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—Entonces... —Minho rio por lo bajo, observando el café sobre la mesa, frente a sí—. Entonces no se trata de una historia de amor donde se envían dulces cartitas de casillero a casillero.

—Por supuesto que no.

—Y Zayn, según este chico, es el verdadero hijo de puta.

—Exacto —Louis observó a Sun, quien se encontraba en el suelo de la sala, con sus juguetes, entretenida y cambiando su tono de voz para interpretar cada personaje que creó.

—Le creo —El de cabello platinado asintió con lentitud, recibiendo una mirada llena de pánico de parte de su amigo—. Tiene sentido.

—¿P-por qué crees que tiene sentido, maldita sea? —A pesar de la brusquedad en sus palabras, se encontraba susurrando—. ¿Zayn alguna vez nos ha demostrado ser así?

—¿Tú has salido con él? —De repente, Minho se encontraba serio—. ¿Siempre han sido amigos? ¿Sólo amigos?

—¿Por qué preguntas eso? ¿No es obvio? Él es...era...no sé, pero siempre lo consideré como un hermano.

—Bueno, no es lo mismo para él —El veinteañero bebió un sorbo de su café, moviendo los dedos sobre la mesa, como siempre solía hacer—. No sé de qué manera te considera, pero, ¿gente que hace este tipo de cosas a otras? Que les arruina la vida al punto en el que tú estés creyendo que este chico está muerto...no quiere a nadie.

—¿A ti alguna vez te hizo algo?

Minho se encogió de hombros—. No me gusta hablar mucho de las cosas que pudieron haberme sucedido —Respondió, de una manera tan veloz que apenas se pudo comprender—. Pero yo le creo al chico. ¿A quién le crees tú?

—A Harry, por supuesto.

—Oh, ¿entonces es el ex de Zayn? Dijiste que no sabías quien era.

De repente, ambos parecieron quedarse congelados.

Louis, quien no parecía estar del todo cuerdo, sentía que estaba a punto de enloquecer...una vez más—. Voy al baño, mira a Sunny.

—Ah, ¿de acuerdo? —Minho estaba preocupado, pero algo atónito—. No tardes.

Su corazón se encontraba acelerado, sus manos frías, sudorosas, y todo por nombrar de manera tan natural a alguien que venía leyendo durante semanas.

Porque sabía que era él, siempre lo supo. Era algo demasiado evidente, pero su mente quería eliminarlo, para continuar con la tranquila rutina donde confiaba en su amigo.

Ya no era lo mismo.

No sentía confianza, las dudas lo invadían por completo, al punto en el que, estaba seguro de que si se presentaba alguna ocasión donde Zayn le tendía un vaso de agua, creería que contenía algo más.

"Nunca tuve un novio llamado Harry. Nunca pasó, lo juro."

Su mejor amigo desde la niñez, en quien confió su vida entera, y ahora...todo se derrumbaba.

Inhaló profundo mientras se apoyaba con ambas manos en el lavabo, observando su reflejo en el espejo frente a sí. Estaba algo pálido, su cuerpo temblaba, incluso siendo visible por debajo de la enorme sudadera blanca que traía puesta, y tenía aquella leve necesidad de querer pasar su mano por su nuca para aliviar la contractura.

Estaba a punto de tener un ataque de ansiedad, pero lo estaba oprimiendo...o deshaciéndose de éste...o lo que sea.

Necesitaba dejar de pensar.

Cerró sus ojos antes de abrir el grifo de agua fría, mojando hasta su cabello. ¿Y si Zayn era como "H" decía? Lo describía y, en muchas ocasiones, sonaba igual que Zayn.

Gruñó, demasiado frustrado.

¡¿Por qué lo estaba evadiendo?! ¡¿Por qué evadía la posibilidad más acertada?! ¡Era obvio!

—Es que... —Susurró para sí mismo, con su voz entrecortada, sintiendo que podría llorar hasta caer al suelo.

<< Es que sé que esto terminará mal. Sé que él está muerto >> Pensó, limpiando sus lágrimas con rapidez, intentando eliminar la humedad de sus mejillas. << Y si es... >> Sollozó << Sí, lo es >>

Era Harry, e incluso luego de tantas cartas, sabiéndolo, podía permitirse decirlo en su mente, en aquel mismísimo momento.

Aquel chico tan callado, amable, poco expresivo y muy tímido, era el causante de todo aquel mal momento. Fue consciente al dejar las cartas en el casillero, sabiendo que alguien las tomaría, que las leería y la pasaría mal... ¿o no? En general, las personas en mal estado psicológico no sabían con exactitud lo que hacían.

Louis debía informarse mejor, pero, ¿Cómo hacerlo, si ni siquiera sabía lo que Harry tenía en mente?

De repente, los pensamientos se fueron de su mente, y su único enfoque en aquel momento fue pensar en dos opciones:

La primera: Recomponerse, esperar a que el pánico pase, y continuar con su vida por, al menos, unas semanas, hasta poder sentirse lo suficiente estable para leer las últimas dos cartas.

La segunda: Sentirse como la total mierda, pero hacer las cosas rápidas, y acabar con todo de una vez por todas.

Secó su rostro, observándolo por última vez en el reflejo del espejo frente a sí, y salió del baño, caminando por el pasillo y sonriendo a su hermana antes de volver a la cocina.

Minho, quien esperó por él, alzó la mirada, permitiéndole a su amigo notar que estuvo llorando en silencio.

El castaño se apoyó contra el marco de la puerta, tragando saliva con fuerza—. ¿Él te habló de Harry?

—Sólo mencionó que fue su novio, antes de conocerme. Dijo que lo lastimó mucho.

—¿Quién a quién?

—Bueno... —Minho suspiró, acomodando su cabello hacia atrás—. Ahora, gracias a estas cartas, lo sabemos.

Hubo un breve silencio.

—¿Dónde te has quedado este tiempo? —Preguntó Louis.

—...En su casa.

—¿Podrías quedarte aquí, Min?

El último nombrado sonrió entre lágrimas, asintiendo con rapidez. Tal vez, si no hubiese llegado a tiempo, Minho hubiese terminado como "H".

No se sentía un héroe, para nada. Pero estaba feliz de tenerlo a su lado.

—¿Qué planeas hacer? —Preguntó el más joven de ambos, observando a Louis regresar a su asiento.

Lucía tranquilo, pensativo, pero, sobre todo...

—Voy a hablar con él, terminar las cartas, y seguir adelante.

...decidido.

WHO | Larry Stylinson | 1er libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora