El alfa sonrió y asiente. —Tío Minnie está un poco sensible. Ya te devolverá a tu papi. 

—Hay que sacarle rápido a mi primito para que esté felíz, ¡como papi!

Ambos alfas sonrieron. 

—Falta poco, cachorro.

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Habían sido días un tanto locos, toda su familia ya sabía que estaban de nuevo juntos, quizás Jungkook se llevó más charla que TaeHyung, pero todo estaba bien, todo estaba dicho y todo tenía que volver a la normalidad dejando el pasado atrás. 

Por eso, esa noche, luego de dormir a sus pequeños, se dieron a la tarea de romper aquel gran paso que no se habían atrevido en estos días. 

Su habitación. 

Habían estado durmiendo en la que TaeHyung había estado utilizando todo este tiempo. Ambos querían abrirla pero sabían que sería un reto, esa habitación albergaba muchos recuerdos, sus recuerdos.

Estaban frente a la puerta que estaba decorada por una fina cadena y un candado que la cerraba. En la mano derecha del omega estaba la llave que la abriría, pero sus manos temblaban aunque estuvieran sostenidas por su alfa.

—¿Listo? —le pregunta su alfa.

—Eso creo...

Y con su mano temblorosa, se acerca al candado y quita el seguro. El alfa termina por retirar la cadena y la deja a un lado en el suelo, el omega vuelve a meter la llave que abriría la puerta y una vez lo hizo, ambos inhalaron con fuerza.

El aroma de ambos los golpeó al abrirse por completo la puerta. No era exagerado pero fue suficiente para que el omega se sintiera desfallecer. Su alfa fue rápido y lo sostuvo en sus brazos. Lo abrazó con fuerza sin llegar a lastimarlo.

El omega escondió su rostro en el cuello de su alfa y empezó a ronronear en este. El alfa sonrió y besó su cabeza.

—Lo extrañaba. —le dice TaeHyung, refiriéndose a la habitación—. Fueron muchos días que deseé entrar y sólo me quedé fuera de ella. Hasta que el olor ya no pasó fuera. 

El alfa sin saber qué decir, sólo lo abrazó tratando de transmitirle su afecto.

—Yo también lo hice. Extrañé todo. Este es nuestro pequeño nido, bebé. 

TaeHyung lo miró y le sonrió mientras asentía. 

—Sí, nuestro nido.

Se sonrieron con ternura y unieron sus labios en un beso cálido, saboreando de nuevo el contacto de estos.

—Hay que darle vida de nuevo a nuestro nido. —El omega asiente.

—Sólo un poco más. 

Le dice mientras vuelve a enterrar su rostro en el cuello del alfa y lo abraza con fuerza mientras aspira su aroma.

Eucalipto y menta.

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Estaban atrasados y ya era hora que pasaran por ellos. 

—¡Jungkook! ¿Ya?

—Sólo un segundo, amor. —le gritó en respuesta.

El omega esperaba abajo con su cachorro, terminando de revisar que llevaban todo, mientras que el alfa estaba en el cuarto del bebé. 

Él se había ofrecido a la tarea de cambiarlo y llevar su pequeña maleta.

La verdad no contada |KookV| [Omegaverse]Kde žijí příběhy. Začni objevovat