Duelo dulce

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Me fui con ganas de viaje, sin pagar el peaje, ascendí.

Jonathan no podía hacerse daño tan fácil al tener sangre kriptoniana, sus opciones no eran muchas si quería terminar.
Optó por llenar la bañera principal, sería doloroso, lo sabía perfectamente.

En tu cara leo la pena, despeinada tu melena, no lloréis por mi.

Por un segundo pensó en todos los que le entregarían sus lágrimas, lamentablemente también pensó que el dolor de aquellos sería pasajero, nada que el tiempo no pudiese curar.

Era una niña buena, amiga de una docena pero no feliz.

Sonrió al recordar a todos los que hicieron sus días felices, personas que llamo amigos he incluso a quienes solo estuvieron para sacarle una sonrisa. 

¿Damián lloraría?

Así que no me reces, no me reces que te veo venir.

Cerro los ojos y suspiro, ¿Su abuela rezará por el?.

El suicidio es un pecado, no merece siquiera que le lloren, menos que le recen.

Te prometo que mi presencia como testigo es mucho más fácil.

Su padre lo entendería, el mejor que nadie  sabe que es más fácil ser espectador a un  desafortunado personaje.

¿Podrá cuidarlos desde lejos?

Egoísmo se casó con cobardía y me pusieron fin.

Volvió a recapitular, no quería enfrentar su presente y no veía un futuro.

Se sentía todo un cobarde por no querer afrontar lo que venía.

¿Pero aquello no era también un acto de valentía?

Afortunada con comida en la nevera, se siente desgraciada algo falla, pero no estaba de humor para averiguar.

Sus pensamientos fueron aún mas lejos.

Tenía comida, un techo, comodidad, notas aceptables, amigos...

¿Que estaba mal?

Eso lo hizo sentir aún más miserable.

Me deje llevar, me deje llevar.

Todo momento de reflexión se vio interrumpido al notar que la bañera había llegado su límite, cerro la llave y se dispuso a sumergirse.

El agua tibia inundó cada uno de sus sentidos, diversas sensaciones llegaron a cada parte de su cuerpo, escalofríos lo comenzaron a invadirlos.

Observo el techo del cuarto, cada persona, cada recuerdo, cada sensación, pasaron  todas entre fragmentos por su mente.

Sonrió y se hundió.

Sus músculos comenzaron a comprimirse, sus pulmones empezaban a exigir oxígeno.

Pero su voluntad era mucho mayor.

Su padre lo abrazo por última vez

Su madre le dio una última sonrisa antes de que fuera a su escuela.

Damián lo abrazaba una vez más bajo la calidez de las estrellas.

Sus ojos se abrieron levemente, esperando.

No siento ni la humedad, ni el frío.

Ni las ansias, no el deshielo.

Ni las ganas, ni la rabia, vuelo alto soy silente.

Soy ausente, soy aire , pero sigo aquí.

¡¿Jon?!-

Duelo Dulce Where stories live. Discover now