—Katsuki es el único que puede tomar esa decisión... —se oyó decir el padre del rubio, rompiendo la tensión que dejó su esposa mientras soltaba lentamente el humo del tabaco y apagaba su cigarrillo en el piso— manténganse al margen de esto hasta entonces... —dijo secamente refiriéndose tanto a Izuku como al profesor mientras tomaba la perilla del cuarto de enfermería para acompañar a su esposa—

El sonido de unos pasos firmes y bulliciosos lo alcanzó haciéndolo cruzar la mirada por unos segundos con el padre de Todoroki, que lo observó de manera fulminante antes que la puerta se interpusiera entre ellos sonoramente.

El hombre se detuvo contemplando la escena del pasillo, alejando a aglomeración con el calor de sus llamas encendidas más fuerte de lo normal. Una contemplación que se centró de lleno por un momento en los ojos desafiantes de un pequeño pecoso, que con los puños apretados decidió verlo de frente y encendió su rabia.

El mocoso sucesor de All Might y su hijo una vez más se veían envueltos en algo, una desagradable situación que en su opinión no merecía su presencia y era nada más que un asunto de alfas peleando por territorio, que su hijo debía resolver por sí mismo dejándose de una vez de niñerías.

—Izuku... —murmuró la madre del peliverde de manera titubeante tirando de su ropa, temerosa por lo peligroso que podía tornarse que su hijo desafiara a ese hombre—

El muchacho no contestó, sintiendo la rabia apoderarse de su juicio por un momento. Al final del pasillo, en una habitación con All Might se encontraba Todoroki. El muchacho se mostraba reacio a tomar alguna parte en la resolución del conflicto y Deku se sentía bastante impotente al respecto. No sabía cómo manejar sus sentimientos, ni siquiera sabía cómo sentirse y todo lo que le quedaba mientras el consejo hablaba sobre lo ocurrido era ira irracional, dirigida hacia ninguna parte, que amenazaba con escaparse iniciando una pelea absurda contra lo que sea en cualquier momento.

Pero allí estaba ese hombre, pasándose con arrogancia frente a todos, como si no le importara en absoluto el terrible delito de su hijo.

—Más vale que esto valga la pena... —escupió con desdén el héroe de fuego haciendo notar al peliverde la presencia de All Might detrás de él—

El héroe hizo un ademán de saludo y junto a él tomó presencia la calmada voz del director, que con su habitual ánimo caluroso invitó a los dos héroes veteranos a acompañarlo.

Tras aquello el lugar volvió al silencio habitual que tenían los pasillos. Izuku se dejó caer sobre su asiento junto a su madre y vio a los demás presentes marcharse lentamente a medida que caía la noche. Los primeros fueron alfas con heridas leves, a los cuales Recovery Girl atendió tan pronto como pudo librarse de las preguntas de la madre de Katsuki. Les siguieron unos cuantos con huesos rotos que él mismo partió mientras se habría camino y los últimos fueron sus amigos. Quienes, pese a su mal semblante, permanecieron con él tanto como les permitió su toque de queda.

Con pesar Uraraka y Lida se despidieron de último dejándolo a merced de su madre. Entonces el chico suspiró buscando las palabras correctas con la vista puesta sobre esa puerta que no se había abierto hace horas y girando el rostro hacia la mujer soltó lo único que logró concretar.

—Lo siento...

Ella negó suavemente sin dirigirle la mirada, pensó en el asunto por unos momentos si es que no lo había hecho ya lo suficiente y al final preguntó enfrentando a su hijo con una expresión seria:

—¿De verdad quieres seguir adelante con esto?

Deku soltó un "si" firme. Y ella bajó el rostro tratando de creer en su hijo. Si bien la mujer desconocía la turbulenta historia de maltrato y rivalidad que había entre él y Katsuki, le costaba aceptar que un muchacho tan joven quisiera comprometerse de manera tan seria.

Ella no educó a su hijo como un cobarde y tenía un gran aprecio por el rubio explosivo, pero por un momento deseó con sinceridad que su pequeño se retractara y se alejara del muchacho por cruel que eso sonara.

—Voy a esforzarme...—exclamó con la voz un tanto afectada por el nudo en su garganta— Nuestra casa no es tan grande, pero si lo deseas puedes traer a Katsuki y ambos cuidaremos de él.

Los ojos de Izuku se nublaron ante sus palabras. Todo en esa idea estaba fuera de lugar. Su madre era ingenua, él la había hecho así al no contarle la verdad sobre Kacchan.

Lo más que el peliverde podía aspirar en aquellos momentos era que el rubio le perdonara la vida por haberlo marcado. Pero, aunque por descabellada e imposible que pareciera la idea de convivir con él de manera pacífica, en el fondo deseaba que las cosas funcionaran para ambos y pudieran aceptar vivir en paz el uno con el otro, aún si nunca llegaban a sentir amor o a tener algo parecido a una relación.

Los sentimientos de Izuku tampoco estaban claros al respecto. Jamás había pensado en algo como elegir a una pareja o amar a alguien más allá de las típicas dudas adolescentes que llegan con los años y aun no tenía idea de lo que quería. Formar una familia algún día sonaba bien, o era al menos lo poco que se había planteado alguna vez de manera no muy seria mientras se preocupaba por los problemas de convertirse en un héroe. No sabía si quería compartir su vida con alguien, pero sabía que no podía abandonar a Kacchan y ese sentimiento había sido el mismo que lo había hecho avanzarse sobre su cuello, quizás.

Aunque se lo cuestionara no podía responder al por qué con claridad. ¿Amistad? ¿Justicia? ¿lealtad? Nada de eso coincidía con las sensaciones que lo movieron cuando vio los colmillos de Todoroki tan cerca de la piel de su amigo de infancia. Nada que conociera se parecía a lo que encendió sus instintos y quizás fuera el shock por descubrirse a sí mismo como un alfa, pero todo lucía tan irreal que a penas podía terminar de procesar que estuviera allí, esperando por un omega al que al parecer quería como compañero.

Quería sonar seguro para los rostros angustiados que había a su alrededor, pero lo cierto era que el mismo tenía dudas y estaba realmente aterrorizado.

—Gracias... —pronunció por lo bajo sonriendo tan bien como pudo—

Observó aquella puerta una vez más y mientras acaba de convencerse a sí mismo de estar haciendo lo correcto, esa esencia dulce y embriagadora, que le había hecho vibrar y derretirse en el éxtasis hasta perder el control, lo alcanzó una vez más. Katsuki había despertado. 

Notas de la autora:

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Gracias a todos por sus hermosos comentarios en mi tablero y la cálida bienvenida, me siento feliz de poder continuar con esta historia. Espero contar con su apoyo hasta alcanzar la antigua publicación y entrar a los nuevos capítulos. Saludos

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