ᴀᴍᴏʀ ᴇɴғᴇʀᴍɪᴢᴏ ❀်ིི۪۪۫۫⸼̥꒰°⃘۪۪̥̩̥◌ ۪۪۪۫

Psycho ❀⃟- ̗̀ะ;༣ཾ྄

Medianoche, después de la oscuridad, Jack y cocaína y me saco el corazón.

"¡Él era mío! Maldita sea".

Se quejaba el pecoso mientras pensaba en a su ahora exnovio con a la molesta tabla que tenía de novia. Él se veía asquerosamente feliz, mierda.

Claro que no había sido su culpa. Aún no lo entendía, él solo le había llamado psicópata y agregó que necesitaban tiempo porque estaba confundido, esa maldita confusión tenía nombre y apellido. Pero el solo estaba siendo un buen novio, ¿no?

Por eso no podía dejar que Kaminari Denki saliera con alguien como la perra de Jirō.

"¿Qué tiene ella que no tenga yo?" se preguntaba él. Izuku tenía buen porte, buen cuerpo, lindo cabello, rostro aniñado, sonrisa adorable, voz suave y ojos llenos de falsa inocencia, tal y como la putizorra. ¿Acaso era el hecho de que era una mujer?

El pequeño Midoriya Izuku caminaba tranquilo por las calles nocturnas de Tokio mientras tarareaba el opening de Doraemon.

Se paró de puntas y tocó el timbre, a los segundos contestó el padre de la zorra.

– ¿Quién es?

– Soy un amigo de la UA de Kyō-chan, ¿me deja entrar? – exclamó con una sonrisa inocente.

Y tras unos segundos respondió – Claro, hijo.

La puerta se abrió sola, debía ser adinerada la puta.

Subió las escaleras mientras le daba vueltas a su navaja, de todas formas, no había nadie en los alrededores. Se paseó por la enorme mansión, ignorando las decoraciones extravagantes, fijándose en un cartel que ponía el nombre de su compañera.

Tocó la puerta con delicadeza.

– Midoriya, ¿Qué pasa?

– Hija de puta – le clavó su puñal en su estómago repetidas veces riendo mientras la chica bajo suyo se sacudía. – Creo que a Denki le gusta tu rostro. ¿Te importaría si lo tomo prestado?

Enserio estaba disfrutando la manera en la que trataba de escapar, pero ya era muy tarde para ella.

– Dulces sueños, puta. En tu próxima vida asegúrate de no meterte con lo que es mío.

Oh así que de repente estoy en la entrada de tu casa.

La puerta sonó, y Kaminari Denki corrió a revisarse al espejo más cercano para recibir a su novia.

Estar con Jirō era un sentimiento mucho más real que cuando estaba con Izuku, su noviazgo había sido como vivir un infierno.

En ese momento escucho la puerta abrirse, tal vez ella había encontrado la llave de repuesto bajo el tapete.

– Jirō de mi amor, ¿ya estás aquí?

– Tu solías llamarme así. ¿Recuerdas? "Izuku de mi amor".

Hey, como llegué aquí?

Esta fuera de mi control

Sus piernas fallaron. ¿Es que acaso se habían vuelto de gelatina? Sus labios temblaron, no podía creer lo que estaba viendo, esto tenía que ser una broma.

– Aunque claro, ya no soy Midoriya Izuku. Ahora soy Kyōka Jirō.

Tenía la jodida cara recién mutilada de su novia en el rostro, incluso se había teñido el pelo del mismo color. Sus manos y ropa estaban cubiertas por la sangre de Jirō.

– Dime que me amas, como la hacías antes. – La máscara no estaba bien pegada, dejando ver parte del rostro de su psicótico exnovio. Kaminari no pudo soportarlo más, y rompió en llanto. – ¡Dímelo! ¡Di que me amas tanto como yo a ti!

No puedo ver claro, la siguiente cosa que se

Estoy escalando las paredes.

Nunca creyó que alguien pudiera causar tanto terror como lo hacía su exnovio.

– ¡Oh! ¡Ya sé! – río la macabra imitación barata de Jirō – ¿Es porque la puta es más baja? ¿Verdad? – Exclamó con una inocencia inexistente y que nunca había existió. – Yo lo arreglo, no te preocupes.

–¡Por favor, no!

Se lo que estoy buscando ahora

Pero tu no.

Y dios no puede ayudarme ahora.

Quizá soy un psicópata justo como dijiste que era.

Se alejó un poco y recogió una sierra eléctrica que por alguna razón se encontraba cerca, la encendió y la colocó un poco más arriba de los tobillos. Sin dudarlo, cortó su pierna izquierda. Calló al suelo y continuó con la otra.

– E-estás completamente loco.

– Loco por ti. Ahora soy pequeño. – dijo en medio del llanto – Ámame, soy como ella.

Kaminari negó con la cabeza y se levantó a tambaleos mientras salía a tropezones de su casa, dejando a Izuku atrás.

– ¡No te desharás de mí, Kaminari Denki! – amenazó entre gimoteos – ¡Te encontraré y te llevaré conmigo hasta el infierno! ¡Eres mío! ¡¿Escuchaste, hijo de perra?! ¡Eres completamente mío! ¡Si no eres mío, no eres de nadie más! ¡¿Entendiste?!

Nunca se libraría de él: Ni en vida, ni mucho menos en la muerte.

Estabas en lo cierto, pero bebé no es mi culpa

Oh y se y se que he estado actuando muy extraño

Pero deberías saber que eres el único que me hizo así.