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estaba indeciso en cómo demostrarle mis sentimientos al chico de cabellos blanquecinos, pues ahora que estaba seguro de que estaba enamorado de él, me daba vergüenza entablar una conversación por si me llegaba a descubrir, pero sabía que eso era momentáneo, así que opté por observarle desde un árbol hasta que todos esos nervios desapareciesen.
que listo eres, fargan.
me emocionaba ver como esperaba impaciente su comida en aquel café tan mal hablado del pueblo, no era tan llamativo por una información falsa que se dió a conocer hace mucho tiempo, de que trabajaban con ratas o algo por el estilo, pero como suponía que era uno de sus locales favoritos, lo invitaría a comer allí uno de estos días.
como una cita.
iba muy bien vestido hoy, pero me preocupaba de que estuviese usando un abrigo tan grande y una bufanda como si quisiese ocultar su identidad, y peor aún con las altas temperaturas que nos encontrábamos, compadecía su cuerpo al aguantar tanto sin sudar.
un chico de cabello rubio cercano al blanco apareció enfrente de él, bloqueándome la hermosa vista que había estado teniendo durante varios minutos, logrando que una ligera rabia se transmitiera por mi cuerpo, pero la intriga por saber quien era fue la que abundó en mi ser.
-entonces, ¿aceptó? -mi interés por saber quien era el chico se fueron por la borda al escuchar su voz, sólo se trataba de rubius, el cura del pueblo.
-aún no le pregunto -salí de mi escondite sólo para poder verle el rostro, se estaba comiendo las uñas, por lo que supuse que estaba ansioso. -pero ve el lado positivo, estamos solitos
mis músculos se tensaron al escuchar aquella voz tan coqueta con la que anteriormente se dirigía a mi, pero luego pensé que podría tratarse de que rubius es su ligue o algo más, logrando que todos mis ánimos abandonaran de manera rápida mi cuerpo.
no tengo oportunidad.
-fargan -la voz malhumorada de rubius me hizo saltar de miedo y rápidamente procedí a esconderme de nuevo en mi escondite. -ya te vi, gilipollas
con las mejillas casi a reventar de lo rojas que estaban, salí de mi escondite con la mirada directa hacia el suelo, me sentía avergonzado de mi mismo, ¿cómo podría actuar como un psicópata con la persona que me gusta?, era realmente tonto. rápidamente sentí unos brazos envolverme y cuando vi aquella chaqueta verde de willy, mi corazón se aceleró tanto que podría hasta explotar.
-que tierno -restregó sus mejillas en mis hombros, yo me reí unos segundos, pues me dió gracia aquel gesto tan tierno. -¿quieres acompañarme a un lugar, por favor?
