Corría el año de 1980 en un pequeño pueblo de Japón, de esos que parecen casi olvidados por el tiempo, los últimos 3 clanes ninja que quedaban en pie luchaban entre sí por el poder del territorio, un brutal atentado contra el clan ninja más prometed...
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Un par de días pasaron, el joven ninja aún recordaba las palabras del que se hacía llamar maestro kenji, que hasta hace poco era el líder de su clan, el joven ninja aún furioso por las muertes de sus maestros y amigos decidió abandonar su aldea. "Hiroshima" la cual siempre estuvo resguardada por el poderío ninja de la dinastía escarlata. Aún sabiendo eso el joven ninja decidió desertar de su aldea sabiendo que en algún momento los ninjas de su propio clan intentaran buscarlo y destruirlo, ya que el tenía el conocimiento sobre muchas misiones de rango secreto debido al espionaje que hizo con sus ya fallecidos maestros, aún sabiendo eso, el joven ninja estaba completamente determinado a cumplir su propósito; aniquilar al clan indura. Para lograr su objetivo sin embargo, él sabe que solo no lo podrá hacer, pasarán algunos años hasta que el joven ninja ponga en marcha su plan.
—Tengo que encontrar al viejo Otaka, me infiltre y esconderé mis herramientas ninja para pasar desapercibido y unirme a su poderío militar. Necesitaré aprender lo más que pueda, los samuráis son excelentes en el combate cuerpo a cuerpo—. Exclamó beckett.
Beckett se encontraba caminando con rumbo a fukuoka, pasando por un valle con frondosos árboles cuyas hojas eran rosas, podía ver a los venados que se asomaban de entre los árboles, conejos saltaban cruzando por el camino casi ignorando la presencia del joven ninja, la neblina y el rocío matinal se postraban sobre la tierra, el joven ninja caminaba mientras observaba el hermoso paisaje, observaba como el rocío regaba las hermosas hojas de esos árboles, como los venados comían del pasto del lugar y se limitaba a ver a los pequeños conejos que jugueteaban sin parar.
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—Hay que apreciar los pequeños momentos que tiene la vida, ojalá siempre pudiera ser de esta forma. lamentablemente no es a si, la vida aún que es hermosa en ocasiones puede ser bastante cruel, es la realidad del mundo en el que vivimos.— sentenció beckett.
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