El recién nombrado puso su mano en su rostro demostrando desesperación.

- Clyde - lo llamó Tucker.

- ¿Sí? -

- Mejor ya vete a bañar. - sugirió el azabache evitando su pregunta.

- ¿Por qué? -

- Porque te tardas como media hora y tenemos que estar listos temprano. - contestó Token bajando de la litera - Nosotros deberíamos ir a desayunar, Craig. -

- De acuerdo. - dicho esto, él también bajó de la litera junto a Tweek.

- Ay, está bien. En un rato los alcanzo. - accedió Clyde, sacando sus cosas de baño de su mochila.

- No te tardes. - dijo Token para luego cerrar la puerta.

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Craig, Tweek y Token bajaron las escaleras, viendo a las chicas conversando en la sala, dirigiéndose a la cocina, donde se encontraron con Stan y sus amigos sentados en el comedor, desayunando.

- ... Y no sé si decirle al profesor. - alcanzaron a escuchar cuando entraron.

- Deberías contarle. Es más importante tu salud. - aconsejó Kenny.

- Sí, estoy de acuerdo con Kenny. - concordó Kyle.

- Buenos días, chicos. - dijo Token al entrar, atrayendo las miradas del grupo de Stan.

- Oh, hola. - saludó Kenny.

- ¿No hay desayuno? - preguntó Craig acercándose a la estufa.

- No, ustedes deben cocinar su propia comida. - respondió Stan.

- Ah, entonces comeré cereal. - dijo Craig sacando un tazón de la alacena.

Token y Tweek sí sabían cocinar, así que fueron al refrigerador para sacar los ingredientes para su desayuno.

- Buenos días, compañeros. - un joven rubio británico entró al lugar, saludando tímidamente, seguido de un chico azabache proveniente del infierno quien se dirigió al barra.

- Hola, Pip. - contestó Butters con una sonrisa.

Kenny sonrió divertido al ver a Damien ahí, así que se quiso ir a sentar junto a él.

- Pip, ven. Siéntate aquí. - Kenneth ofreció su asiento, parándose para dejar sentar a Phillip.

- Gracias, Kenny. - dijo el inglés sentándose.

McCormick sonrió y se fue a sentar junto a Damien en la barra.

- Hey, Damien - saludó Kenneth sentándose a su lado.

El anticristo lo miró socarrón.

- Hey, McCormick. Hace bastante que no veía. - comentó sarcástico.

- Nos vimos la semana pasada. - contestó sorprendido.

- Es sarcasmo, imbécil. -

- Ah, sí. Ya sabía - Kenny se apoyó en la barra - ¿Qué haces aquí? Me sorprendió verte hace unos días en la escuela. - preguntó el rubio, interesado.

- Bueno, mi padre me obligó a vivir aquí unos meses. Dice que necesito salir y socializar. - respondió hastiado.

- Pues sí que lo necesitas, amigo. - dijo Kenneth burlesco - Aunque también podría ser que quería tener tiempo a solas con Saddam Hussein. - McCormick miró a Damien divertido.

- Te recuerdo que ya no vivo con él por lo mismo, Kenneth. - contradijo el azabache.

- Ah, sí, ya lo recuerdo. Bueno, podría visitarte la próxima vez que vaya allá. -

- Ni se te ocurra idiota. - Thorn lo miró amenazante, a lo que Kenny rió sin más.

- Y... ¿Qué hay de Pip? - murmuró McCormick, acercándose lo suficiente al anticristo para evitar que los demás escucharan.

- ¿De qué hablas? - dijo Damien alejándose un poco del rostro de Kenny.

- Bueno, si mal no recuerdo, él había muerto hace años. Cuando éramos niños. - aclaró.

- No lo sé, obra de Jesús, quizás. - contestó rápidamente.

- Oh, ¿Pip era un ángel? - indagó sorprendido.

- Tal vez. - replicó sin interés - ¿Por qué lo preguntas? -

- Me resulta extraño que esté aquí, y creo que no sólo a mí, pero no sé atreven a preguntarle porqué está aquí. -

- Creo que él tampoco lo sabe. - dijo divertido.

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Dieron las ocho y cuarenta de la mañana y la mayoría ya se encontraban en la sala listos para salir.

El profesor Smith pasaba lista para verificar que todos estuvieran ahí. Nombraba los apellidos de sus alumnos, a lo que ellos respondían con un "aquí".

- ... Cartman - lo llamó, miró alrededor y se percató de que no estaba - Turner, ¿dónde está tu novio? Tenemos que irnos. -

- Él está arriba alistando sus cosas, pero ya viene. - lo excusó.

Todos los presentes soltaron un quejido de hartazgo. No querían seguir esperando.

- Heidi, dile al pendejo de tu novio que se apure. - comentó Kyle molesto.

- El único pendejo aquí, eres tú, judío imbécil. - contestó el susodicho bajando las escaleras.

- Bueno, ya que Cartman está presente, pueden ir saliendo. La señorita Jennie los espera afuera. - dicho esto, los jóvenes fueron saliendo de la cabaña uno a uno, a excepción de Butters, dejando desconcertado al mayor.

- ¿Sucede algo, Stotch? - le preguntó extrañado.

- Lo que sucede, es que yo... Ah... - Leo tallaba sus nudillos nervioso - ... Quería preguntarle si usted podía darme permiso de quedarme aquí. -

- ¿Por qué debería? -

- Ayer estuve hablando con mi mamá por teléfono y me dijo que debía quedarme dentro para que no se me agrave mi resfriado. - explicó luego de sorber su nariz.

Smith analizó sus palabras un momento.

- De acuerdo, pero, ¿estarás dispuesto a quedarte tú solo? -

Butters iba a responderle, pero alguien más se le adelantó.

- Puedo quedarme a hacerle compañía, profesor. - habló Kenny entrando a la cabaña, interrumpiendo la conversación.

- ¿Estás seguro, McCormick? -

- Sí, claro. No quiero dejar a mi amigo solo y enfermo. - replicó acercándose a Butters, dejando caer su brazo en el hombro contrario de forma amistosa.

El mayor entrecerró sus ojos, dudoso.

- Está bien, pero les imploro que no hagan nada peligroso, ¿bien? - accedió finalmente.

- Sí, profesor. Le prometemos no quemar ni destruir la cabaña. - contestó Kenny victorioso. Tendría algo de tiempo a solas con Butters.

- Bien, nos vemos más tarde. Tengan cuidado. - advirtió antes de salir y cerrar la puerta, dejando solos a aquel par de rubios.

- Bueno, Leo, estaremos solos un buen rato - comentó el más alto, sonriéndole brillantemente a Butters, quien le devolvió la sonrisa de forma inocente.

Forest || South ParkWhere stories live. Discover now