O3

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Ya en el almuerzo, Holly les preguntó a los chicos cómo les había estado yendo en la escuela. Hablaron de cosas triviales, con algunas risas de por medio.

El tiempo pasaba rápido. Kakyoin ni siquiera notó cuando ya eran las 18:30 de la tarde.

Se encontraba junto a Jotaro, sentado en frente de la habitación, sobre el piso, mirando el cielo que estaba nublado. Parecía que iba a llover.

—Jojo, creo que ya es bastante tarde y debería volver a casa.

El pelinegro le dirigió una mirada inexpresiva. Suspiró y se acercó un poco más a él.

—Quédate a dormir.

Kakyoin sonrojó ligeralmente.

Desde que volvieron del viaje, Jotaro había estado comportándose un poco extraño. Bueno, sólo parecía querer hacerse más cercano a Kakyoin, lo cual extrañaba al pelirrojo debido a la personalidad que su amigo poseía.

En fin, él también quería ser más cercano a Jojo así que no desperdiciaría su oportunidad. Parecía ser el primer compañero que había hecho Kakyoin.

Y es que sí, consideraba a Polnareff también como su amigo, a Iggy y Avdol también. Aunque estos últimos yacían muertos. Ese recuerdo le deprimió un poco. El punto es que, con Jotaro no era como si hubiera hecho su único amigo, más bien, su primer compañero. O bueno, algo más cercano a simplemente un amigo... ¿mejores amigos, tal vez?

Eso divagaba en la mente de Kakyoin mientras Jotaro esperaba una respuesta.

—¿Kakyoin?

—¿Ah? ¿Qué?

—¿Te quedas a dormir o qué? —Kakyoin se sorprendió un poco por el tono, al parecer algo molesto, de Jotaro. Aunque era normal en él. Sonrió y asintió.

—Sí, me quedaré esta noche. Aunque extraño a mi mamá.

—No te estoy obligando a quedarte, sabes. —chistó el pelinegro, calando del cigarro que tenía en su mano.

—Ajá. Lo sé. Pero me gusta pasar tiempo contigo. —Kakyoin recostó su cabeza en el hombro de Jotaro, quien de inmediato lo miró sorprendido. Giró su rostro con la intención de preguntarle a Kakyoin que qué hacía, que se alejara. Pero al final se quedó viendo las pestañas del chico.

Jotaro parecía hipnotizado por aquellas largas pestañas. De nuevo, algunos mechones del cabello ajeno tapaban su vista. Pero no quería volver a poner incómodo a Kakyoin, así que sólo miró al cielo como lo habían estado haciendo y dejó al pelirrojo reposar sobre su hombro. Sería una vez, nada más. Tampoco es como si fuera molesto.

(...)

—¿Ya está lista? —preguntó Kakyoin, haciendo referencia a la "cama" que Jotaro estaba armando para él en el piso.

—No. Ayúdame.

—¿No sabes poner una frazada en el piso? —Kakyoin comenzó a reír, por lo cual Jotaro un tanto avergonzado chistó su lengua y dejó la frazada.

—Es un problema. Duerme conmigo y listo, tampoco es para tanto. —el más bajo, frente a estas palabras, se sintió intimidado. ¿Él durmiendo con Jotaro en una misma cama? Si es verdad que habían estado en la misma habitación de hotel en Egipto, pero, en distintas camas.

Por alguna razón, la idea de sentir a Jotaro demasiado cerca, le aterraba. No de mala manera, pero pensaba que se pondría demasiado nervioso sin razón.

Bueno, al final terminaron en la misma cama.

Kakyoin hacía una especie de sonidos extraños, como si estuviera incómodo.
Jotaro, que estaba cansado, le molestaba un poco que su acompañante no pudiera dormir ya que así él tampoco podía.

Giró su cuerpo y tocó el hombro de Kakyoin.

—¿Qué pasa? —Kakyoin giró, cuestionando.

—¿Puedes no hacer ruido? Quiero dormir.

—No me puedo dormir. —Jotaro lo miró a los ojos. Pese a la tenue luz, podía percibir el calor que emanaba el rostro de Kakyoin.

—¿Tienes fiebre o algo así?

—¿Qué? No. Sólo... No sé, me pone nervioso dormir contigo.

Jotaro entonces, lentamente también sonrojó. ¿Aquellas palabras, qué significaban?

Aún ambos se miraban a los ojos, nadie decía nada. Últimamente había como esa tensión entre ellos. Tensión que a Jotaro le molestaba.

Sin pensarlo demasiado, atrajo el cuerpo de Kakyoin hacia el suyo, abrazándolo por la cintura, dejando la cara del pelirrojo en su pecho.

El más bajo sólo sentía su rostro arder y arder. ¿Por qué Jojo lo abrazaba? No lo sabía, pero, si entonces podía calmar sus nervios y encontrar la comodidad en el pecho de Jotaro, lo intentaría.

Pasó sus brazos por el cuello del pelinegro, el cual se calmó al sentir que Kakyoin le correspondía aquel abrazo.

—¿Puedes dormir así entonces? —preguntó Jojo.

—Creo que ya me siento más cálido. Y calmado. Gracias.

Kakyoin miró hacia arriba, topándose con el rostro de Jotaro, quien parecía explotar de la vergüenza. Ante esto, sonrió enternecido.

Jojo, sin aguantar mucho más, bajó su rostro dejando un rápido beso en la nariz de Kakyoin. Subió su rostro y lo apoyó en la cabeza ajena.

—Buenas noches. —fue lo último que escucho Kakyoin, totalmente shockeado por aquel beso, de la boca de Jotaro esa noche.

𝙄𝙣𝙫𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤 𝙮 𝙚𝙡 ú𝙡𝙩𝙞𝙢𝙤 𝙩𝙧𝙚𝙣 𝙖 𝙘𝙖𝙨𝙖 ✎ 𝓳𝓸𝓽𝓪𝓴𝓪𝓴.Where stories live. Discover now