—¿De qué trataba la reunión esta vez? —Preguntó la princesa, sin bajar la mirada o desviarla de su camino.

—Algunos señores estaban hablando de un nuevo negocio mercantil que tenemos con... —contestó Tom, pero se quedó callado, pensativo —. Algún otro país. La verdad es que he olvidado el nombre —terminó encogiéndose de hombros y metiendo sus manos en los elegantes bolsillos de los pantalones azul oscuro que llevaba.

Margery alzó una ceja: —Esa es una actitud de un gran rey, Tom. Olvidar los nombres de los aliados —comentó con un poco de burla en su tono de voz. Solo con su hermano sabía que podía sacar ese lado sin ser innecesariamente juzgada.

—Ay, por favor —se quejó el castaño de una manera que no sería digna de alguien de la realeza —. Te aseguro que pronto te iba a llamar a la reunión, para terminaras con mi sufrimiento en un solo toque.

—¡Pierstom! —Exlamó —. Eso no es gracioso —terminó reprendiendo a su hermano, mirándolo a su vez con desaprobación.

La princesa sabía que Tom estaba bromeando, pero sobre todo, exagerando. Eso, sin embargo no evitó que ella, aprovechando que llevaba puestos sus guantes y las mangas largas del vestido que llevaba puesto, no tardó en darle un codazo a su hermano. A su vez agradecía que nadie más, aparte de Sarai, se encontrara en el pasillo de ese momento, pues aquel gesto nunca debería ser hecho por una princesa.

A veces encontraba demasiadas restricciones y reglas que la ahogaban cada día.

—Es que en verdad no entiendes lo terribles que son ese tipo de asambleas —se defendió —. Aunque quizá la suerte pase a estar de mi lado si Emilianno decide ser el rey de Mercibova.

—¿Nuestro hermano? —Preguntó incrédula, ingresando finalmente a su lugar preferido de todo el palacio —. Apenas tiene dos años, Tom.

—Él es el único que tiene menos rabietas que nuestros padres. Sería un gran rey —halagó Tom, siguiendo a su hermana al lugar que él mismo le enseñó cuando todavía eran unos niños.

Una suave sonrisa se dibujó en los labios del príncipe al observar a su hermana sentarse con total confianza y libertad en la silla, para mirar con atención sus dibujos y pinturas. Era verdad que se pasaba la mayor parte del tiempo encerrada ahí, que después de que la confinaran en la Torre Norte, algo cambió en el joven corazón de Margery. Tom nunca la presionaría a contarle cómo vivió esos años allá, dado que no le permitían visitarla, salvo algunas fechas en específico, pero él siempre estaría dispuesto a esperarla, el tiempo que ella necesitara.

Hizo falta mucho ruego de parte de él y de su hermana para que por fin la dejaran volver a una vida medianamente normal.

En realidad, él no podía aguantarse a que el brujo cumpliera con el contrato y rompiera con la Maldición del Naranjo Seco. Se negaba a siquiera pensar que su querida hermana menor moriría joven y de manera abrupta, que luego terminaría enterrada en un bosque, lejos de las zonas del castillo y de su derecho como parte de alguien de la familia real.

A veces existían unas tradiciones hechas a base de la imagen que se esperaba de los reyes de Mercibova. Para nada familiares o justas.

—¿No crees que podrías salir más de aquí y disfrutar del aire libre? Prometo entretener a la reina para que no tengas que cumplir con ciertos aspectos de tus deberes —propuso Tom, tomando asiento sobre uno de los muebles que se encontraba en el lugar.

En ese momento, Sarai se apresuró a servir dos copas de vino, luego las posó sobre una bandeja de plata y se las ofreció a los dos hermanos. Tom tomó la suya entre sus manos, mientras que Margery permitió que la joven rubia la depositara a un lado, sobre la mesa de trabajada piedra.

CURSED LINEAGE «the witcher»Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin