Sonríe. Te amo.

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Me fascina verle. Me encanta sentirle. Me vuelve loco escucharle. Lo amo tanto.

-¡Deku idiota! Más te vale estar poniendo la mesa y no perdiendo el tiempo. ¡Ah! ¡Estúpido horno!

Me sobresalté y seguí poniendo los dos platos y dos vasos en la mesa. 

La luz del comedor estaba más tenue que la de la cocina, donde estaba Kacchan sacando del horno la cena de esta noche. 

Me había quedado absorto viéndolo ir de un lado a otro en la cocina, con un mandil blanco (un poco manchado) atado a su cintura, en pijama y el cabello desordenado.

Casi al instante en que puse el último tenedor al lado de uno de los platos, Kacchan salió limpiándose las manos con un paño de tela.

No pude evitar sonreír y dirigirme hacia él para abrazarlo y darle un leve beso en la mejilla a lo que el contestó recargando su frente en uno de mis hombros.

Era como algo nuestro, un gesto que conocíamos y que sabíamos que demostraba todo el amor que nos teníamos.

Hace poco que nos mudamos juntos, y por lo tanto, este día es nuestro primer San Valentín en esta situación.

-Deku, ¿porqué carajos traes la chaqueta de la preparatoria puesta? - Kacchan se irguió y me miró confundido, con su típico ceño fruncido.

Yo solté una risita divertida y miré hacia arriba como gesto pensativo, tratando de hacer memoria.

-Lo encontré mientras ordenaba - dije mientras le volvía a mirar, tratando de sonreír lo más inocente que podía, porque sí, esa no era la razón del porqué lo llevaba puesto. Y claro, Kacchan no me creía. Sabía leerme perfectamente pero necesitaba que lo creyera al menos un poco más. -¡Kacchan! Es la verdad - hice un puchero con mi boca - además, ya es hora de cenar, ¡vamos! ¡muero de hambre!

Le tomé del brazo a pesar de sus reclamos y nos dirigimos a la cocina. 

A regañadientes tomó algunos alimentos y los llevó a la mesa, mientras yo tomaba otros más y le seguía el paso.

Quizá todos se imaginan las cenas románticas como algo lujoso, donde ambos se visten con su mejor ropa y la cena se realizaba en un lugar totalmente exclusivo con comidas y bebidas extremadamente caras y deliciosas; a la luz de las velas y pétalos de rosas esparcidos en el mantel. Algún tipo tocando el violín con un esmoquin y camareros que eran muy cuidadosos al servir la champán en las finas copas de cristal.

Cada vez que pensaba en algo así me ganaba la risa.

-¿Qué te pasa Deku? - Kacchan entró nuevamente a la cocina a dejar el mandil y regresó para sentarse a un lado de mi en el comedor.

-Te imaginé con un gran vestido rojo y labios pintados del mismo tono, con pendientes y guantes blancos cubriendo tus delicadas manos. - a penas pude aguantar la carcajada, porque esa imagen era la que complementaba mi escenario mental. 

Un Kacchan vestido de mujer elegante, maldiciendo a diestra y siniestra mientras medio rompía aquella prenda ajustada a su cuerpo lo que provocaba que una de sus muy bien marcadas y musculosas piernas se asomara por entre la tela desgarrada.

-¡¿Qué carajos estás pensando?! - me tomó del cuello de la chaqueta y mientras yo no paraba de reír lo más fuerte que podía. Incluso algunas lagrimas se me estaban escapando. 

"Eres un inútil, ¡jamás podrás ser un héroe Deku bastardo!"

El momento en que Kacchan y yo nos encontramos en esa situación, no pude evitar recordar los gritos y maltratos que alguna vez sufrí por su parte.

Sonríe. Te amo. [KatsuDeku One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora