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002. San Valentín Accidentado / Rosstrange

-¿Me estás invitando a salir?-dijo Everett sonriendo con su mirada clavada hacia el hechicero supremo. Aquel apodo no le relucía a decir verdad.

-Sí-soltó. Fingiendo desinteres. No me gustas agente Ross, hombre medianamente guapo, no deseo llevarte a el templo para besarte hasta soplar a la luna. Agente, enserio que no me encrispa en lo absoluto- ¿Nadie le habia invitado a salir?

Everett negó con la cabeza. Mintiendo. Su lista era casi larga, abundante de féminas y de unos pocos hombres. Todos rechazados.
Sin embargo, jamás un superheroe. O bueno, alguien de misteriosa magia como el Doctor Stephen Strange.

Su capa de levitación y su entrada digna de película llamó su interes suficiente para investigarle. Se conocieron en una situación amena, simple, solo se preguntaban ciertos temas; hasta la hora de la despedida. Sonrió a todos, mientras ordenaba sus archivos con diez temas comiendole la cabeza.
Pero en un descuido de concentración, devolvio su mirada sobre aquel misterioso hombre, que conversaba con el pequeño Peter Parker.
No se dió cuenta del radar que tenía Strange hacia todos en la sala, y que había sido pillado observandole.

Dispuesto a marcharse, sostuvo sus cosas y se ordenó su cabello. Debería de ir al peluquero más tarde...
Revisó su celular después de esas horas. Miro extrañado el día. Era San Valentín; con razón que varios se fueron mientras tuvieron la oportunidad.
-Buenas tardes-escuchó. Una voz grave y muy britanica, le tomó de sorpresa. Le sonrió de igual manera. Tal vez aquel mago se dió cuenta de su mirar.

-Buenas tardes- dijo apunto de marcharse...- ¿Eres aquel cirujano, no es así? he escuchado mucho de tí ultimamente después de tu pelea con Dormammu. En mi división hablan mucho de eso.

Su conversación continuó veloz, como se debia hacer, y se alejaron poco a poco, despidiendose. Everett tenia muchas cosas que hacer.

-Oh-sonrió, como un perrito enamorado-Hoy te llevo a comer.

El agente rió de vergüenza, nadie había sido tan directo con él en la vida. Se ganarían un golpe si fuera así.
Sin embargo, asintió y preguntó por la hora. ¿A las seis y media? Ya son las seis y media; bueno, entonces, proponla tú.
Ross soltó una carcajada, Stephen era como un niño, o tal vez como un bebé.
Enserio, enserio que me gusta, se decía el doctor viendo la carcajada de su interés hacía él.
Bueno, sí, había dicho algo muy tonto, viendo desde el punto que en realidad él le ha invitado...

-Ocho en punto, ¿Te parece bien? Te esperaré en mi casa- dijo rapido, tomo las riendas Ross escuchando golpes en la puerta. No le podían ver a Strange.

-Anotado-entendió el cirujano, viendose por su bien, de él y el agente, abrió un portal, entrandose en él sin dudar y seguido por su capa.

Pasaron los minutos, y mientras Stephen se arreglaba, como el buen amante que era; Ross se incomodaba de tanto papeleo. Era ya molesto. Se tendría que haber ido hace una hora.
No le gustaba su trabajo del todo, pero igual ganaba mucho y qué se le iba a hacer.
Sin embargo, su ansiedad se empeoró al ver que faltaban diez minutos para su cita. Cuanto lo lamentaba...
Le envió un mensaje a Strange, diciendole que se demorará, que tomo su tiempo, está atrapado en su estudio. Que tal vez me han encerrado aquí.
Pasaron horas, casi rozando las diez, llegó a su hogar. No había nada ni nadie. Revisó su celular.
No le había respondido.
Suspiró, como las pocas citas que tuvo, todo era igual. Siempre tenía una pésima suerte.

-Buenas noches-escuchó en la cocina, llamado por el olor a comida- Me parece una falta de respeto que hayas llegado tan tarde. Pero, de igual manera, hize la cena. Limpié todo, si te molestas por esto.

Eso era nuevo. Tenía muchas preguntas. Y mucha hambre.
Everett, cabeza gacha, se disculpó y agradeció. Se sentaron los dos en la mesa bien decorada.
Strange cocinaba horrible, se le había quedado la mitad. Pero él tampoco era el Rey de España, asi que, continuó hasta dejar el plato vacio.
Aquello sorprendió demasiado a Stephen. Pues él sabía que toda la receta de su comida estaba mal, y se había distraido un par de veces.

Agradecieron y ordenaron. Prendieron la televisión y se echaron juntos.
Tuvieron una conversación un poco más íntima.
Que cuantas novias tuviste, si tienes un interes rómantico, ¿qué película quieres ver? Este último, obviamente de Ross.
Pusieron, sin embargo, una de esas películas clásicas, el Titanic.
En cambio, en vez de ver la misma tele, se preguntaban mutuamente cosas sin sentido, burlandose de aspectos del otro, mientras tomaban copas de vino poco a poco.

-Tienes el maldito mismo corte de Tony Stark, cuanto te apuesto que fueron al mismo barbero- preguntó, pasadas casi las doce, Everett echado en su sofa, con la cabeza de el doctor en su diafragma. De la nada parecían unos tórtolos enamorados que se conocían de toda la vida.

-Pues... no lo sé, no tengo idea. ¿Te imaginas la suerte de conocer a dos superheroes y cortarles el cabello? Podría ser un perfecto villano-rió Strange, mientras disfrutaba los masajes en su pelo. Mirando hacia arriba, quería voltear y besarle. Se estaba acabando el tiempo. Y el vino. Y su embriagamiento. Y su catorce de Febrero- Hey.

El doctor, estaba encima de Ross, con su aliento tan pegado que podía escuchar su pulso. Solo un beso, solo uno, y se marcharía. Esta noche, por favor.
Everett, medio escuchando su suplica, medio leyendo su mirada, abrazó el cuello y le besó torpemente. Al contrario de Strange, él sí había tomado mucho.
Y eso le preocupó al ex cirujano, como cualquier persona haría. ¿Y si olvida esto?
Lo haría, sí. Él no estaba en sus casillas. Stephen iba a estar con él toda la mañana, hasta que despierte bien. Hasta que le recuerde y lo bese de nuevo.
No quería aceptar que necesitaría los besos de Everett pot toda su vida.
Agente, enserio que no me encrispa en lo absoluto, repetía.

Palabras: 1008
Tenía esto en borradores, no está terminado del todo. Pero quería sacarlo a la luz JSJSS.
Quería escribir de estos dos hace mucho tiempo porque los AmO ✨💕💓💞