—¿¡Ya escucharon!? -se oyó la voz de Sero corriendo hasta su mesa muy agitado—¡Jiro entró en celo!

La sola mención hizo brincar a los presentes, Katsuki pudo ver los ojos de Eijiro agrandarse de manera ansiosa. Era un momento que sin duda había estado esperando, y no solo por la apuesta que él y Ojiro acaban de ganar contra Denki, sino porque el celo de un omega era un evento naturalmente emocionante para los adolescentes. Los alfas no podía escapar de la necesidad abrumadora de marcar, era su instinto más básico, pero no predominante por encima de una buena advertencia.

En el alboroto muchos estudiantes se habían empezado a aglomerar alrededor de la mesa para escuchar de primera mano lo que Sero tenía que decir sobre Jiro. Cuando un evento como ese sucedía en horario de clase, lo normal era que los maestros cerraran el área, así que la única forma de enterarse de lo que pasaba era preguntándole al chico que estaba cerca cuando pasó. Pero Katsuki odiaba la clase de bullicio que eso causaba. Una potente explosión calló el alboroto e hizo a la mayoría alejarse de su mesa.

Fue Kirishima quien soltó una risa acabando la tensión cuando Sero tuvo que sentarse y la cafetería quedó bastante silenciosa.

El pelirrojo admiraba la actitud estoica y varonil de su amigo rubio. Sabía que la mayor parte del tiempo actuaba por mero capricho, pero le gustaba pensar que en el fondo había intensiones más nobles que no le gustaría admitir.

Bakugou era el único que se mantenía tranquilo en situaciones como esa y lograba, generalmente a base de intimidación, hacer volver al resto a sus cabales. Con esa explosión de advertencia el rubio no solo había terminado el alboroto, también había matado el interés que la mayoría tenía por el celo de la chica.

La mayoría de alfas perdían el interés apenas la novedad pasaba y al cabo de unas horas el celo de un omega pasaba a ser solo otra anécdota que comentar en el receso.

El ambiente se calmó por completo hasta que terminó el almuerzo y entonces cuando varios alumnos empezaron a dejar sus asientos sucedió el clásico cruce de miradas que lo hacía soltar un suspiro y preguntarse si Todoroki era consciente de lo mucho que a Bakugou lo jodía que hiciera eso. Tal vez sí, eso explicaría por qué pasaba tan a menudo.

Se trataba un aspecto de la pequeña rivalidad entre el rubio y Todoroki desde que Bakugou lo venció en el festival deportivo. Era un asunto sensible, pero bien sabido que el rubio se sentía ofendido por la forma en la que ganó y que creía que cada cosa que el alfa de dos colores hacía, eran con el único y específico motivo de fastidiarlo.

Si, podía ser que el rubio tuviera una especie de síndrome de persecución cuando de ser el mejor se trataba, pero también era cierto que no todo era una exageración. Tal vez incluso Todoroki con su imperturbable y bien parecido rostro, sintiera desagrado por otros alfas. La mayoría pensaba que el chico era bastante tranquilo fuera del asunto de su padre, incluso tenía amigos desde que Midoriya estrechó los lazos con él en el festival, pero tal vez, lo que tenía con Bakugou realmente era una cuestión de alfas peleando por terreno o tal vez Bakugou se lo estaba imaginando todo.

Cuando pasaron por el pasillo el leve olor dulce, propio del celo de un omega, seguía en el aire. Una profunda aspiración hizo reír a Kirishima mientras pasaba el brazo por encima del rubio.

—Así que este es el olor de Jiro... —dijo ganándose una mirada indiferente del rubio—

Era normal que el chico nunca comentara nada sobre temas que involucraran omegas y Kirishima creía que simplemente era demasiado orgulloso para admitir que también lo afectaban, pero la realidad era más simple. Katsuki no podía oler a los omegas, ni siquiera era capaz de percibir el aroma del que hablaba su amigo.

Por su supuesto, eso lo había impactado en su momento, hace unos años cuando el resto parecía entender muy bien a que género pertenecía y él ni siquiera tenía una pista sobre qué pasaba en su cuerpo, se había preocupado. Por mucho tiempo pensó que su desarrollo era más lento, pero luego, cuando entró a la academia y todo seguía sin cambiar empezó a cuestionarse si era un beta. El tema le inquietaba, claro, pero era demasiado arrogante para decírselo incluso a sus padres y la cosa finalmente había escalado hasta allí. Casi mediados de su primer año sin una sola pista sobre el viejo linaje alfa del que su madre hablaba tanto y todos asumiendo que era uno de primera.

Se acercaron al salón, donde pudo divisar a Deku parado en la puerta. Soltó un bufido y pasó junto a él dándole un empujón antes de toparse con una brumosa sensación en el aire.

Eso si que podía olerlo, era una especie de olor a ¿alfas? No lo entendió de inmediato, solo sabía que estaba cada vez más molesto y se sentía más abrumado a medida que avanzaba. Era como si el aroma de algunas personas se hubiera concentrado y expandido de manera casi palpable en el ambiente. Hacía arder su nariz y quemaba su garganta.

El aroma era tan insoportable que no llegó muy lejos. Iba a salir del salón cuando el pecoso se acercó preguntando si algo le pasaba, la intromisión del muchacho en su espacio personal le causó un shock perturbador, había sentido su aroma golpeándolo justo en el rostro de una manera tan intrusiva que un mareo recorrió su cuerpo. Su reacción inmediata fue empujar al chico con un insulto y tratar de salir, pero debía lucir muy mal o al menos tener un rostro más aterrador de lo normal, porque otras personas empezaron a notarlo. El peor de ellos fue Todoroki, quien estaba justo delante de él en la puerta y le dirigió una mirada confundida cuando entró al salón.

Eso hizo enfurecer al rubio muy rápido y es que una cosa era que el fenómeno de Deku se quedara mirándolo, y una muy distinta era que ese bastardo se parara delante de él y lo viera como si sintiera lástima. Iba a gritarle, pero Kirishima se atravesó.

Las nauseas llegaron a su garganta de golpe, el olor del chico fue sofocante. Se dobló llevándose la mano a la boca sintiendo que podía vomitar en cualquier momento y le lanzó un golpe a Kirishima cuando lo tocó tratando de ver cómo se encontraba. No entendía que diablos le pasaba, pero quería salir de allí.

Las voces a su alrededor, las personas acercándose, los olores concentrándose más y más, su cabeza dando vueltas y la sensación de que sus piernas se debilitaban. Su corazón había empezado a bombear fuerte, un escalofrío lo recorría y justo cuando pensó que las cosas no podían ser peor, aquella horrible sensación le recorrió la piel. Todoroki lo había tomado del brazo. Decía algo sobre la enfermería, no lo entendió, solo actuó por instinto y se movió tratando de deshacerse de él de la manera más eficaz que conocía.

Pasó muy rápido, la explosión, el hielo, la bruma helada, el olor a quemado y el chico bicolor viéndolo consternado.

Katsuki estaba de rodillas para cuando la situación se aclaró. Sus piernas ya no respondían. Todos lo miraban de manera atenta, era como si la clase entera hubiera entendido algo que él no y lo observaban como si de una presa cautiva se tratara.

Tardó en llegar, pero cuando el calor que empezaba a cosquillear en la parte baja de su cuerpo tomó sentido, la bomba de tiempo que al parecer llevaba encima, explotó y UA se volcó en el caos.

Notas de la Autora:

Esta es la segunda publicación de la historia, la primera fue eliminada por wattpad, algo triste que me desanimó mucho en su momento, ya que había una maravillosa y cálida audiencia entorno a ella. Me entristece lo que pasó, pero tengo un enorme cariño por este fic y esas personas que esperan pacientemente por verlo terminado, así que estoy de vuelta para dar batalla.

Rescatando algo de la situación, pude editar y pulir la historia. Hay algunos cambios que espero puedan notar a lo largo de los capítulos y hagan de la experiencia algo mejor.

Sin más que decir, bienvenido de nuevo o bienvenidos por primera vez ;)

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