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Hao

Jun, contesta

Juuun

En serio, Jun

Mira, estás pasado de marico, contéstame.

Jun no podía contestar, últimamente había estado sintiéndose extraño. Podía contestarle a Jihoon, a Soonyoung y a Wonwoo, pero a Minghao no.

Se peleó con Minghao, su mejor amigo. Y la verdad estaba faltando no porque lo odiara, sino por vergüenza.

Aún se sentía un poquito traicionado, pero el mensaje de Jihoon tenía razón.

«¿Cómo vas a dejar a tu amigo por un culo? ¿Tú eres marico?»

Él no era así, pero por primera vez le había gustado alguien que sí le prestaba atención, y algo dentro de él, algo estúpido e inmaduro lo hizo reaccionar así.

Ante todo, realmente.

Ya Minghao había mandado mensajes diciendo todo, hasta lo que no le pedía, al leerlos sabía que él no tuvo ningún interés en Luisana, y se sentía tan mal con él mismo.

Si iba al liceo, todos le caerían, y estaba muy confundido y raro como para ir.

Ese jueves, a las dos de la mañana, Jun miraba el techo tratando de entender por qué hizo todo eso, sí le gustó la niña, pero le daba pena recordar tanto drama que hizo.

Recordaba a Minghao a un lado aconsejado, y no le prestaba atención.

Recordó a Minghao animandolo, y corría directo a la niña esa dejándolo sólo.

Recordaba a Minghao disculpándose por algo que él no hizo, y él le pegó.

No quería llorar más esa semana, fue otra cosa que hacía continuamente por las noches. Varias cosas a demás de Luisana pasaban por su mente, organizándose, acomodándose, y para él era demasiado.

Así que lloraba.

Pero antes de que pudiera hacer eso, la puerta de su cuarto se abrió, junto con unos ruidos raros. Sollozos y susurros.

—Jun... Hermano...

Jun se preocupó de golpe, se sento, prendió la linterna del celular y alumbró va la pared. Yangyang estaba parado allí llorando, agarrándose el borde de la franela con las dos manos.

—¿Qué pasó?

—Tuve una... Una pesadilla...

Jun suspiró, normalmente las pesadillas las recibía su mamá, no él. Pero no iba a salirle con patadas al niño. Se arrimó y palmeó la cama.

—Ven.

El carajito subió, y para sorpresa de Jun, Yangyang apenas subió lo abrazó como si fuese a irse, y empezó a llorar más.

—Yangyang ¿Qué pasó?— susurró sobre la cabeza de su hermanito. Mientras él trataba de calmarse, Jun le sobaba la espalda con cuidado.

—Es que soñé, soñé que no estabas.— finalmente Jun lo agarró bien para abrazarlo— Soñé que te ibas y me dejabas solo...

—Fue un sueño, yo estoy aquí.

Tan rápido terminó de decirlo el niño se le clavó en el pecho. Nunca había consolado tanto a Yangyang, pues él siempre iba con su mamá, nunca era la primera opción.

Sólo peleaban y le prestaba cosas, tal vez había un poquito de lejanía cuando Yangyang nació, nunca fue realmente el centro de la familia, siempre habían más bebés naciendo.

U.E.I Sevenzuela -Seventeen-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora