México, ¿serás grande algún día?

6 0 0
                                    

   En un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se muestra que el 82.9% de la población mexicana ignora la gran pluriculturalidad que existe en el país, diversidad representada por las 64 lenguas con sus variaciones lingüísticas y sus grupos étnicos correspondientes.

  En el mismo estudio, se revela que la mayoría de los mexicanos reconocen que las condiciones de vida son más difíciles para los miembros de las poblaciones originarias; mientras que la mínima parte de los encuestados, asegura que los indígenas gozan de una gran ventaja sobre ellos gracias a sus tradiciones. Como si de un concurso cultural se tratara, se cree que al tener ciertas ideologías la vida se vuelve más fácil.

  Ciertamente, se han notado algunos esfuerzos por parte de las organizaciones gubernamentales para poder incluir socialmente a las poblaciones marginadas; sin embargo, en todos esos bonitos anuncios nos muestran nuestro pasado y nos inspiran respeto por nuestras raíces, dejando en la penumbra la existencia de los indios actuales que aún viven siendo marginados por el estado y rechazados por la "sociedad moderna" de mexicanos (que sinceramente, tiene una creciente crisis de identidad).

  Retomando el punto anterior, en una parte de la población se tiene el sentimiento de orgullo inclusivo por tener una  fracción de origen indígena, por ser mestizo; no obstante, se desconocen las culturas en la actualidad. La población mexicana bien podría dividirse en tres sectores: las comunidades indígenas, el grupo de personas que ya no se consideran indígenas pero reconocen sus raíces y el sector más grande constituido por todos los que niegan rotundamente todo lo relacionado con su cultura, siendo el principal origen del problema.

  Pero no basta con señalarnos y tacharnos los unos a los otros, ni tampoco es la solución más efectiva el crear propaganda inclusiva con frases inspiradoras acompañadas de bonita música. Buscar el mejor camino hacia la solidaridad cultural ha sido parte importante del arduo trabajo de los especialistas mexicanos. ¿Necesitamos mejores programas gubernamentales con enfoque cultural? Sin duda alguna.

  Al desconocer sobre nuestra cultura (incluyendo temas tan generales como las comunidades indígenas actuales), es muy dificil el imaginar un mundo en el cual indios y "hombres modernos" compartan un espacio en el transporte público o compren lugares vecinos en el cine. Sin medirtalo en lo más mínimo, transformamos sus vidas en el "sueño mexicano", y aunque estan pisando su tierra natal, tienen que luchar incansablemente para sobrevivir.

  Sí, se sabe bien que en esta tierra maldecida por la crisis económica eterna, todo ser viviente tiene que pelear arduamente para conseguir vivir (y en algunos casos, apenas sobrevivir), pero es aún más complicado cuando se te cierran las puertas laborales de todos lados por hablar una segunda lengua y no un segundo idioma.

  Mientras los medios masivos de comunicación del país sigan promoviendo ideas obtenidas de la creciente globalización cultural, jamás habrá deseo alguno en conocer a los vecinos. Cabe mencionar que temas como las comunidades indígenas y la historia del país se imparten durante los primeros años de escolaridad, pero no dejan de ser eso, cifras, fechas y datos que se tienen que memorizar para obtener una calificación aprobatoria. Esa es la importancia que recibe la cultura actualmente.

  Al analizar todo esto, se genera una moral con un sospechoso doble sentido, donde por una parte se ama la pluriculturalidad del país, se disfrutan las coloridas comidas y las alegres fiestas; pero por otro lado no se busca tener ninguna relación directa con las personas encargadas de preparar estos festivales y platillos típicos. Se consumen los productos sin la más mínima intención de conocer su origen.

  Y aunque tratemos de retomar nuestras raíces, siempre tendremos la falsa idea (que en su mayoría nos vende la publicidad) de que en México sólo hay fiesta, domingos de futbol, cenas en fondas y románticas serenatas. En comúnes actividades de la población estándar se resumen siglos y siglos de civilizaciones enterradas a nuestros pies.

  En palabras del pensador argentino Uslar Pietri, "la intelectualidad de la región ha abandonado parcialmente su tradicional función de maestra y conductora y por un afán imitativo de modas ideológicas europeas, ha perdido rango y audiencia en la vida latinoamericana y ahora tiene muchísimo menos peso del que tuvo memoria". ("La intelectualidad regional pierde rango y audiencia",Excélsior, 1989.)

  Es claro que nuestro país no es el único afectado por esa amnesia cultural reductiva, no somos los únicos atrapados en ese espejismo narcisista y ególatra que le da toda la importancia a los placeres inmediatos. Debemos  madurar nuestro concepto de cultura, para dejar atrás ese deseo de pertenecer a comunidades extrangeras y lograr comprender a nuestra gente.

  Devolverle su prestigio a las comunidades indígenas es escencial para reducir todo este problema de degradación y racisimo a nuestra cultura. Sería un buen comienzo el conocer más sobre ellos, no sólo de su gastronomía o sus festividades, también sería bueno indagar en su literatura, su idiología y sus artesanías.

   Pero este problema es más urgente de lo que parece, más de 16 000  indígenas dependen de que un montón de personas saturadas de estereotipos las acepten en sus tierra. El tiempo suele pasar muy lento para los que esperan. ¿Qué podemos hacer los arquitectos en casos de división social como este? Pues seguir construyendo, pero construir sin cánones ajenos, crear ambientes que saluden amigablemente a nuestros hermanos y enorgullezcan a nuestros enterrados dioses.

Por ahí caminan algunos arquitectos que se consideran seres superiores y se persiven como grandes dioses de la creación. Pues bueno, esta sería una buena oportunidad para demostrar sus admirables capacidades con un milagro cultural.

Alférez Rodríguez Aleida Zulikey

Textos al azarWhere stories live. Discover now