Flor 2: Rosa Roja

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Las Flores Dicen

II

Romance

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Sakura llegó agotada a su casa ese día, con una bolsa llena de telas, moldes e hilos para trabajar en su vestido de maid. Tomoyo la había invitado a su casa junto con Chiharu y Akiho para trabajar juntas en los vestidos, pero había declinado la oferta con mucha dificultad. Tras una hora larga de súplicas y negativas, la joven amatista desistió de invitarla a su improvisada piyamada y la dejó ir.

Suspiró y todas sus energías regresaron a ella, al mirar el ramo de flores de Sakura que adornaba su escritorio. Aquel día no había podido ver a Shaoran ni siquiera para almorzar, solamente un par de minutos cuando ingresó a su salón para hablar con la profesora Morita, y se había sentido tan nerviosa que se ocultó tras la revista de diseño que Tomoyo había llevado para decidir los colores de los trajes.

Se sintió ridícula, pero en cuanto Shaoran salió de la sala, las miradas de sus amigas habían recaído sobre ella, inmediatamente.

—¿Qué? —recordó que preguntó ante las miradas de ambas.

—Li actúa tan políticamente correcto —comentó Tomoyo con la mano derecha bajo su mejilla— parece que su tutor le tiene mucha confianza.

—¡Si! —afirmó Akiho mirándola—. Es el segundo proyecto del año en donde él es encargado, ¿verdad?

—Así es —respondió Tomoyo y ella se perdió en su fantasía.

Sacudió la cabeza acercándose a la cama para sentar. Dejó las bolsas sobre ésta y sacó su celular con rapidez.

«Así que representante de las divisiones del primer grado de la secundaria... ¡Te felicito!» releyó el mensaje y lo envió. Su celular no tardó en recibir la respuesta.

«Es mucho trabajo, apenas si tengo tiempo para almorzar, pero... Al menos ya no tengo que cocer lanas en los títeres de Naoko

Su respuesta la hizo sonreír. Pero la sonrisa duró poco, pronto le llegó otro mensaje.

«Tú, ¿cómo estás?»

«Bien...» y ahí se perdió en las horas, conversando de todo lo que había vivido hoy con Tomoyo y Akiho, de la cafetería maid que harían y otras cosas más. No pudo preguntarle sobre las flores, no se atrevió. «¡Mira la hora que es! ¡Debo ir a preparar la cena! Estamos hablando, Shaoran.»

«Ya. Yo también iré a preparar mi cena. Estamos hablando, Sakura»

La castaña dejó su celular para cambiarse e ir a preparar algo para cocinar, cuando su teléfono volvió a sonar.

«Realmente quiero que llegue el domingo, como espero que tú esperes las seis flores que faltan. Buenas noches.»

Sakura no pudo contener la enorme sonrisa que apareció en sus labios.

—¿Sakura? —preguntó Kero mirándola preocupado— ¿Estás bien? ¡Tu cara está muy roja!

—¡No es nada! —exclamó, cambiándose rápidamente para salir de su habitación.

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Aquella noche no pudo dormir bien, la curiosidad por las flores que le faltaban por recibir, no acallaba sus pensamientos. Observó las flores rosadas una vez más, luego el oso alado que era sutilmente iluminado por la luz que entraba por su ventana y suspiró.

Mañana tenía que dedicarse a confeccionar su atuendo, así que era mejor dormir de una buena vez, además, mientras más rápido se durmiera, más rápido sabría cuál era la segunda flor que esperaba por ella.

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La puerta de su habitación sonó sutilmente pero permanente, entreabrió los ojos y pidió a quien sea que entrara. Su padre no tardó en aparecer, causando una sonrisa en la somnolienta jovencita.

—Sakura, tu hermano y yo, vamos de salida. Te dejamos el desayuno listo, solo tiene que calentarlo, ¿de acuerdo?

—Gracias, papá —respondió tratando de sentarse en la cama, para abrir finalmente los ojos.

—Ah y también... —sacó detrás de él, un nuevo ramo de flores—. Esto llegó para ti —una sonrisa nerviosa se dibujó en los labios de Fujitaka, al ver como su hija despertaba completamente para acercarse por las flores.

—¡Qué bellas! —susurró, abrazando el ramo lleno de pimpollos de rosas rojas.

—¿Te consigo más floreros? —preguntó con una sonrisa. Sakura con sus mejillas tan rojas como las rosas, le afirmó.

—Serán siete ramos, así que mi habitación parecerá florería esta semana —rio cómicamente, contagiando a su padre.

—Te dejo, no demores en tomar tu desayuno —le dijo, despidiéndose.

—No te preocupes, bajaré al terminar de leer la nota —con una sonrisa se despidió de su padre y tras cerrar la puerta, dejó las rosas al lado de las flores de Sakura y buscó la nota en ella. Al encontrarla, la tomó y la abrió rápidamente. Nuevamente, la caligrafía de Shaoran apareció frente a ella.

«Sakura, la segunda flor es la rosa roja, cuyo significado es: El romance.

Elegí en esta ocasión los pimpollos de la rosa, como representante del nacimiento del romance. Nosotros recién estamos iniciando todo esto y a diferencia de la belleza de las rosas que tardan unas semanas en desaparecer, espero que el romance que está apareciendo entre nosotros, no desaparezca nunca.»

Sakura enmudeció con aquellas palabras llenas de promesas para el futuro, estaba encantada.

—¿Sakura? —la voz de Kero despertando la trajo de cuenta al mundo real. Miró a su pequeño guardián— ¿Estás bien?

—Hace tiempo que no me siento tan bien —dijo, buscó ropa para quitarse el piyama, y antes de bajar por su desayuno y el de Kero, tomó su celular para mandar un mensaje.

«Qué tengas un buen día»

Fue lo único que envió, ella hoy no tenía que ir al colegio, tenía que trabajar en casa, pero Shaoran, sí.

Mientras calentaba el pan que su padre le dejo cortado, su celular sonó.

«Estaba siendo bastante estresante, pero ahora me siento mejor. Ánimo con tu traje.»

Sakura ladeó la sonrisa y dejó el celular a un lado para desayunar. Tenía mucho que hacer ese día.

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¡Actualización doble! ;) 

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29 de Marzo 2020

Las Flores Dicen...Where stories live. Discover now