Infierno

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El rostro estoico, del muchacho de hielo, cambió súbitamente tras una profunda aspiración. El olor dulce que inundó la habitación penetró en su cuerpo desatando una corriente de ansiedad, era un instinto vulgar y arrasador que hacía cosquillear sus partes bajas en anticipación de una presa. El deseo irrefrenable de un alfa ante el olor de un omega en celo.

Con una sonrisa de medio lado extendiéndose de forma un tanto irónica y maliciosa, llegó a él una asombrosa revelación que dejó su mente helada: Bakugou era un omega...

El crujir de sus afilados colmillos apretándose en un gesto de éxtasis y su mirada aguda estrechándose con satisfacción, fue su respuesta. Todoroki Shouto, por primera vez, estaba dispuesto a atacar a una presa y devorarla. Ese inexpresivo alfa bicolor que parecía carecer de instintos sexuales, por primera vez se sintió enloquecido por el olor de un omega.

Frente a él, los ojos carmesíes de Bakugou se afilaron en señal de advertencia, un toque de terror los oscurecía expandiéndose por esas pupilas lascivas y contrariadas que tan solo sabían que debía dar pelea.

Katsuki apenas fue capaz de ponerse de pie, sintiendo el inminente dolor su parte baja y la humedad de sus muslos, que de forma desvergonzada dejaron descender por su cuerpo un líquido pegajoso y un cosquilleo placentero. Su cuerpo al parecer entendía algo que su mente no y suplicaba por saciar una necesidad que iba en contra de todo lo que creía. Algo estaba muy mal con él, el olor de ese alfa bicolor hacía palpitar su miembro y contraer el húmedo agujero que temblaba entre sus glúteos. Algo estaba jodidamente mal y no era Todoroki el único que lo había notado.

La respiración pesada de Kirishima, que se debatía internamente, sonaba jadeante a unos metros detrás de él. El chico batallaba en defensa del respeto y amistad que sentía por Bakugou, pero su lucha acabó en el momento en el que Shouto se abalanzó sobre el rubio.

Su pecho estalló de rabia al ver a ese alfa cerca de atrapar a una presa que, en ese momento sintió que por derecho le pertenecía y el escenario que hizo temblar a UA durante los próximos minutos a raíz de ello no fue nada memorable.

Tres quirk chocaron en medio del salón expandiendo una ola que destrozó todo lo que estuvo en su camino. Kirishima, Todoroki y Deku, que se lanzó desesperadamente para proteger a su amigo de infancia empezaron una pelea que por años estaría en la historia vergonzosa de UA. Un lugar donde lo héroes se formaban para defender la paz, un lugar donde ese día, decenas héroes se levantaron unos contra otros desatando un infierno por el celo de un omega.

El pánico se desató, ninguno de esos tres chicos estaba jugando, era como si algo si hubiera apoderado de ellos y nada los iba a detener hasta obtener lo que querían.

La situación se complicó tanto que al menos cuatro profesores, incluyendo a Aizawa llegaron al lugar sin conseguir controlar al creciente número de alfas que se unían a la caza. El caos fue tal que Katsuki tuvo que escapar.

Estaba literalmente siendo cazado mientras trataba de alejarse. Sus pasos erráticos llegaron al pasillo ayudándose de sus explosiones para avanzar. Dejaba atrás una batalla campal entre alfas furiosos y héroes sin un protocolo para el extraño caso de que toda la academia decidiera volverse loca al mismo tiempo.

Era ridículo lo que estaba pasando, la cantidad de alfas que atraía su olor era anormalmente ascendente. Quizás era el pánico colectivo o el caso específico de que uno de los bastardos de primero más odiados de UA de pronto era omega y estaba en celo, pero la situación era alarmante. Y todo lo que ese rubio agitado por la adrenalina deseaba era llegar a un lugar apartado y quedarse allí hasta que todo tuviera algún maldito sentido.

Era algo simple, que en cualquier circunstancia no habría representado mayor problema, pero ahora la academia era un campo minado.

Un ataque le rozó el rostro enviándolo al suelo en un intento por esquivarlo. Cayó con las rodillas sintiendo sus piernas temblar ante el intento de ponerse de pie nuevamente, por lo que todo lo que restó fue lanzar explosiones a diestra y siniestra mientras un extraño trataba de invadir su espacio personal.

OMEGAWhere stories live. Discover now