—Porque hay alguien que le necesita mucho.

Wei Wuxian lo miró con atención, como tratando de descifrar a qué se refería. No podía no entender esto, ¿cierto? Es decir, era demasiado obvio...

—¡Sizhui! —finalmente contestó Wei Wuxian, extrañamente animado—. A ver, ya no eres el pequeño A-Yuan de hace trece años. Puedes cuidarte solo, no me necesitas —dijo, apretándole los cachetes—. Aunque debo admitir que eres adorable.

Sizhui sabía que era demasiado joven para que le temblara el ojo de la desesperación. Pero Wei Wuxian pareció no darse cuenta y siguió.

—Aparte, tienes al gran Hanguang Jun de padre. Sabes lo fuerte e inteligente y perfecto que es.

—Sí, pero...

—¿Ves? Pero si de verdad me vas a extrañar, te prometo que te escribiré.

—En realidad...

—Además, ¿no tienes a Jingyi? —preguntó Wei Wuxian, alzando las cejas.

Okay, la conversación había cambiado a un tema que Sizhui no esperaba. Desvió la mirada, claramente avergonzado. Era un poco raro que tu padre sepa quién te gusta. Bueno, quizá él también era demasiado obvio con sus sentimientos, pero al menos no los negaba. En cambio, Wei Wuxian podía notar el amor entre otras personas, pero cuando se trataba de él mismo, era un idiota.

Sizhui decidió dejarlo pasar solo por ahora, demasiado agotado como para insistir.

***

Un par de días después de aquella conversación, representantes de varios clanes llegaron a Descanso en la Nube. Necesitaban tener reuniones importantes acerca de lo que correspondía hacer ahora, después de todo lo sucedido.

Y claro, eso significaba que mientras los mayores discutían estos asuntos, los discípulos jóvenes de distintas sectas aprovechaban para juntarse. Así que ahora, Lan Sizhui, Lan Jingyi, Jin Ling y Ouyang Zizhen se encontraban teniendo su propia reunión de emergencia.

—...así que el maestro Wei se irá en unos días —dijo Jingyi, quien se había encargado de poner al tanto a los otros dos acerca de lo que había pasado.

Hubo un silencio mientras procesaban todos los detalles.

—Bueno, no entiendo por qué eso debería de importarme —dijo Jin Ling, cruzándose de brazos y mirando a un costado. Luego, con voz baja, añadió—. Pero van a impedirlo, ¿verdad?

—¡Tienen que impedirlo! —interrumpió Zizhen, quien ya se había involucrado emocionalmente—. Hanguang Jun y el maestro Wei no pueden separarse.

Jingyi asintió energéticamente.

—Tienes que hablar con ellos, Sizhui. Si no les dices, quizá ninguno de ellos se dé cuenta de que deben estar juntos.

—Ajá —coincidió Zizhen—. Ellos son como tus padres, seguro te harán caso.

—Está bien, está bien —dijo Sizhui. Un sentimiento de orgullo comenzó a crecer en su pecho. Le gustaba que lo consideraran hijo de Hanguang Jun y del Patriarca de Yiling.

—¿Y de verdad puedes ver el hilo rojo? —preguntó Zizhen—. Eso es genial.

Para convencerlos de todo, Sizhui le había dicho a Jingyi que podían contarles a sus amigos acerca de su habilidad. Al final, era un dato importante sobre por qué querían juntar a Lan Wangji y Wei Wuxian.

—De todas formas, recuerden que no pueden decírselo a nadie —dijo Jingyi.

—¿Y por qué no? —se quejó Jin Ling.

Hilo Rojo - WangxianOn viuen les histories. Descobreix ara