Capitulo 21 Supuesta llamada

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Apático y sin ningún tipo de interés en lo que dije hace instantes

— ¡Hey! — alejo bruscamente su mano de mi cuerpo y eso hace que reaccioné — ¿ Qué pasa? ¿Por qué estás así conmigo? — Pero se levanta de la cama. Y ahora que lo sigo con la mirada, veo que estamos en nuestro cuarto.

— ¿Qué pasa? Habla conmigo — No, no puedo. No aún.

— dime qué pasa contigo — Me quejó yo — Está muy raro, y creo que no es normal.

¿Pasa algo?

— Por tí, por lo que llegues a ver y que esta vez caigas al suelo, ¡Carajo! — grita haciendo que me sobresalté por la impresión que me esta causando su manera de actuar

— Cálmate... Es en serio, te estás comportando muy raro — Su mirada quema por los breves segundos que me mira.

— ¡ Yo también estoy hablando muy enserio, Ámbar! — Pero ¿ Qué hice yo?. Sin entender me siento en la cama, intentando levantarme, caso imposible. Siento mi cuerpo más pesado de lo normal que es. — Hemos... Encontrado cosas... Que me tienen mal, creó que tu desmayo fue por el hecho que te llamó o algo... Pero eres difícil de entender y manejar, así que mantente hechada — No le hice caso, al igual que ignorarlo, me senté en la cama, aún cuando esa mirada mataba a cada esperanzas que se alejaban de que deje de estar molestó.

— Solo...

— ¡Sé sincera! — Se voltea al momento que me grita ello, levantando las manos al aire y teniendo su pecho subiendo de arriba hacía abajo.

— Pero si ni siquiera me dejas hablar — Replico — ¿Cuál es tu enojo? ¿Eh? — Trato de no alterarme, pero con los constantes maldiciones de Octavio y todo lo que hace que él solo se moleste, no me deja pensar cual es su razón de estar así, ni siquiera dice cosas coherente.

— Basta de gritar — Miramos a dirección de la puerta, donde Miguel está apoyado contra la pared teniendo en sus manos unas peras — Octavio trata de ser mas... Racional con ella — Pero como era de esperarse, Octavio dirige su mirada a Miguel

— No me dice nada — Se refiere a mí. — no dice nada, ni siquiera es sincera — Parece un niño quejoso de todo

— Pero... ¿Qué le pasa? — Mi pregunta va a Miguel, que con su mirada me da a entender de que me ve como una loca. De cruzarme con la mirada de Miguel y Octavio, ambos siguen absortos a mis palabras — Mi descompensación fue por... Cosas que recordé, no entiendo la actitud que están tomando todos...

— Nos esta vigilando. Me mintió... ¡El maldito me mintió! — tras ello, Octavio sale de la habitación corriendo y dando órdenes por toda la casa, mientras tanto, Miguel deja las peras en la mesita cerca de la puerta para acercarse a mí.

— ¿No te llamó? o ¿Vino aquí cuándo estábamos fuera? — con un rostro absorto a un temor, Miguel me pregunta — Ricardo, ¿Él no ha hecho eso?

— Miguel ... El celular lo tengo en la cocina, no he bajado después de todo y ... Nadie ha entrado a la casa  — Hace una mueca de desagrado — ¿Qué pasó? — Pregunto — ¿Qué encontraron? Dime ya — Pero Miguel niega, antes de que su celular suene y se aleje para contestar.

— Si, alistaremos mi casa — Gira a verme y después vuelve a lo de antes con el celular en mano — si... Somos los niños, Paúl, María, Ámbar, Octavio y yo Marta. Estaremos antes de la cena en casa — ¿Qué? — Gracias — Y cuelga la llamada

— ¿Qué significa esa llamada ahora? — No hago el intento de pararme por el simple hecho de que no me serviría de nada, enfrentarlo parada o sentada

Manipulado por mi Secretaria © [COMPLETA ✔️]Where stories live. Discover now