Capítulo VII.

802 40 4
                                    

9:45 pm

A medida que mi mente iba reaccionando y abría mis ojos, podía escuchar los murmullos que provenían de las personas que se encontraban a mi alrededor; recordaba perfectamente lo que había sucedido minutos antes, pero no reconocía el lugar al que había sido trasladada. El último recuerdo que se hallaba en mi cabeza era el concierto, y el chico que me ayudó la noche anterior. Lentamente empecé a levantarme de la camilla en la que estaba, llamando la atención de los presentes; uno de ellos se presentó como miembro del equipo de seguridad del lugar, y el otro como el paramédico que iba a revisar que todo estuviera funcionando bien conmigo. Pasaron alrededor de 20 minutos mientras me hacía preguntas y examinaba mis signos vitales; al terminar, me informó que todo estaba perfecto y que probablemente el desmayo se había presentado por deshidratación, lo cual no me extrañaría después del exceso de alcohol en mi cuerpo gracias a todo lo que había bebido ayer. A pesar de que ya me sentía mejor, el paramédico me recomendó esperar unos minutos más antes de poder irme; pero no mucho tiempo después, se escucharon unos golpes al otro lado de la puerta y segundos más tarde, se escuchó como ésta se abría.

- Hola, mucho gusto. Soy Pedro Malaver, el representante de Morat. Vine a ver cómo te encuentras y si necesitas algo; de ser así, sólo déjamelo saber y te ayudo con lo que sea. –

- Hola, no te preocupes, no fue nada grave. Ya estoy perfecta. – respondí torpemente mientras intentaba mostrar mi mejor sonrisa convincente. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Ya tuve demasiado con desmayarme a mitad del concierto.

- Me alegra mucho saberlo, y estoy seguro de que todos los chicos van a estar más tranquilos cuando sepan que estás bien. Es más, están a punto de bajar del escenario. – comentó mientras revisaba el reloj que traía en la muñeca izquierda. - les diré que vengan para que puedan ver que estás bien. – ofreció amablemente.

- No, no, no. De verdad no hace falta. – dije rápidamente mientras saltaba de la camilla. – de todas formas, ya debo irme. Muchas gracias por venir hasta aquí, en serio, pero me siento mucho mejor.

Me dispuse a caminar hacia la puerta para irme, pero antes de alcanzarla, ésta se abrió de repente, haciéndome dar un pequeño brinco hacia atrás.

- Eu Pedro, nos dijeron que estabas acá con la chica que se desmayó en el concierto. – escuché mientras un chico de gafas entraba a la habitación, buscando por Pedro, evidentemente. – Uh, perdona, no te vi. ¿Tú eres la chica que se desmayó? – preguntó al percatarse de que estaba frente a él.

- No sea tan imprudente Simón. – escuché mientras otro chico entraba a la habitación. - Muévase más bien y deje entrar. – era el chico del cabello largo; los reconocía, eran parte de la banda. - Pero sí eres la que se desmayó, ¿verdad? – yo estaba paralizada, sin poder responder, probablemente mis mejillas estaban más rojas que un tomate.

- ¿Por qué se quedaron ahí parados? Sigan, sigan. – esa voz, ahora sí la recordaba perfectamente, es el chico que me ayudó. Apareció de un momento a otro, abriendo paso a través de sus compañeros y guardando silencio al notar mi presencia. – ¿Tú? – preguntó con tal sorpresa en su rostro, que parecía que hubiese visto un fantasma.

- ¡Uy Villa! Y usted que quería saber si había llegado viva al hotel. – bromeó el chico que entró de último, provocando que otro recuerdo apareciera en mi memoria. Él también estaba la noche anterior. También me había visto en ese espantoso estado de alcoholización.

- ¿Se conocen? – preguntaron al unísono el resto de chicos.

- Ahh sí. – respondió dudoso. – Villa y yo la ayudamos anoche.

Cosas del Azar (Juan Pablo Villamil y Tú)Where stories live. Discover now