Capítulo 5: ¿Qué camino vas a seguir?

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Durante un momento nos quedamos en puntos suspensivos. Un trueno quebró ese silencio que no nos parecía incómodo. De repente y de a poco un poco acelerado, fue como si esos puntos suspensivos hicieran pequeños sonidos que empezaban a hacerse más y más sonoros. No eran puntos suspensivos ni puntos y coma ésta vez. Era una lluvia de gotas anchas que rápidamente se apresuraba a hacer notar su presencia.

¿Qué hacen dos personas en medio de la lluvia? Sé en donde nos quedamos en el capítulo anterior. No. No hay beso debajo de la lluvia, hay un "corre por tu vida porque ese relámpago que se acaba de proyectar en el cielo anuncia un estruendoso trueno".

Pensé que debía correr debajo de un árbol, y casi lo hice, pero Yun me tomó rápidamente de la mano y comenzamos a correr.

—Acabo de olvidar cómo era el poema— le dije mientras corríamos.

—Yo tampoco me acuerdo lo que inventamos.

Ambos nos reímos mientras la lluvia se reía de nosotros.

Corrimos unos minutos hasta que encontramos un techo en una galería de ropa que ya tenía las tiendas cerradas, pero su amplio pasillo se encontraba abierto para que la gente que anda en la noche vea cosas caras y a la mañana siguiente tenga ganas de comprarlas. O eso era lo que me hacía pensar.

Allí estábamos, mojados. Yo más que nada. Yun tenía puesta su campera que al parecer era impermeable, y se había puesto hace rato la capucha. Yo, por mi parte, me había atado la mía a la cintura, y ahora estaba empapada. Por suerte el bolso de él y mi mochila eran impermeables, por lo que nuestras cosas estaban seguras.

Parecía que Yun solo tenía mojado parte de sus zapatillas. Yo, en cambio, tenía mi ropa pegada a mi cuerpo por la lluvia, literal.

Antes de que podía darme cuenta, Yun ya se había sacado su campera y me la estaba poniendo en los hombros.

—Ponétela o te vas a resfriar muy mal.

Me desanudé mi campera de la cintura y me coloqué bien la de él.

Él miraba por la vereda, probablemente esperando ver un taxi. Pero no parecía pasar ninguno.

—Realmente fue un día muy entretenido. De verdad disfruté pasarlo con vos.

"Oh, no", pensé en mi interior... ¿es éste el adiós?

—En cuanto pase un taxi podremos volver al hotel.

Algo comenzó a molestar en mi mochila. Era mi celular vibrando y brillando. Yun se dio cuenta de que tenía una llamada.

—Sentite libre de contestar— me dijo sonriendo mientras se aljaba un poco.

Miré la pantalla. "Julián".

Me alejé lo suficiente de Yun, lo suficiente bajo techo que esa galería me permitía. Me puse los auriculares para escuchar mejor, ya que la lluvia era muy fuerte.

— ¿Hola?— contesté.

—Ya estoy aquí. No estaba seguro de que llegaría a tiempo. ¿Seguís en Buenos Aires?

—Si.

—Creo que tenemos mucho de qué hablar, y hay una tormenta fuerte. Pasá la noche conmigo. Hablemos.

Titubeé.

Me sentí molesta de algún modo. ¿Por qué aparecía ahora tan de repente, ahora que por fin comenzaba un poquito a olvidarlo?

—Por favor, no te vayas sin que hablemos. — me dijo.

—No sé si quiero hacerlo.

— ¿Qué cosa?, ¿Irte o hablar conmigo?

18 horas para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora