Capítulo 19. Un barco volador, lo que faltaba

203 18 2
                                    


Sí, ya te lo dije, nunca he sido muy buena recordando datos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sí, ya te lo dije, nunca he sido muy buena recordando datos. Pero de verdad que lo intentaba. Ese día intenté memorizar la mayoría de las cosas. Intenté aprenderme los nombres de los seis que viajaban conmigo y traté de estar atenta a cada detalle. Sin embargo, continuaba pensando en el concierto, en ese desprendimiento de energía que provino de mi interior y provocó que todo a mi alrededor se destruyera. Fue terriblemente liberador y eso me asustaba. No se lo había mencionado a nadie. Solo me ocasionaba miedo. Producir chispas de luz era divertido e inocuo, se sentía como mi hogar; pero esa onda expansiva de la noche era peligrosa y oscura, se sentía como... como una aventura.

Se sentía como aquel universo que debía descubrir.

Por eso no se lo había dicho a nadie, porque me sentía culpable. Porque cuando exploté de manera tan violenta, sabía que era malo, sabía que no era correcto y, sin embargo, me gustó.

Me sentí libre...

Eso no podía ser bueno, ¿verdad?

¡Wow! Estaba pensando mucho en el mismo asunto, mi mente echaba chispas sin parar. Debía ser a causa del sueño.

Apenas si había pegado el ojo en toda la noche, me dolía la cabeza un poco y la pulsera alrededor de mi muñeca se ajustaba cada vez más. La acomodé y luego deslicé los guantes un poco más arriba, cubriendo mis brazos perfectamente.

Solo llevaba una maleta chica, Cremilia me prestó un poco de su ropa y, pese a que me quedaba un tanto larga, era cómoda. Además, me convenía que fuese así, mientras más ocultara de mi piel era mucho mejor.

—¿Qué hacemos aquí? —le cuestioné a mi amiga, viendo con miedo el gran barranco en el que nos encontrábamos.

Bajo mis pies, la Casa Base continuaba oculta con aquellas criaturas sacadas de algún cuento infantil. Y detrás de mí estaba la supuesta casa abonada, que no era más que una simple fachada.

El aire era más helado en la cumbre del promontorio rocoso y el mar se veía mucho más bello desde ahí.

«Click».

Claro que, si me caía desde esa altura, no me iba a importar demasiado la vista y estaría más concentrada en no romperme un hueso. Ya sabes, prioridades.

En fin, de vuelta al tema.

—Esperamos la nave —respondió Crem, parecía disfrutar del momento.

—¿Cuál nave?

Cremilia rio levemente y señaló hacia el horizonte. En un principio no logré divisar más que nubes y mar; pero posteriormente una de estas se hizo más grande, y más y más. Contuve el aliento en tanto lo observaba, la nube se tornó sólida y flotó sobre el pueblo. Y de pronto, el cielo fue surcado por un barco de tamaño colosal, casi igual a un crucero flotante. El navío expedía un aroma a azufre potente y sus propulsores traseros se encargaban de mantenerlo a flote. El ancla cayó delicadamente y se enganchó en una roca, como si tuviese voluntad propia.

La Guarda del Balance (Memorias Gerelianas Vol.1) | EN PROCESOWhere stories live. Discover now