Capítulo 25: Enfrentamiento

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Sadna, Tricks y los demás lograron alcanzar a los otros. Mr Crasten tomó el control de la situación y los guió junto con Tricks hacia el bunker. Detrás de ellos no había nada, solo un silencio misterioso, además de los gritos de pánico.
-No teman, ya estamos cerca.-dijo Crasten mientras corría.
-¿Por qué tú tomas el control, misterioso jefe? ¿Por qué no dejas que alguien de El Norte lo haga? -dijo un ciudadano de El Oeste.
-¿Por qué, preguntas? Simplemente porque ustedes no están lo suficientemente preparados para lo que venía. Estaban confiados de que estaríamos siempre a salvo. El Grupo de El Este se ha preparado para esto y ustedes no. -respondió con la máxima seguridad.

Todos escucharon esta afirmación en silencio. En ese momento, notaron algo muy extraño. El suelo se movió como si de un terremoto se tratara, pero todos estaban seguros de que no lo era. A lo lejos pudieron observar que algo se acercaba a toda velocidad.
-¡¡¡CORRAN!!!- gritó un ciudadano despertando el pánico total.

Lo que se dirigía hacia ellos era un enorme animal, no sabían exactamente que era. Acaso... ¿¡Un dragón!? No puede ser. Encima de este monstruo se encontraba alguien al cual nunca habían visto. Era El Hippie. Venía tras ellos a destruirlos.

Sadna se detuvo en shock. No podía creer que por fin lo habían visto. Ese era el villano que los había obligado a permanecer para siempre entre esa burbuja sin salida, o al menos eso pensaba ella. Una furia despertó en ella nuevamente. Le dolió mucho la herida de su brazo, pero por lo furiosa que estaba casi ni lo sentía.

Tuvo la misma sensación de cuando tenía el chip, pero ella misma lo arrancó de su brazo, no podía ser posible.
-¡Sadna! ¿Qué haces? ¡Corre! -dijo Zaphir asustada.
-Escucha Zaphir, ese hombre es El Hippie, no puedo irme. Él nos matará a todos si no hacemos algo. Eres mi mejor amiga. Ayúdame por favor.
-Eso es muy peligroso Sadna, y lo sabes, pero te ayudaré pase lo que pase. Además, por alguna extraña razón puedo controlar el poder del chip, Antony igual.
-Supongo que sí, pero por favor, no mueras.
-No moriré. Me he hecho muy fuerte.- terminó Zaphir abrazándola. -¿Sadna? ¿Qué le pasa a tu brazo?

Sadna miró su brazo y se dio cuenta que los vendajes que ella misma se había puesto se caían y la herida sanaba poco a poco. Una luz verde fluorescente destelló en sus ojos y supo que este poder que tenía no se lo proporcionó ningún chip ni nada parecido. Zaphir y Sadna se miraron y supieron lo que tenían que hacer.

Zaphir activó el poder que ya podía controlar y ambas estuvieron en pie ante el monstruoso dragón, sin embargo, les parecía más monstruoso el hombre sobre él. Venía corriendo hacia ellas. Se tomaron de las manos y cuando estaba justo en frente lo golpearon con el puño tan fuerte que lo detuvieron en seco.

-¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? Ah, ya sé, la niña que se convirtió rápidamente en alguien importante para El Grupo de El Este, y tú, no tengo idea de quien seas, me da igual. -dijo el Hippie refiriéndose a las chicas.
-Me imagino que tú eres el famoso Hippie, ¿verdad?.
-No me gustan que me llamen por ese nombre. Mejor dime "Dios del nuevo mundo" o "El rey de los animales".
-Nunca te llamaremos así.
-Ajá, me da igual. ¡Ah!, por cierto, perdón por tu padre, si no lo hubiéramos matado este plan no se hubiera podido efectuar.
-Así que Logan Brown y Zoe están conectados contigo.
-¡Claro! Son subordinados geniales, más que todo la chica, hizo un gran trabajo.
-¡Hola chicas! Siento haberlas atado a esas sillas. -dijo Zoe detrás de El Hippie.
-¡Eres una idiota traicionera!- dijo Sadna.
-Ellas en verdad te odian. -dijo el Hippie.
-Jajaja, sí. -se burló Zoe.
-Hiciste un gran trabajo. Es una lástima que tenga que unirte a mi ejército de animales.

La cara de Zoe se empalideció.
-¿¡QUÉ!? ¡No puedes hacer eso!
-Sí que puedo. Scarka, lánzala.
El dragón obedeció inmediatamente.
-Por favor, no lo hag... -dijo Zoe suspirando la arena.
Estas fueron sus últimas palabras, se levantó como un pequeño hámster, al parecer ese era su animal espiritual. Dentro de una traidora, existía un pequeño e indefenso animalito. El hámster corrió y se perdió en el desierto para esperar su muerte.

-¡No puede ser! ¿Qué has hecho? -dijo Zaphir.
-Les hice un favor. Ustedes odian a esa chica, bueno, odiaban.
-¡Esa no es excusa para matarla!
-No la maté.
-¡Sí lo hiciste, y ahora, vas a pagar!

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