Capítulo treinta y siete

Start from the beginning
                                    

Claudine levantó ambas cejas, sorprendida con mi intromisión.

El rostro de mi jefe estaba rojo y se marcaba una vena en la parte izquierda de su esbelto cuello, siendo la representación humana de la ira frente a mí.

—He ido a por ti, Tailler. Dos días seguidos. Cuando deje de hacerlo van a desaparecer, ¿sabes por qué? —Ni siquiera esperó a que respondiera a su pregunta—. Porque no eres nadie. Y, aunque ahora creas que todo gira a tu alrededor, no lo hace, porque sigues siendo una incógnita indefinida y pronto todos, incluido yo, vamos a olvidarnos de ti.

¿Por qué se empeñaba en odiarme tanto? Yo no le había hecho nada, ni siquiera lo había intentado, para merecerme todas aquellas palabras envenenadas que estaban llevándome al borde de la amargura y que, de algún modo, provocaron que cayera sobre una silla, abrumada por la situación y por lo que estaba a punto de suceder.

—Cállate, Narcisse. No eres tú quien decide cómo tiene que vivir, así que haz el favor de dejar de dramatizar todo lo que está pasando y déjanos trabajar. Si lo hubiera sabido, te habría delatado cuando aceptaste a Jonhyuck —dijo Claudine con frialdad.

El CEO relajó sus labios, que hasta ahora eran una simple línea blanquecina por la presión y pronto hizo lo propio con sus puños. Al parecer, sí tenía algo de control sobre su cuerpo, aunque no estaba tan convencida de que podía hacerlo con sus palabras.

Mi cabeza daba vueltas y no sabía por qué. Tal vez era demasiado abrumador todo aquello como para sentirlo de golpe.

—Seguid trabajando. Y que alguien le dé un poco de agua a Marie Agathe —ordenó la jefa de taller, al ver cómo escondía el rostro entre mis frías manos, comprendiendo poco de lo que acababa de pasar.

Quise negarme y fingir que estaba bien, porque lo último que quería era hacer el ridículo como tantas veces había demostrado, aunque, antes de que me diera cuenta, algo chocó contra la mesa frente a mí y pude observar cómo la mano de Narcisse se apartaba de la botella con la misma rapidez con la que la había dejado.

—Ya puedes ir dándome las gracias —me dijo, mucho más calmado que minutos atrás, cerrando la puerta del armario del que había sacado el agua que había frente a mí.

Agarré la botella y me dispuse a beber, todavía confundida por lo extraño de la situación.

—Gracias.

Nadie dijo nada después de aquello, como si todavía tuviera que añadir algo más.

Sin embargo, sentí algo vibrar dentro de mis pantalones violetas y, sin apartar la mirada de mi jefe, cuyo rostro seguía enrojecido, metí la mano en el bolsillo para coger mi teléfono móvil.

—¿Sí?

—Tengo a tu madre —murmuró una voz.

La verdad era que no me habría importado si se hubiera tratado de un secuestrador. Mi madre nunca se había preocupado por mí en un sentido real y su falta de amor había influido en cómo me había desarrollado como persona, desde el miedo y la inseguridad. Irme de su casa había sido la mejor decisión que había tomado jamás y no iba a permitir que me preocupara por alguien a quien no le importaba en absoluto y que tan solo había viajado hasta París para aprovechar que mi nombre ahora era conocido e inventarse una historia sobre cómo ella había formado parte de mi vida de una forma tan positiva como para que ahora, y como objetivo final de mi carrera, se me relacionara con Narcisse Laboureche.

Por desgracia, no parecía que nadie la hubiera intentado raptar.

—¿Bastien?

Fue entonces cuando Narcisse, quien había intentado no mirarme desde su reprimenda, dejó caer su mirada sobre mí, frunciendo el ceño al instante.

—Tu madre se sabe de memoria tu número de teléfono, no creas que he tenido que stalkearte demasiado para conseguirlo —rio, aunque parecía incómodo.

Intenté levantarme, todavía algo mareada, porque mi jefe cada vez parecía más interesado en mi conversación.

—Ahora vuelvo —le susurré a Claudine, dirigiéndome hacia la puerta y pasando junto a Narcisse en el acto, aunque no intentó detenerme.

—¿Puede bajar la voz, señora? —pidió Bastien de pronto, aunque estaba claro que no me lo decía a mí.

Cerré la puerta detrás de mí, segura de que así nadie podía oírme, y me dispuse a hablar de nuevo.

—¿Qué ha pasado?

—En realidad no la tengo yo. Se ha enterado de alguna forma de que el copropietario y relaciones públicas de Louis XIX vivía en la casa de enfrente de su querida hija y ha venido a tocar a mi puerta. Alguien ha tenido que informarle de dónde vivía, porque no creo que sea fácil encontrarme —murmuró, evidentemente confundido.

Me giré hacia el interior de la sala, encontrándome con la mirada de Narcisse puesta en mí. No sería capaz. O tal vez sí.

—Voy a echar a mi madre de allí, no te preocupes. Tan solo déjame terminar la jornada e intenta echarla como puedas, es una sanguijuela.

—Iré a buscarte a las seis —dijo, antes de colgar.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que la puerta se había abierto y que Narcisse me estaba observando con una ceja enarcada, como si estuviera pidiéndome explicaciones por algo.

—Sé lo que has hecho —gruñí, sintiendo cómo mi odio por él aumentaba a cada segundo.

Y, cuando menos me lo esperaba, mi jefe, Narcisse Laboureche, quien nunca parecía tener emociones positivas, me sonrió.

* * *

Annyeonghaseyo!

Supongo que os disteis cuenta de que ayer no subí ningún capítulo y es que tuve un ataque de ansiedad y ahora me cuesta respirar un montón y no sé qué hacer, porque estoy lejos de casa y sola y los hospitales están colapsados por el coronavirus así que mis tonterías son menores :( Pero vuelvo a casa el jueves, así que espero que para entonces ya esté mejor (si no recibo otro mensaje de "Ihr Flug wurde annulliert" porque ME CAGO EN EL BICHO DEL CORONAVIRUS QUE YO QUIERO VOLVER A MI CASA.

Pero bueno, que Narcisse ha sonreído. Like, for the first time. Y no parece por una buena razón después de la tunda que le ha metido a la pobre Agathe que un poco más y se caga ahí mismo. Sin papel higiénico ni na' badum tas.

Ah, y Bastien va a ir a por Aggie para huir de su madre, quien, en lugar de ser el rehén del vecino parece su secuestradora por cómo habla de ella JAJAJAJA

Así que get ready pa' lo que viene mañana, solo aquí, en (Disney Channel) QJN.

Annyeong!

Querido jefe NarcisoWhere stories live. Discover now