Capítulo 4. La audiencia

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Llegue a la habitación del hotel donde me hospedaría, pedí algo para cenar y me puse rápido a estudiar todo el caso. Antes de salir de la casa del señor Hurt, Diego, su mayordomo me había dado todos los documentos necesarios para el caso. En el habían nueve expedientes de denuncia por supuesto asesinato de parte de Hurt, con testimonios de personas que conocieron a las víctimas y que aseguraron que días antes de morir, contaron haber soñado con el, seis de ellas sin nisiquiera conocerlo. La primera denuncia había sido hace ya tres meses, se trataba de la muerte de una joven enfermera y que al parecer fue quien atendió a la esposa de Hurt cuando está había dado a luz a la pequeña hija. La relación había sido únicamente de enfermera a cliente, nada fuera de lo normal. La joven le había contado a su madre que había soñado con un señor que había visto en el hospital, días después la joven enfermó y menciono que seguía viendo en sueños a Hurt, cuando al fin falleció la madre decidió indagar y después hablar personalmente con el acusado. Según mi opinión, al ver el estatus económico pudo haber querido sacar provecho de aquella situación y demandó. Así sin más, si nada en concreto. El segundo caso fue más complicado, era un señor ya grande que trabajo anteriormente de jardinero en la casa de los Hurt, duro solamente un año hasta que un día le menciono a uno de sus hijos haber tenido un sueño muy extraño en dónde Julián Hurt hablaba con el. A los tres días el señor falleció de un paro cardíaco. El hijo al ver que Hurt ya tenía una denuncia decidió hacer lo mismo. Al haber sido un contacto más directo entre víctima y acusado las autoridades abrieron una carpeta más de investigación más a fondo que la primera, el caso se dió a conocer por primera vez en televisión y prensa y fue entonces que a los días siguientes surgieron más demandas. Aún así, con todo esto, desde mi punto de vista. Era un caso para ganar hasta con los ojos cerrados.
Leí todos los expedientes una y otra vez hasta memorizar todo, al fin de un rato, me di un baño y me fui acostar, eran ya las once de la noche, hice unas llamadas a mi despacho en Mexicali y entonces me quedé dormido. Caí en un sueño tan profundo que se pasó volando. Los rayos del sol entraron por la ventana golpeando mi rostro, tarde unos segundos en comprender que ya era tarde, cuando lo hice rápidamente me puse en pie revise mi reloj. Las nueve veinte de la mañana. No podía creerlo, la audiencia comenzaría en diez minutos y yo apenas me estaba levantando. Cómo pude me arregle y aliste las cosas, mientras pedía un taxi a la recepción. Nunca en mis más de diez años de trabajo se me había echo tarde, siempre era de los primeros en llegar a la oficina, tal vez el pequeño viaje de una ciudad a otra me había cansado, si, debía ser eso.

Llegue a las diez en punto de la mañana, para mi fortuna, la audiencia se había demorado porque esa mañana hubo un apagón por el sobrecalentamiento en la red eléctrica, supongo que por los calores que se habían estado registrando. Fue un alivio. Al llegar ya se encontraban el señor Hurt y Diego a quienes les había llamado para avisarles de mi pequeño retraso

-Cuanto lo siento, nunca me había pasado
-Tuvo un sueño profundo, ¿Durmió bien?
-Como un bebé

La audiencia comenzó con la parte acusatoria, nueve abogados en mi contra, cada uno externando lo más mínimo posible ante un caso perdido para ellos, supuse que al no encontrar nada ellos optarian por una explicación real por parte de mi cliente (y a decir verdad, yo también) sin embargo el juez al escuchar nuestra versión y ante la falta de pruebas decidió dar por terminada la cita y dejar un lapso de treinta días para una nueva demanda en contra, de no ser así, procedería a cerrarse todo acto legal en contra del señor Hurt.

-Fue más fácil de lo que pensé, es usted muy bueno haciendo esto señor Blancas
-Bueno es que no hay mucho por hacer, creo que todo esto se volvió más un show por parte de los medios que por cierto, están afuera del juzgado esperando la nota del día
-No me gustaría que me vean, como le dije, detesto todo esto, salir en las cámaras me enferma, yo iré por la puerta de atrás, lo veré en mi casa en un momento
-Claro, dejémelo a mí, ya me haré cargo

Al salir, una decena de periodistas me abordaron, haciéndome todo tipo de preguntas, las cuales fui resolviendo una por una, tratando desde luego de no manchar la ya manchada imagen del señor Hurt. Al terminar aborde el taxi que me esperaba y me dirigí a la recidencia dónde ya me esperaban. Mientras viajaba, un pequeño bostezo me hizo cabecear un poco así que decidí hacerle algo de plática al taxista para no quedarme ahí dormido.

Veneno Para SueñosWhere stories live. Discover now