Bambam sonrió en grande, como si acabara de hacerle un cumplido.

—Gracias. De verdad me halaga.

—De acuerdo, ¿vamos? —cortó Jaebum, comenzando a caminar hacia la fiesta.

Yugyeom iba último, encorvado y temeroso. De repente, se arrepentía de haber accedido a usar una remera de red. Los chicos podrían ver sus pezones a través de la tela. Eso le aterraba. En primera estancia, no lo había pensado bien. Estaba tan maravillado por lo sexy que se veía con maquillaje, que le podrían haber ofrecido unos tacones y o unas orejas de gato y lo habría aceptado. Quería volverse y colocarse una camisa encima, o algo que no lo hiciera sentir tan desnudo.

Los pantalones ajustados tampoco ayudaban.

—Yug, ¿estás bien? —Mark se atrasó para caminar a su lado. Lo cierto es que estaba preocupado por él; podía notar su incomodidad, y temía que quisiera irse. En estos momentos, se arrepentía de haberlo obligado a venir—. Puedes decirme si quieres irte. Te llevaré a casa.

Asintió con la cabeza. Los demás seguían caminando delante de ellos, conversando de algún anime que habían visto estos días. Bambam no había parecido tener problemas para integrarse en el grupo.

—¿No crees que esto es... mucho? —se señaló cuerpo completo, refiriéndose a su atuendo. Mark le echó una rápida mirada de arriba a abajo.

—Yo creo que te ves más que bien con eso puesto.

Sintió que empezaba a ruborizarse. Por un momento pensó que no hablaba en serio, pero Mark le sonrió, y entonces supo que sí lo hacía.

Cuando levantó la cabeza, se dio cuenta de que Jinyoung lo estaba mirando. Al instante, volvió a correr la vista hacia el camino.

—Hey, ustedes dos —los llamó Bambam, para luego señalar una casa enorme a unos pocos metros más adelante, de la que ya se podía diferenciar las luces de colores estilo discoteca y música a todo volumen—. Estamos a punto de llegar.

Yugyeom sintió que se hacía encima.

***

Estar dentro de aquella casa era completamente diferente a estar afuera. Desde la entrada, se podía divisar la horda de gente que se amontonaba en cada rincón de la sala: habían adolescentes, adultos, hasta niños correteando por el lugar. También habían instalado un pequeño bar en el fondo de la primera habitación, junto al equipo del DJ. Una larga escalera en espiral conducía a los cuartos de arriba, que no quería imaginarse lo que algunos estarían haciendo.

Cuando se dieron cuenta, Bambam ya no estaba. Se había metido entre un grupo de chicos, y conversaba animadamente con ellos mientras uno le ofrecía un vaso de plástico rojo, y él lo rechazaba. 

—Muy bien —comenzó Mark, teniendo casi que gritar para hacerse oír, mirando al trío restante—. A partir de este momento, pueden hacer lo que quieran. Nos volveremos a encontrar aquí mismo a las dos, y recuerden: no se vayan en el coche de alguien más, no importa qué tan lindo sea.

El corazón de Yugyeom comenzó a latir rápidamente. Creyó que esta sería una especie de salida en grupo. Que una vez que estuvieran allí, no se separarían, y él tendría alguien con quien hablar. No era bueno para socializar.

Jaebum y Jinyoung se miraron entre sí.

—De acuerdo, Yugyeom, te vemos luego —dijeron, y para cuando quiso darse cuenta, ya habían comenzado a alejarse.

—No, esperen... no se vayan... —pero sus palabras fueron tapadas por la música, porque entonces todos ya se habían ido y él había pasado a estar solo.

Heterocromía [Jingyeom]Onde histórias criam vida. Descubra agora