-¡Guao! ¿Esto es un castillo?, ¿Eres una princesa de Disney?, ¿Mi mami va a ser el futuro príncipe?- Preguntaba la niña al ver el gran hogar de su nueva amiga.
-Nayeon, la señorita Myoui no es una princesa, creo...
-Sí que lo es mami, sólo mira la gran puerta.
-No- Dijo Myoui Mina- No soy una princesa, pero puedo fingir ser una -Agregó.
-¿En serio Mina?-Preguntó Nayeon con mucho entusiasmo.
-Sí... Mejor entremos así les puedo mostrar sus habitaciones- Así Mina guió a la pequeña niña y a su madre a la gran casa de ella.
Al entrar, tanto Chaeyoung como Nayeon quedaron atónitas, nunca habían visto una casa tan grande en sus cortas vidas. No entendían como su amiga podía ser dueña de todo esto o como lo había conseguido.
-¿Segura que no eres una princesa?-Preguntó entre risas Son- Es un palacio...
-No lo soy...Ya verás que soy, pequeña.
-¿Ok?.
-Muy bien, mejor vayamos arriba donde está la pequeña habitación de Nayeon-Mina subió unas largas escaleras seguida de la niña y su madre, cuando llegaron arriba, Mina caminó por un largo pasillo hasta llegar a una gran puerta color café. -Ésta es la habitación de Nayeon, espero que te guste pequeña-Dijo tocando la pequeña nariz de la niña.
-¡Gracias princesa Mina!- Gritó la niña, ésta abrió la puerta para dar a conocer una bella habitación color amarillo. Tanto la niña como Chaeyoung no podían creer lo que estaba pasando.
La habitación contenía un gran pato de peluche, uno que Nayeon tomó en sus manos y corrió hasta donde estaban Mina y Chaeyoung.
-Unnie -Dijo apropiadamente la madre -Lamento que estemos aquí y que nos dé un lugar para dormir, no nos merecemos tantos lujos-Agregó entre murmuros.
-¿Pero qué dices? Sé que te esfuerzas mucho por ayudar a tu pequeña niña y la amas demasiado, merecen que alguién las trate por una vez en la vida como se lo merecen. Quiero que sean felices, quiero que Nayeon sea feliz -Mina, tomó entre sus brazos a la pequeña y le brindó un fuerte abrazo a la niña y a la madre (Esto hizo que la madre se sonrojara demasiado).
-Vamos a cenar, es un día muy cansado para ustedes. Quiero cenar helado, ¿Y ustedes?.
-¡Síp síp!.
Así todas bajaron a cenar, algo que fue divertido entre risas y cuentos.
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