Jaebum se dejó caer en su cama, tirando su mochila al suelo. Ahora que estaban los dos solos y no había señales de su hermano por ningún lado, se sentía más animado. Sacó sus libros y los dejó encima de la cama. Jinyoung seguía parado junto a la puerta.

—Podemos dividirnos los ejercicios. Tú comienza por la primera página y yo por la segunda, y luego veremos...

—¿Qué tiene Yugyeom en los ojos? —lo interrumpió.

Su sonrisa se borró instantáneamente al oír el nombre de su hermano. Cómo no, siempre las conversaciones tenían que girar alrededor de él, incluso si el motivo por el que estaban ahí era otro. 

Se cruzó de brazos, mordiéndose el interior de la mejilla.

—Heterocromía.

—Ah. ¿Por eso es que sus ojos son de distinto color? —se sentó junto a él en la cama, asegurándose de no aplastar ninguno de los libros que había encima.

Jaebum asintió con la cabeza, y la habitación se llenó de silencio por un rato.

—¿Desde hace cuánto que lo tiene?

—Desde que nació.

—¿De verdad? —se inclinó hacia atrás, apoyando la espalda en la pared. Su omóplato chocó accidentalmente uno de los pósteres de Lorde que tenía colgados. Jaebum generalmente los quitaba cuando alguien venía, porque le daba vergüenza que la gente supiera de sus gustos musicales. Le dirían que era para niñas. Jinyoung era el único que lo sabía, porque simplemente le daba igual—. Qué extraño, es la primera vez que me doy cuenta de ellos. Siempre pensé que los tenía marrones.  

—Eso es porque nunca le prestaste atención —hizo una pausa, en la que trató de relajarse. Luego, sonrió y le pasó uno de los libros sobre la cama—. Bien, ¿por dónde quieres empezar?

***

Yugyeom apagó la televisión luego de diez minutos intentando estrepitosamente deshacerse de sus pensamientos, pero no podía. Aquella escena con Jinyoung delante del televisor lo había dejado pensando; nadie jamás lo había mirado de esa manera, con tanta intensidad. La gente solía evadir su mirada. Parecía como si estuviera tratando de ver más allá de sus ojos, se sintió desnudo. Sus mejillas se calentaban al recordarlo.

Su cubrió la cara con las manos cuando se descubrió pensando en eso una vez más. Tenía que controlarse. Jinyoung seguía arriba con su hermano, y no podía permitir que bajara y lo viera así, emocionándose y sonrojándose por algo que podría no haber significado nada.

Se alteró cuando escuchó unas pisadas en las escaleras, pero se relajó en cuanto vio que se trataba de Jaebum. Su madre había salido a comprar cebollas, así que solo eran ellos dos en la casa. Decía que estaba probando una nueva receta, aunque no cambiara mucho.

Se levantó y lo siguió a la cocina. 

—Jaebumie —lo llamó. Su hermano estaba robando snacks de la alacena. Se volteó a verlo y le sonrió, apenas.

—Hola, Yug.

—¿Qué estás haciendo? —se sentó en la mesada, mirándolo sacar y revolver entre las cosas que había en los estantes.

—Jinyoung y yo estamos terminando un trabajo de la escuela, pero nos dio hambre.

—Ah.

Balanceó las piernas, aunque estas casi tocaran el suelo. Su gran altura no le permitía disfrutar de pequeñas cosas como esas.

Jaebum y él no solían hablar mucho. Al principio creía que era porque su hermano es muy callado, pero luego descubrió que con sus amigos es bastante charlatán. Intentó hacerse cercano a él en cuanto veía la oportunidad, acercándose ocasionalmente para preguntarle de su día y cuidándolo cuando lo notaba deprimido o molesto; sin embargo, ninguno de sus esfuerzos daban frutos. Al final, siempre terminaban siendo dos desconocidos viviendo en la misma casa.

Cuando el silencio se estaba volviendo incómodo, escuchó otras pisadas bajando las escaleras. Esta vez sí era Jinyoung, lo que hizo que su corazón latiera rápidamente.

—¿Encontraste? —Jinyoung entró casualmente en la cocina, pero se detuvo al ver a Yugyeom sentado en la mesada opuesta—. Hola.

—No. Estoy seguro de que había otra bolsa de doritos por aquí...

—Ah —Yugyeom se llevó una mano a la nuca, sintiéndose culpable y a la vez avergonzado—. Me la comí. Esa era la última bolsa.

Escuchó el suspiro frustado de Jaebum. Bajó la cabeza. Se rehusaba a mirar a Jinyoung, porque probablemente estaría pensando que era un glotón por haber devorado toda una bolsa de doritos él solo.

—No importa —soltó su hermano al cabo de unos minutos de tenso silencio. Agarró una bolsa cualquiera y se la entregó a Jinyoung, que todavía lo esperaba en la puerta—. La próxima vez recuerda que no eres tú el único que vive en esta casa.

Aquello se sintió como una apuñalada en el corazón.

No se movió de su lugar hasta que escuchó de nuevo las pisadas en la escalera. Una vez que se había ido, se permitió respirar. Se le había formado un nudo en la garganta.

A veces sentía que Jaebum lo odiaba, y no sabía por qué.

Este capítulo ha sido un tanto corto, pero conforme la historia se desarrolle los capítulos se irán haciendo más largos

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Este capítulo ha sido un tanto corto, pero conforme la historia se desarrolle los capítulos se irán haciendo más largos.

Quiero aclarar que, si bien la historia es Jingyeom, Jaebum es un personaje muy importante para la trama por lo que lo veremos bastante seguido. Su punto de vista es fundamental para entender más acerca de Yugyeom y la relación que mantiene con él.

Se espera mucho sufrimiento. 💚✨

Heterocromía [Jingyeom]Onde histórias criam vida. Descubra agora