Estado de alarma II

Start from the beginning
                                    

– Te lo prometo. Antes de venir, en Pamplona, llevaba ya unos días en casa, así que es complicado que lo tenga.

– ¿Estabas aislada?

– Bueno aislada tampoco, pero es que yo soy profe de música en una academia y me habían cancelado las clases, así que tampoco tenía mucho que hacer.

– A mí igual. Estaba haciendo un curso de arte y también lo cancelaron hace unos días.

– ¿Arte?

Yo asiento ilusionada porque la veo con interés en el tema y empezamos a hablar, tanto de eso como de música, descubriendo que tenemos muchos gustos en común.

Un largo rato después de haber acabado de cenar, veo que bosteza bastante seguido y recuerdo lo cansada que estaba.

– Oye igual deberíamos ir a dormir ya – le digo viendo que ella no va a interrumpir la conversación.

– Sí será mejor porque se me van a cerrar los ojos en cualquier momento.

– Pues si me das un momento, cojo algunas cosas de la habitación y ya dejo que te acuestes.

– ¿Cómo? – me mira frunciendo el ceño. – Ni hablar, quédate tú en la habitación, vamos, faltaría más.

– De verdad que no me im...

– Que no, que no Alba. Bastante con que me dejes quedarme aquí.

– Pero...

– Que yo me quedo tan a gusto con el sofá del estudio, que es sofá-cama.

– Vale, vale, para – me río al ver que no me va a dejar ni replicarle.

– Venga, vete a la cama, que yo recojo esto – se levanta y empieza a llevar los platos a la cocina, por lo que aprovecho para ir al baño y prepararme para acostarme.

De repente oigo un grito y voy corriendo al salón, donde encuentro a Natalia mirando fijamente al sofá, por lo que miro hacia ahí yo también para ver cómo Queen se está acurrucando contra el cojín.

– ¿Tienes un gato?

– Una gata más bien. Se llama Queen – respondo sin poder evitar reírme del susto que se ha llevado, pero al ver su cara me preocupo. – ¿Hay algún problema? – pregunto con miedo por si le da alergia o no le gustan los animales.

– No, ninguno, es solo que no sabía que estaba aquí. Ha aparecido de la nada corriendo y ha dado un salto al sofá que me ha dado un susto de muerte.

– Es que no le gustan mucho los desconocidos, antes estaría escondida por ahí. Y lo del susto... considéralo una venganza por el que me he llevado yo cuando has llegado – bromeo.

– Está bien, es lo justo – ríe ella.



NATALIA POV

Dejo todo recogido y me dirijo al baño al ver que Alba ya está saliendo de nuevo.

– Buenas noches Natalia, descansa – me dice antes de irse a la habitación.

– Buenas noches.

Acabo en el baño y voy a por la maleta para meterla en el estudio. Al entrar veo que está prácticamente igual que cuando yo vivía aquí, salvo que todas las cosas de música que yo tenía, y que me llevé al marcharme, han sido sustituidas por cuadros y lienzos en blanco apoyados en la pared. También veo botes de pintura en una de las estanterías y cajas con material encima de la pequeña mesa que hay en una esquina.

CuarentenaWhere stories live. Discover now