Capítulo IV.

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Orlando,

Viernes, mayo 3 del 2019.

11:30pm

¿Quién cuando niño no deseó con todas sus fuerzas ir a Orlando, especialmente a DisneyWorld, y vivir la magia que prometía a través de sus miles de comerciales que transmitían por todas partes? Quien respondiera que no estaría diciendo una vil mentira. Sam y yo hacíamos parte del primer grupo; durante toda nuestra vida soñamos con el momento en que estuviéramos dentro del lugar más feliz del mundo. Habíamos planeado este viaje por alrededor de seis meses, sería el broche de oro a nuestro año de intercambio; sería la última vez que compartíamos una experiencia juntas en este país ya que los días que nos restaban, antes de que ella volviera a México y yo a Colombia, estaban contados. Queríamos que este viaje fuera tan memorable que planeamos ir a casi todos los parques dentro de nuestro itinerario, de aproximadamente seis días. Como parte de la experiencia estaba, claro está, hospedarnos en el resort de Disney.

Llegamos a Orlando alrededor de las 9:00pm. El trayecto hacia el resort había durado por lo menos una hora y media, pero para mí fueron como tres horas. Estaba tan agotada que lo primero que hice al llegar fue dirigirme directamente a mi habitación. A pesar de que Sam y yo habíamos planeado el viaje juntas, no nos quedaríamos en la misma habitación ya que algunos de sus amigos se nos unieron. No me molestaba en lo absoluto, tener una habitación para mi sola no estaba mal. A decir verdad, molestia era lo último que se posaba en mis adentros. Sentía más bien emoción; sin embargo, mentiría si dijera que la emoción que invadía mi cuerpo se debía solamente al hecho de cumplir uno de mis sueños. Sabía perfectamente que el concierto de Morat tomaba gran parte del sentimiento que me recorría en ese momento.


Sábado, mayo 4 del 2019

9:30pm

Agotada, exhausta, cansada, fatigada. No hallaba más palabras que pudieran describir el estado en el que me encontraba después del primer día de nuestra pequeña aventura por Disney. Recorrer Epcot había sido más desgastante de lo que imaginé. No sabía bien si mi estado físico era inexistente – probablemente sí - o si visitar todo el parque era una tarea demasiado consumidora; no obstante, y sin contar que casi muero del cansancio en el intento, Sam me convenció para salir a tomarnos unos traguitos e "inaugurarnos" – como lo describió mi amiga -.

- Pues ya está, vámonos, ¿no? – mencionaba Sam mientras todos nuestros acompañantes juntaban sus cosas para salir de aquel bar. Después de haber estado casi una hora allí, los amigos de Sam propusieron ir a un club para bailar, pero yo no estaba muy de acuerdo con la idea. Estaba tan cansada que si quiera pensar en bailar hacía que mis pies dolieran.

- Sam, ¿puedo hablar contigo a solas? – pregunté mientras la tomaba por el brazo. Quería hacerle saber que no tenía muchas ganas de salir, pero no quería verme mal frente a sus amigos.

- ¿Qué pasa, Cris? ¿Todo en orden? –

- Todo perfecto, pero... ¿te parece bien si me voy al hotel? Sinceramente estoy agotada. – comenté alzando un poco la voz ya que la música del bar estaba demasiado alta para mi gusto.

- No seas tan aguafiestas, disfruta un poco. Sal y diviértete que no te hará daño. – manifestó con molestia. – Sólo es una noche, no lo arruines.

- ¿Disculpa? – estaba desconcertada. ¿Por qué su humor había cambiado en cuestión de segundos? – "sólo una noche" así como dijiste "sólo unos traguitos". – imité su voz haciendo comillas con mis dedos. – Quiero descansar, mañana es el concierto de Morat y necesito recuperar toda la energía que agoté el día de hoy. –

- ¿Mañana? Es nuestro día en Universal. Por favor dime que no lo olvidaste. – quería darme una cachetada mental en ese mismo instante. Lo había olvidado por completo. Teníamos dos entradas para ir a Universal ya que Sam es fanática a morir de Harry Potter y no quería perderse la oportunidad de conocer el parque temático. – Vaya, qué gran amiga eres. – rió con amargura al ver que me quedé callada. – Veo lo poco que te importó nuestro viaje después de que conociste a ese grupito. ¿Sabes qué? Ni te molestes en venir con nosotros, al igual tú ya cambiaste el itinerario. – y sin más que decir, se marchó con sus amigos.

Estaba sola en aquel bar, Sam se había ido y me había abandonado. A decir verdad, no la culpaba, desde el día que le comenté sobre el concierto de Morat me dejó bien en claro que no debía interferir con nuestros planes, pero la adrenalina del momento me impidió pensar en algo más que no fuera el concierto. Me sentía una completa estúpida por haber puesto de lado a mi amiga y a algo que nos hacía tanta ilusión desde mucho tiempo atrás. Podría asegurar que el rechazo y la soledad eran de mis mayores miedos, especialmente viniendo de las personas que más me importaban. Tomé lugar en la barra del bar y decidí beber algunos cócteles, pues al fin y al cabo para eso salí esta noche, ¿no? Tenía bien claro que el alcohol no era salida ni mucho menos solución a los problemas, pero en casos como estos, era una excelente escapatoria para el desorden de emociones que estaba sintiendo.

10:30pm

En este punto de la noche, ya no tenía noción del tiempo ni mucho menos de cuantos cócteles me había terminado ya. Sin embargo, podría asegurar que logré mi cometido, el alcohol permitió que todo aquel pensamiento negativo que rondaba por mi mente se esfumara y dejara de martiriarme. Para ser sincera, debía aceptar que disfrutaba un poco el estado de relajación extrema que el licor provocaba en mí, un punto de desinhibición que estando en mis cinco sentidos jamás alcanzaría; pero incluso ebria, sabía cuándo era suficiente. Tomé mi cartera y me levanté del banco en el que me encontraba. Estaba decidida en irme a mi habitación y descansar, pero el destino parecía haber planeado otra cosa para mí. 

- Uh, lo siento, no te vi. – intenté decir, pero las palabras salían torpemente de mi boca. Había chocado con alguien al girarme para salir del bar.

- No se preocupe, ¿se encuentra bien? – preguntó una voz varonil, bastante ronca, mientras sostenía mi brazo firmemente. 

Cosas del Azar (Juan Pablo Villamil y Tú)Where stories live. Discover now