cap 5

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— ¿y bien...? —decía marco cruzado de brazos y mirando con enojo a ace, queriendo una explicación del por que mierda había vuelta a prender fuego la cocina. El Rubio lo veía con una ceja encorvada, golpeando el piso con su pie, cosa que ponía más nervioso al azabache pecoso, desviaba la mirada hacia cualquier lado para no ver los acusadores ojos del Rubio, no tenía excusa valida. Marco, harto de las piromanias de ace volvió a preguntar, este estaba azul, como si lo hubieran envenenado- ¿te serviste cereales? -pregunto con cierto toque de ironía que no se pudo notar. Ace por fin se digno a mirarlo, se levantó de su silla y como si fuera a la guerra comenzo a hablar

— ¡y la culpa no era mía sino de la cocina que no se prendía! —empezó a bailar y mover los brazos como un retrasado. El golpe que el mismo Rubio se dio a la cara fue casi automático, toda la Palma de su mano quedo marcado en toda su frente, ace enserio es un completo idiota. Dio un suspiro cansado, dejando en claro sus ganas de vivir en esos momentos— ¡el cocinero eres tú! —apuntó a thacht que apenas hace unos segundo que llegó, sin entender un carajo de lo que pasaba miro a los lados para ver aquien le hablaba. Por más tranquilo que veían al Rubio por fuera, por dentro ya había matado a ace de mil maneras diferentes

Marco echo afuera como perro a ace, mandandolo a incendiar algún restaurante u otras cosas lejos de ellos, mientras el e izó arreglaban el desastre que causó ace queriendo hacer cereales. Se quejó, pero no dijo nada más por miedo al Rubio con peinado de piña— ¿ace?, ¿que haces afuera? —escucho la voz de su hermano menor venir de un árbol, ace intento encontrar al monkey, pero de la nada salto, tirándose encima de su hermano mayor. El pecoso palidecio, pensando que lo atacaban chillo, pero, no, solo era Luffy haciendo lo que le venía en gana en el momento que quería y como queria—¡shishishi, ace tiene cara graciosa! —río el pequeño apuntando al azabache mayor—- ¿a donde se iba ace? —pregunto viéndolo

— a algún restaurante o cualquier lugar donde comer —respondió tratando de que el aire volviera a sus pulmones, los ojos del contrario empezaron a brillar, pidiéndole ir con el, claro, aunque acababa de desayunar, pero como barril sin Fondo que es le dio igual

El más alto aceptó, pues como siempre, no podía negarse ante la carita de su hermano, Luffy salió de arriba del pecoso, este se levantó, y ambos se fueron a buscar un lugar donde comer sin que el restaurante quede en banca rota. La nariz de los dos comenzo a sentir un estupendo aroma, siguieron aquel olor sin importarle en lo más mínimo las personas que se llevaban, giraron la cuadra, para después encontrarse con un restaurante que no recordaban haber visto, y eso es decir mucho. Aparentemente, aquel restaurante se llamaba Baratie, se veía una que otra persona extraña, no dirían nada ya que ellos no son muy normales que digamos, se notaba que ya era algo famoso a pesar del poco tiempo en el que fue inaugurado, fueron como rayo sentarse en una mesa, pasaron minutos, fueron atendidos por un Rubio con un cigarro en la boca, de cejas rizadas, largas piernas y porte elegante, que pregunto a su manera que iban a pedir— ¡mucha carne! —respondieron de inmediato ambos azabaches, el de pelo rubio los miro con algo de sorpresa, abriendo un poco más sus ojos, cosa que se le pudo notar al alzar la única ceja que se le veía

— bien, ¿eso es todo? —les pregunto viendolos, y solo asintieron con la cabeza— bueno, ahora vuelvo —dijo para luego irse

Los hermanos esperaban con la saliva saliéndose de sus bocas, cuando el camarero Rubio apareció con sus comidas, los ojos de ambos azabaches, pero sobre todo el de Luffy, empezaron a brillar como estrellas. Comian, no, engullian los pedazos de carne que se les dieron sin ningún tipo de moderación, Luffy, al terminar su plato, exclamó ¡delicioso! Intentando robarle algo a ace, claro este no le dejo, pero le dio un ataque de narcolepsia tipico, aun así siguió comiendo dormido. El Rubio solo los veía prendiendose otro cigarrillo, apoyándose en unas de las mesas, esbozo una sonrisa de lado dando una larga calada— gracias —solto

¡que se atreva el valiente!Where stories live. Discover now