997 Edition", de David Morris, Joe McCauley y Matthew Polak).

Metutu en Swahili significa sin gracia (referencia: "The Unofficial Lion King Enciclopedia, March 1997 Edition", de David Morris, Joe McCauley y Matthew Polak).

Crónicas del Reino 2: La búsqueda espiritualWhere stories live. Discover now