Corría el año de 1980 en un pequeño pueblo de Japón, de esos que parecen casi olvidados por el tiempo, los últimos 3 clanes ninja que quedaban en pie luchaban entre sí por el poder del territorio, un brutal atentado contra el clan ninja más prometed...
Beckett esquivó el ataque del enemigo y rápidamente desenfundó su katana, haciendo que estas chocaran con fuerza, ambos aceros al chocar, expulsaban chispas debido a la fricción que entre había entre ellas.
—¡No seas estúpido, intento no matarte pero me lo estas dejando difícil! —gritó Beckett mientras devolvía el ataque contra aquel hombre.
Las katanas hacían fricción entre ellas, y Beckett lo miró desafiante con sus ojos rojos.
—Cambié de opinión, te mataré aquí mismo —sentenció el joven.
Saltó hacia atrás, mientras le arrojaba un shuriken a su adversario, el cual con su katana se lograba proteger de ellas. No fue hasta que una impactó en su hombro derecho, haciéndolo bajar la guardia, y en ese momento Beckett ya se dirigía hacia él, para que en cuestión de segundos, ya atravesara su pecho con el filo acero.
—Tu sed de venganza te llevará lejos —susurró agónico, mientras caía en sus rodillas—. Te diré lo que quieres saber, el líder de esta zona se encuentra en la casa más grande de la aldea, y solo tiene a un par de ninjas que siempre están con él... —Sus pulmones se llenaban de sangre y al toser expulsaba sangre por su boca—. No podrás llegar a él, sus escoltas te matarán.
Retiró la katana de su cuerpo, haciéndolo caer muerto sobre el piso.
—Odio cuando me subestiman —escupió con desprecio el chico, que estaba sediento de sangre.
Poco después se dirigió a la aldea Sawara, ocultándose entre la oscuridad de la noche, mientras trataba de ubicar la casa más grande que había en el lugar.
Pasaron unos largos minutos, cuando logró localizarla.
Examinaba cuidadosamente todo el lugar, viendo por donde entrar y por donde salir. Cuando de pronto, vio que uno de los escoltas salía de la casa.
Beckett se dirigió a interceptarlo, sujetándolo por la cabeza y con un movimiento rápido le quebró el cuello.
Minutos después, se escabulló dentro de aquella gran casa, donde supuestamente solo quedaba el líder y su otro escolta.
—Señor Lee, ¿pronto mandarán más refuerzos? Lo que pasó ayer nos dejó con muy pocos hombres. Pienso que deberíamos destruir a esos ninjas de la dinastía escarlata —exclamó el escolta.
—Primero debemos proteger bastante bien esta zona, ya que es un medio excelente para atracar a los comerciantes que se dirigen a las aldeas vecinas —sentenció el viejo jefe.
—En eso tiene razón, Iré a buscar al otro estupido, ya se tardó bastante. —Sujetó su katana para salir a buscar a su compañero.
En ese momento, Beckett ya lo estaba esperando abajo de las escaleras. Sujetó su kunai y cuando llegó el momento apropiado, le desgarró la garganta. Rápidamente tapó con sus manos su boca para que no hiciera ningún ruido, y lo dejó morir desangrado.
"¡Son unos malditos! ¡Yo protegeré mi Aldea!"
Beckett sujetó el cadáver del escolta, y subió lentamente las escaleras hasta llegar a la puerta donde se encontraba Lee.
—¿Dónde se habían metido ustedes dos? ¡No es momento para que desaparezcan de esa manera! —les gritó el viejo.
El chico, arrojó el cadáver del escolta a sus pies mientras se dirigía a matarlo.
—No te muevas maldito, veo que no llevas arma alguna contigo —hablaba el joven ninja, arrastrando las palabras llenas de odio.
Beckett se apresuró a sentar a Lee en una silla, mientras lo amarraba de las manos y los pies.
—Ahora te haré unas preguntas, y tú me las vas a responder. —Con el mango de la katana le pega en la nariz, haciéndolo sangrar.
—¡No hablaré, es parte de mi honor como ninja del clan Indura! No obtendrás información que salga de mi boca. —Se burlaba el viejo arrogante.
—Mataré a todo tu maldito clan, viejo estupido. —Sacó sus estrellas ninja y comenzó a lanzarlas en contra del cuerpo de Lee.
—Quiero que hables, cerdo asqueroso, ¿quién es el líder de tu clan? ¿Cuántos son y dónde están? ¿Quienes son sus aliado? —preguntaba furioso, el chico mientras seguía inflingiéndole más dolor.
—¡Ya te lo dije! De mí no tendrás ni una sola palabra, así que puedes matarme —repetía una y otra vez lo mismo.
Beckett clavó un poco su katana en el pecho del hombre, y mientras lo hacía muy lentamente, bramó con furia:
—¡Solo quiero el nombre, Lee! ¡Habla maldito bastardo, y tu muerte será menos dolorosa! —Beckett continuó clavando su katana en su cuerpo.
—S...su nombre es Argos...Él es el líder del clan Indura...—Fueron las últimas palabras de aquel viejo ninja.
—¿Ves que no fue tan difícil? —Beckett sacó la katana del pecho de Lee y con un movimiento rápido, cortó su cabeza.
—Maldito traidor, la gente como tu debería ser exterminada de este mundo y yo me encargaré de cumplir eso.
CONTINUARÁ...
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Capítulo de la historia corregido por la editora @_BELAND_