Capítulo 5

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Alex, ¿qué pasó?- preguntó Félix tomando mis hombros, las caras de desconcierto de todos me daban vueltas en la cabeza junto con las palabras de Rodrigo, -¿estamos despedidos?...- preguntó Harold nervioso -demonios...Alex por favor habla- Anne estaba desesperada, -...Rodrigo, me notificó que me quitaron el estelar...- dije entre sollozos -¡¿QUÉ?!- gritaron todos al unísono, como pude les expliqué todo, salimos de el teatro y caminamos mientras desahogaba mis penas, -¡ésa perra estúpida! Ni siquiera es la mitad de lo que tú eres en el escenario, ¡¿a quién demonios se le ocurrió hacer eso?!- dijo Harold pateando una botella vacía en el suelo, -honestamente, no creo que haya sido sugerencia de Rodrigo, aquí hay algo raro- Félix indagó -también creo eso, ¿dárselo a Karen?- continuó Evie -es simplemente ridículo, baila como si tuviera calambres estomacales- añadió Kotomi y todos reímos, amaba a mis amigos, siempre me hacían sentir mejor después de un día malo en la compañía, entonces él vino a mi mente, Arthur, mi Arthur...quizás hoy me llamaría, quizás su voz me haría sentir aún mejor, me ruboricé y sonreí, -oh, oh esperen...Alex se puso roja y está sonriendo- gritó Anne, todos voltearon a verme, -¿Qué?...- dije mirándolos -bien, sólo dinos que ésa sonrisa no es por el tarado de Damian- dijo Kotomi a lo que todos respondieron un ruidoso "si", -no...él ya no...- paré en seco y mi mente maquiló, Damian, ¡Claro, ése hijo de puta es miembro del comité!, ahora todo tenía sentido -¡MALDITO IMBÉCIL!- grité y mis amigos se asustaron -¿Qué, qué hizo?- preguntó Félix -la decisión fue tomada por el comité del teatro, Damian es parte de, ayer lo dejé plantado por...ayudar a alguien y me llamó en la noche molesto, reprochando, ¡agh, maldito infantil!- dije con la rabia brotando de todos mis poros -ése jodido perro, ¡hijo de puta! Le voy a partir la cara al maldito- dijo Harold tronando sus puños -tranquilos, llegaremos al fondo de esto- dijo Evie -yo sí le quiero partir la cabeza al idiota ése, ya me caía mal desde el inicio- contestó Anne también tronando los puños, amaba tanto a mis amigos, Damian me las pagaría con creces, llegamos hasta la parada del autobús que me llevaría a casa, cada uno me dio un abrazo y palabras de aliento, a todos les sonreí, por dentro me estaba cayendo a pedazos, pero ellos poco a poco los iban levantando.

Mientras viajaba en el bus, no podía evitar pensar en la dulce voz de Arthur, en oír un chiste y estallar de risa, lo necesitaba "ojalá llame hoy, ojalá llame hoy..." mi cabeza mantenía ése pensamiento girando y girando como un péndulo, la ansiedad me empezaba a carcomer.

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Llegué a mi edificio, entré y fui directo al correo sólo para encontrarme de nuevo con el buzón vacío, como todos los días, entré al elevador y pulsé el botón, estaba pensando en cómo llamaría a Alex, ¿me vería muy imprudente? ¿Qué tal si no está en casa?, Quizás tenía cosas mejores que hacer...-¡Espera, espera espera!- oí la voz de una mujer gritando, corriendo al elevador, evité que la puerta se cerrara con el pie y ella entró, venía en compañía de una niña, la cual no dejaba de mirarme, sólo sonreí levemente, su madre la apegó a su costado; el elevador se atoró, no era novedad, cada tercer día por lo menos solía atorarse -éste edificio es una basura ¿no crees?- dijo en tono de fastidio, volteé a verla -éste edificio es una basura ¿verdad mami?- la niña repitió las palabras mientras su madre desinteresada siguió mirándome haciendo un ademán de darse un tiro en la cabeza, era casi lo mismo que yo sentía, pero de nuevo Alex se cruzó en mi pensamiento, ella era como el antibalas de mi mente, sonreí despacio y el elevador echó a andar al fin, paró después de unos momentos y ella salió -adiós...- se despidió con el mismo tono aburrido, entonces yo también salí, su hija repetía una y otra vez la frase "es una basura", caminé hacia donde mi puerta pero me detuve antes, ¿correspondería aquel "saludo"? ¿Me voltearía para volarme los sesos como ella? Con la mirada abajo reí y seguí mi camino, yo ya tenía a alguien por quién volarme la cabeza.

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Llegué a casa y aventé las llaves al dulcero, me tiré en el sofá y deje que mi columna reposara, había sido un día pesado, Manchas mi gato maulló y se frotó conmigo, sabía que la estaba pasando mal, -necesito un poco de té...- murmuré y fui a la cocina a preparar mi bebida, mientras seleccionaba el sabor el teléfono sonó, mi corazón se aceleró de sólo pensar que podía ser Arthur, me pasmé unos segundos y después corrí hasta la mesa del teléfono -¿hola?...- respondí disimulando mi agitación, un silencio se escuchó, oh cielos, seguramente, no era Arthur -...¿Alex?- escuché desde el otro lado, mi rostro casi se prendió en llamas, era él, -¿Artie?...- respondí con una enorme sonrisa -...¿cómo estás? S-soy yo- su voz nerviosa me hacía explotar el corazón -ahora estoy bien, ya que llamaste- me mordí el labio inferior mientras enredaba el cable en mi dedo, -¿tuviste un mal día?...- preguntó, pude sentir la conmoción en su voz -s-si, bueno, me robaron algo muy importante hoy...- dije titubeando, no sabía si contarle -¿puedes contarme?...¿Quién te lo robó?- su voz se sentía ahora con rabia, cielos, sus reacciones eran tan inesperadas, -bueno...lo que sucede es que, en la puesta en escena en la que trabajo...- comencé a contarle todo, me tomé la libertad de ser explícita, a medida que hablaba con él mi cuerpo descendía lentamente al suelo, mis palabras me hicieron recordar la rabia y el odio hacia el comité, hacía Damian, él, siempre era él el causante de mis problemas, Arthur me escuchó con toda la paciencia del mundo, me dejó llorar, me invitó a sacarlo, me sentí bien entonces -Alex...daría todo porque nunca tuvieras un mal día, por eso te prometo que brillarás ése día, para mí eres la estrella del show, nadie más.- dijo y pude imaginarlo tocando mis hombros, mi cabello, dándome ése consuelo, -gracias Art, desearía que estuvieras aquí...pero mejor dime ¿cómo estuvo el trabajo hoy?- pregunté con la intención de olvidar mi dolor, -...yo también tuve un mal día...- dijo y enmudecí -oh...perdón Artie, cuéntame ¿qué pasó?- ahora era mi turno de escucharlo, creí que sería algo fácil, algo como lo mío pero olvidaba algo, Arthur era muchísimo más sensible que yo, -te necesitaba mucho Alex...deseaba que estuvieras ahí para calmar mi ataque- dijo con la voz débil, intentando calmarse -Artie, tranquilo, yo estoy siempre contigo, haré todo lo posible por estar contigo cuando más lo necesites- le juré, maldición en ése momento sólo quería atravesar la bocina y llegar a su lado, darle un abrazo y protegerlo.

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La llamada fue tan especial, justo como lo imaginé, quién iba a pensar que ella y yo tendríamos más en común de lo que creía, era una buena señal, el inicio de algo más...

-cabeza arriba- dije mientras vertía el agua sobre mamá, era la hora de su baño, ni siquiera sé había dado cuenta de que había llamado a una chica, -tal vez el cartero las está tirando...- mamá pensó de nuevo en las cartas al señor Wayne, -Ma ¿por qué las cartas son tan importantes?- pregunté y vertí más agua sobre ella, -¿Qué crees que va a hacer?- continué, -nos va a ayudar...- dijo segura de eso -pero trabajaste para él ¿qué, más de 30 años?, ¿Por qué nos ayudaría?- repliqué y ella me miró -porque Thomas Wayne es un buen hombre, si supiera cómo vivimos, si viera éste basurero se pondría mal...no puedo explicártelo mejor- la miré unos segundos -no te preocupes por el dinero ma, ni por mí, todo el mundo dice que voy a presentarme en grandes lugares como comediante- dije para que desistiera de pensar en Thomas Wayne, -...pero Feliz, ¿por qué piensas que puedes hacer eso?- preguntó extrañada -¿De qué hablas?- respondí sin entender -bueno...para ser comediante hay que tener gracia- dijo y me miró como si de un ingenuo bobo se tratara, ¿gracia? Pero sí tenía gracia, ¿qué había de malo? Alex se ríe de mis chistes y demás, tal vez sólo era cuestión de perfeccionar.

Mientras veía el televisor no podía dejar de pensar en las palabras de mi madre y el día que tuvo Alex, en el tal Damian, un patán, un asqueroso gusano, miré el arma de Randall encima de la mesa de centro, mientras jugaba con ella, simulé disparar haciendo sonidos con mi boca y la música en el televisor vibrando, me imaginé en la pista de baile con Alex, oh sí, bailando juntos -hola Arthur, eres muy buen bailarín- dije imaginando que era Alex quien me halagaba -ya sé...¿sabes quién no?- mis brazos en el aire me hacían sentir bien, mis manos sosteniendo la pistola -él- visualicé al imbécil de Damian a un lado de mí, mirando cómo un tipo como yo lo hacía polvo y se quedaba con su chica, jalé el gatillo y me asusté tanto que caí al suelo, ¡Rayos, le había tirado el martillo! Oh cielos, oh cielos, en qué estaba pensando, rápidamente subí el volumen al televisor -¡¿FELIZ, QUÉ FUE ÉSO, ESTÁS BIEN?!- gritó mi mamá desde la habitación, demonios, -Mamá, ¿mamá qué?- grité disimulando no entender -¿ÉSE RUIDO, OÍSTE ÉSE RUIDO?- gritó de nuevo desesperada, -¡estoy viendo una película de guerra!- alcancé a contestar con la primera excusa que pensé, -¡BAJA EL VOLUMEN!- finalizó ahora realmente molesta, ah rayos, no sé qué pensaba, -perdóname ma- caminé hacia su habitación para disculparme, qué torpe fui.

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⏰ Last updated: Mar 25, 2020 ⏰

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