— Quietecita ahí, ¿de acuerdo? —no respondí, no me moví, porque no quería darle el gusto de verme destrozada, aquello solo hincharía aún más su ego— Tengo papeleo que arreglar con tu maravillosa comunidad. —y la ironía era latente en cada una de sus palabras, y la burla no abandonó su cara mientras cerraba las puertas del vehículo sumiéndome en la oscuridad.

 —y la ironía era latente en cada una de sus palabras, y la burla no abandonó su cara mientras cerraba las puertas del vehículo sumiéndome en la oscuridad

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Me pareció una auténtica eternidad la espera, aunque quizás no llegaron a ser ni diez minutos. Pero el silencio, la oscuridad y la incertidumbre de no saber que podía estar pasando en mi hogar, era peor tormento que cualquier tortura que pudieran hacerme después. De golpe, el vehículo se puso en marcha y fue como si alguien oprimiera un botón en mí. Estaba sola, y me iban a alejar de la única persona que me quedaba en este asqueroso mundo. Mi cuerpo resbaló agotado por la pared del furgón. El ambiente era frío, desolador, pero las lágrimas calientes que me bajaban por la barbilla evitaban que pensara en la temperatura de allí dentro. Y llegó entonces la rabia, me cayó en un rayo la realización de que, jamás, podría regresar con Daniel. Él ya no estaba, no era más que una masa de sesos esparcida en mitad de la plaza de Hilltop. Golpeé con mis nudillos las paredes, una y otra vez, hasta que la sangre me bajó de entre los dedos. Y me caí, convirtiéndome en alguien absolutamente destrozado, pues en apenas una hora, todo mi futuro se me había arrancado de las manos como si nada. No era justo, no era jodidamente justo. 

Me mecí apretujando las rodillas contra mi pecho.

— Todo esto es mi culpa... —me repetí constantemente— Daniel ha muerto por mi culpa...

Y antes de que pudiera hundirme en una espiral de la que no me creía capaz de salir por mi misma, un poco de esperanza apareció cuando el furgón dio un volantazo frenando en seco. Algo había saltado sobre el techo, quizás, alguien...

Los hombres de Negan abrieron las puertas traseras, cegándome con la luz del sol. Y cuando fui a abrir la boca para maldecirlos, una figura bajó de las alturas cayendo sobre ellos.

— Hermano... —susurré atónita justo antes de que se lanzara para abarcarme con sus brazos.

 —susurré atónita justo antes de que se lanzara para abarcarme con sus brazos

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— Vámonos de aquí, pequeñaja. —sonrió con seguridad besando mi frente.

Entrelazamos nuestras manos, firmando así una silenciosa promesa de no volver a separarnos nunca.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now