Prólogo

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El año estaba siendo prolífico en las tierras de Gusu. Los campos estaban dando buenas cosechas, así que los campesinos no pasarían hambre ese invierno. Los animales seguían sus ciclos vitales sin incidentes y el clima, aunque frío, cómo era habitual, estaba siendo favorable. Todo estaba en paz y en orden. Lan WangJi era el segundo hijo de los Lan. La familia que dirigía las tierras de Gusu. 

Como segundo hijo, se encargaba del mantenimiento de la mansión familiar, de recaudar las rentas para el reino y de ejercer la justicia cuando era necesario. Eran su tío y su hermano mayor, el heredero y líder de la familia, quienes vivían en la capital, sirviendo a su Majestad. Cómo noble que era, Lan WangJi había sido educado como un caballero. Y cómo tal sabía bien cuál era su posición en la familia. Se había retirado a los dominios de los Lan en Gusu desde el mismo momento en que termino su servicio obligatorio a la Guardia Real.

No le gustaba el ambiente de la capital y no se sentía especialmente predispuesto a servir a su rey. No después de haber visto lo suficiente de él. Durante su tiempo como soldado pudo comprobar que su comportamiento no se apegaba a las normas del decoro ni de la nobleza. Demasiadas veces tuvo que escoltar a doncellas fuera de sus aposentos y del castillo. Así que ocupar su lugar dentro de la familia Lan, retirarse al campo y mantener los dominios familiares le resultó una tarea agradable. Echaba en falta las conversaciones con su tío y su hermano, pero no lamentaba mantenerse alejado de la capital.

En su retiro, sus deberes eran variados y su tiempo se distribuía entre ellos según se iba necesitando. Su costumbre de levantarse al alba y acostarse con la caída del sol le mantenía muy activo. Mantener a la guardia entrenada, revisar y controlar los tratados comerciales, balancear y recaudar los impuestos o impartir justicia, eran algunas de sus actividades habituales. Y de algún modo, sobre todo durante los meses invernales, sacaba tiempo para tocar varios instrumentos y adquirir conocimientos de lo más variopintos.

Un día llegó una carta de su tío. Las noticias eran funestas. Su hermano XiChen estaba desaparecido. Un día XiChen había salido a atender un compromiso del que no volvió. Cuando su tío lo investigó, resultó que él jamás había llegado a su destino. Se había desvanecido en la nada. Los rumores apuntaban en una sola dirección: el malvado brujo Wei WuXian. El único en todo el reino capaz de hacer algo así. 

Lan WangJi no conocía a Wei WuXian más que de habladurías y rumores que había escuchado sisear durante su estancia en la capital. Un brujo malvado capaz de usar magia negra muy poderosa y que, por lo visto, no dudaba en vengar hasta la más mínima ofensa de forma terrible. En cuanto a su aspecto físico, los rumores se contradecían brutalmente. Desde un joven hermoso a y viejo con barbas. Lo único que parecían tener en común era el uso de vestimenta negra. Ciertamente no era un color muy habitual en la plebe. Sólo los monjes de cierta orden religiosa y algunos nobles podían costear el tinte. Así que cualquier persona que anduviese por ahí vestida de negro resultaba altamente sospechosa.

Lan WangJi no confiaba en poder hacer mucho desde su posición. Si alguien se había llevado a su hermano difícilmente lo habría arrastrado hasta una zona de bosques y montañas como aquella. Sin embargo, no iba a negar la petición de su tío de revisar las aldeas en busca y captura del terrible brujo. WangJi era un hombre honesto. Realizó la búsqueda con un grupo de guardias de forma sistemática y organizada. Sin forzar a los ciudadanos y sin usar la violencia. 

La mayoría de la población se lo tomó más cómo una revisión del estado de sus tierras más que como una investigación criminal, así que era habitual que los ciudadanos le resumieran el estado de sus tierras, animales, cosechas, despensas y las novedades en su familia. Al final de cada día Lan WangJi tenía un informe completo sobre el estado económico de las familias y las mejoras necesarias en cada aldea, así como un censo de la población, animales, cosechas y terrenos bastante ajustado, pero nada de información acerca del posible paradero de su hermano.

Pasaron varias semanas. Una tarde, en una de las aldeas más remotas, alguien le comentó que había visto a alguien viviendo en la vieja casucha de la abuela Nan. La señora era conocida por ser partera y había fallecido hacia ya algún tiempo. Nadie se había preocupado por sus pertenencias restantes, ya que además de escasas, eran ruinosas. La pobre anciana no tenía más que un cobertizo mugroso que le servía de techo bajo el que dormir y un pedacito de huerto donde plantaba hierbas medicinales que nadie a parte de ella sabía usar. Por lo que el lugar había quedado completamente abandonado tras su muerte. Después de todo ¿A quién le interesaría un establo medio derruido en mitad del bosque? Apenas servía para mantenerse seco en mitad de una lluvia.

Aun así, Lan WangJi se tomó la molestia de acudir hasta el lugar. Más pensando en echar un vistazo al sitio y sopesar si era una buena idea volver a levantar un puesto de refugio, si estaba lo suficientemente cerca de algún camino, que por investigar realmente. Sin embargo, en cuanto llegó comprobó que efectivamente estaba en mitad de la nada. El camino estaba desdibujado. Apenas podía llamarse un sendero marcado por el paso de la anciana o de aquellos que iban a solicitar sus servicios. Su escolta personal, formada por dos soldados, charlaba tranquilamente a sus espaldas. Nada indicaba peligro en el camino, los pájaros trinaban entre las hojas y los sonidos habituales del bosque les envolvían. Todo estaba en calma... hasta que el rebuzno estruendoso rompió el silencio...



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¡Hola gente! Planeaba publicar el primer capítulo a la vez que el prólogo, ya que este es bastante corto. Sin embargo, he tenido que aplazarlo porque no he llegado a revisarlo como se debe.

Ya lo siento, pero en vez de estar en casa estoy haciendo horas extras. Así que no estoy teniendo mucho tiempo para escribir. No se si seguiremos igual la semana que viene. Espero tener el primer capítulo listo para entonces. Ya os comentaré. Pero no os preocupéis, si no publico no es que me haya coronado, sigo siendo plebe.

En compensación he perdido un rato en hacer una portada XD No es el mejor de mis trabajos pero bueno, he hecho cosas peores. Si saco algo de tiempo adecentaré un poco la portada de "Ahora entiendo porque sonríe el emperador" que el pobre fic esta más bien cutre ahora mismo.

Espero que estéis llevando bien estos días y que mantengáis todas las precauciones. Cuidaos mucho. ¡Nos seguimos leyendo!

Intentar lo imposible, encontrar lo inesperado. [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora