Flowers & Crowns [MDZS-Wangxian]

-Capítulo I_Parte 1-

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  ~Recuerdos de Unión~

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Los pueblos cercanos a Yiling eran considerados como ajenos al caos del mundo, pues casi nunca tenían problemas con fantasmas o monstruos malvados que buscaban devorar personas, no tenían cultivadores ni eran las tierras de algún clan de cultivo de o de algún reino. El más cercano era el Reino del Loto, Yunmeng, pero era territorio sin reclamar o "Tierras de Nadie". La gente era muy humilde y sobrevivían a base del comercio, vendiendo los vegetales y frutos que cultivaban en sus tierras verdes y fructíferas.

Era el lugar perfecto para que una familia se asentara pues la gente era amable en su mayoría y casi nunca habían problemas entre los habitantes. Un buen ambiente para padres con hijos pequeños que deseaban vivir en un lugar tranquilo y apartado de los conflictos políticos y sociales que las aldeas pertenecientes a los prominentes clanes o a los poderosos reinos tenían en demasia.

La pareja conformada por dos cultivadores errantes no eran la excepción al resto que prefería alejarse y vagar por el mundo. El hombre de la pareja, de nombre Wei ChangZe, era un cultivador joven de largos cabellos negros y túnicas gris claro, de rasgos bien marcados y de actitud calmada que se casó a los veintiún años con una mujer hermosa llamada Cangse SanRen. Ella era la personificación de un torbellino, un espíritu libre y de actitud desvergonzada, se había vuelto cultivadora a una corta edad y había vivido en las montañas pertenecientes a la inmortal y poderosa BaoShan SanRen, una mujer que llevaba muchos años cultivándose en soledad en alguna parte, aunque cada cierto tiempo tomaba a alguien como su alumno y al final eligió a la atrevida Cangse SanRen.

La gente contaba que BaoShan SanRen había alcanzado la iluminación celestial al igual que la inmortalidad espiritual, a base de cultivar por años en soledad. La mujer también sabía magia y se había convertido en una imagen de poder y sabíduria ilimitados.

Exisitían tres rangos en la magia; Brujos, Magos y Hechiceros. Y aquella cultivadora había conseguido llegar al rango más alto, al que pocos conseguían aspirar. Cangse SanRen fue por el mismo camino pero, digna de un espíritu libre, decidió descender de las montañas y al final, conoció al sereno Wei ChangZe, con el que se casó varios años después.

Se conocieron durante un evento social al que ambos habían sido invitados, la mujer se había convertido en un figura reconocida por sus habilidades y belleza sin igual, mientras que el otro era un amigo cercano del príncipe de uno de los Reinos, Yunmeng. Jiang Fengmian, en ese momento un joven de veinte años y próximo heredero al trono, fue obligado a asistir a aquel evento por su padre y, como sabía que se aburriría, decidió arrastrar consigo a su mejor amigo que no tuvo de otra que aceptar.

En el evento estaban los Reyes y sus primógenitos, al igual que Líderes de Clanes famosos y otros nobles. A pesar de la renombrada concurrencia, cierta mujer de cabellera azabache, ojos esmeraldas y túnicas blancas, había llegado tarde, en medio del banquete, interrumpiendo la amena charla de toda esa gente importante. La chica apoyó una de sus manos sobre la pesada puerta de madera que el Reino Lanling de Jin tenía para ofrecer en su salón de fiesta, una sonrisa parecía vivir permanentemente en sus labios rosados y, sin una pizca de vergüenza por haber llegado tarde, exclamó;"—¡Santo cielo! ¡Qué viejos están todos!—" Para seguido estallar en carcajadas que ocultó detrás de una de sus mangas, entrando al salón al cántico de "es broma, es broma".

Los Reyes se miraron entre ellos y decidieron encogerse de hombros mientras intentaban no sentirse ofendidos por el comentario de la muchacha antes de continuar bebiendo el licor que se había quedado a medio camino a sus bocas. Tenían constancia de la actitud de aquella cultivadora, pero no se esperaran que fuera tan descarada para llegar tarde a ese evento real e interrumpir el banquete. Aquellos más ofendidos eran dos personas del Reino Lan; El Rey y uno de sus hijos, Lan Qiren, que bufó por lo bajo mientras su hermano reía con una calma sorprendente.